Historia del cine de terror en España

CINE DE TERROR A LA ESPAÑOLA

Historia del cine de terror en España

Por Maribel Baena

El 30 de Noviembre 2017 | 21:50

A veces olvidamos que el cine español es importante, que potenciarlo y dotarlo de protagonismo es fundamental para que este siga prosperando.

Durante mucho, muchísimo tiempo, el cine de terror en España fue ese gran olvidado. Estaba censurado, y no tenía oportunidad ninguna de crecer en condiciones; no debemos olvidar jamás que nosotros fuimos de una dictadura a una Guerra Civil, y de esa Guerra a otra dictadura (pasando por algunos momentos de calma, eso sí). Los inicios del siglo XX fueron muy complicados para nuestro país, que apenas encontró consuelo en las artes. Fueron tan difusos que, pese a que podemos hablar de cine de terror como tal, este ni siquiera se produjo en España.

Segundo de Chomón

Estamos hablando del aragonés Segundo de Chomón (Segundo Víctor Aurelio Chomón y Ruiz), que no tuvo más remedio que poner en práctica todo su arte en el país vecino. Este cineasta español fue muy conocido, y destacó sobre todo con sus cortometrajes de cine mudo; tal fue su calidad y su creatividad que incluso llegó a ser comparado con el famoso Méliès.

Fotograma de Segundo de Chomón

Segundo viajó a París durante toda su vida, y acabó volviendo allí, dispuesto a poner en marcha todas las ideas que tenía en mente. El hecho de que en Francia valoraran realmente su arte y tuvieran una mejor tecnología que en España fue incentivo más que suficiente para quedarse allí durante muchos años.

Esto fueron una especie de inicios para el cine de terror español, para lo que vendría después. No solo Chomón, con sus cortometrajes, sino también Joan María Codina con 'El protegido de Satán' o Miguel Ballesteros con 'Fue una pesadilla'. Pero no fue hasta el año 1962, durante ese tardofranquismo, que el cine de terror español despegó de verdad. Fue ahí cuando comenzó a hablarse del fantaterror. Antes de eso, el cine de terror estuvo bastante coartado por la precariedad económica, por la falta de medios y, sobre todo, por un país que no se encontraba en una situación próspera.

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