RPG CON ELEMENTOS BÁSICOS

Análisis de 'Forspoken' para PC; una epopeya sin rumbo

Square Enix sigue sin acertar a pesar de recurrir a fórmulas clásicas y mecánicas más que conocidas.

Por Marco Gonzálvez 24 de Enero 2023 | 15:00

Square Enix ha tenido la oportunidad de poner uno de sus títulos en primer plano para abrir un 2023 que promete grandes lanzamientos. Dicha oportunidad la ha aprovechado para dar salida a 'Forspoken', un videojuego que llevábamos esperando con bastante entusiasmo desde que se presentara bajo el nombre en clave de 'Project Athia' con un teaser bastante espectacular. Lamentablemente, no hay nada en el juego que hoy tenemos entre manos que esté a la altura de lo que evocaba aquel primer vistazo.

Un cataclismo anunciado

El principal atractivo de este lanzamiento era, por supuesto, estar amparado por el equipo de Luminous Productions, principales responsables de 'Final Fantasy XV', un título que generó opiniones muy diversas entre seguidores de la mítica franquicia de rol, pero que tenía no pocas virtudes y encantos para atraer a jugadores de todo tipo. Una vez más, tampoco se ve mucho de lo que estos japoneses fueron capaz de hacer con aquel título en esta nueva IP que es 'Forspoken'.

No parece de recibo comenzar a hablar del juego en un tono pesimista antes de haber entrado en los cimientos del mismo, pero desgraciadamente la tragedia de 'Forspoken' se estaba viendo venir con los últimos vídeos del juego y se acaba confirmando una vez lo tienes entre manos.

La protagonista de esta peculiar historia es Frey, una joven neoyorkina que fue abandonada de bebé en un puente de la ciudad y que creció como buenamente pudo. Su necesidad de recurrir a delitos varios para salir adelante acaba llevando a nuestra "heroína" a una situación límite. En ese punto donde nada puede irle peor, se acaba encontrando con un misterioso brazalete que la transporta a un lugar muy lejos de su hogar.

Tras el incidente acabamos en Athia, una tierra de fantasía medieval donde Frey no podría estar más desubicada. Afortunadamente (aunque igual no es la forma correcta de decirlo) nuestro brazalete habla. Sea lo que sea lo que posee a este accesorio, es alguien que conoce este mundo y deberá guiar a Frey en su camino de vuelta a casa. Que ambos personajes se odien a muerte y se pasen toda la aventura, demostrándoselo mutuamente podría resultar un contrapunto cómico bastante curioso a una historia que, por otra parte, pretende ser seria y dramática casi todo el tiempo (aunque solo lo pretende).

Los comentarios de dichos personajes son tan recurrentes y repetitivos durante la aventura que hasta el propio juego permite ajustar la frecuencia con la que ocurren. No es que sean molestos como tal, pero no hay suficientes como para rellenar un videojuego de mundo abierto donde cada acción hace saltar un comentario de Cepo, pues así es como Frey decide bautizar a la criatura a la que está encadenada.

Minar la moral de Frey y actuar como GPS no es lo único que Cepo sabe hacer, pues también dota a su nueva amiga de una serie de poderes que la convierten en toda una heroína. Resultan bastante útiles si tenemos en cuenta que Athia está al borde del colapso, una energía corruptora ha aniquilado a casi toda la población, convirtiendo a los athienses en criaturas abominables llenas de ira. El único reducto de humanidad se encuentra en Cipal, una ciudad que Frey intentará usar para volver a casa, al menos al principio. La joven acaba tan metida en los asuntos de este pueblo que pronto se verá convertida en la única esperanza del reino para derrocar a las Thantas, las culpables de todos los males que asolan Athia y antaño sus todopoderosas protectoras.

Bajo esta premisa nos lanzamos en picado a un mundo abierto con la estructura más clásica que podamos conocer. Aunque por extensión estemos ante un mapa bastante prometedor, lo cierto es que el relleno que han utilizado en Luminous no podría resultar menos estimulante. Tenemos todos los clásicos imaginables. Desde las atalayas para desbloquear iconos a completar en el mencionado mapa, hasta combates faltos de emoción o diversión alguna.

En los combates conviene pararse, porque hay ingredientes de sobra para cocinar algo muy potente aquí. La cantidad y variedad de hechizos que Frey puede conseguir es abrumadora y realmente diversa. Hay cuatro elementos en total y en cada uno de ellos un buen puñado de poderes ofensivos y defensivos. Se pueden combinar de formas muy originales y saltar de unos a otros es sencillo y muy divertido. Además, no solo para combatir hay poderes, también los hay para desplazarse por el mundo y aunque no todos los que hay para este efecto están igual de bien pensados, los más importantes funcionan realmente bien y resulta muy divertido y agradable moverse por los escenarios del juego saltando, corriendo y flotando. Recuerda a las sensaciones que evocaban juegos como 'inFAMOUS' (especialmente 'Second Son') o 'Prototype' a la hora de movernos por sus mundos abiertos.

El problema viene del lado de unos enemigos genéricos que rara vez ofrecen desafío alguno o nos obligan a ser creativos con nuestras habilidades. Además, para cuando tenemos todos los hechizos posibles ya quedarán pocos retos que superar (salvo que hayamos pasado de casi todo el contenido del juego hasta el final). Mención especial merecen las Thantas, jefes finales del juego y combates, por lo general, bastante satisfactorios. Tanto la personalidad de estos personajes como su relación con la historia de Frey y la manera de enfrentarlas es de lo poco memorable que podríamos encontrarnos en 'Forspoken'.

Aun con aciertos puntuales es bastante difícil defender a 'Forspoken' como algo más que una de las primeras decepciones del año, porque lo que esperábamos de él era mucho más e incluso si no hubiera sido lo que nuestras expectativas anticipaban aún podría haber sido un juego muy disfrutable a poco que se centrase. En el desarrollo del juego parece no haber habido un rumbo establecido nada claro y al final todo lo que el juego ofrece parece ser lo mínimo posible para defenderse y conseguir un aprobado general en casi todos sus apartados.

Del equipo de Luminous esperábamos, al menos, un despliegue espectacular en lo visual. Cuando el estudio responsable del juego comparte nombre con su motor gráfico propietario, se espera que dicho juego aproveche ese motor de maneras sorprendentes. No es el caso. A ver, sí, hay momentos de uso de partículas que sorprenden un poco y el uso de los hechizos gana bastantes enteros por lo visual. Del resto, hay poco que salvar. Los escenarios son desastrosamente genéricos y están preocupantemente vacíos. No hay encanto alguno en el mundo de Athia y quizás ese sea uno de los puntos que más apenan de todos los fallos de 'Forspoken'.

A los problemas de base del juego hay que sumarles los de la versión que hemos jugado, la de PC. En esta plataforma el rendimiento del juego es ridículo. Por primera vez me he visto recurriendo a vídeos explicativos sobre qué quitar y qué dejar en la configuración gráfica para conseguir unos tristes 60 fotogramas por segundo estables en un equipo con una 2080 Super y un Ryzen 5 3600X. Hay que sacrificar bastantes detalles gráficos para conseguir una experiencia fluida, pues es más importante el rendimiento que la calidad en un juego donde el movimiento es tan importante.

Conclusión

Suele suceder que a finales de año, cuando toca hacer listas y recapitular, los juegos que salen en enero nos quedan muy lejanos y olvidamos incluso los que eran muy buenos. En el caso de 'Forspoken' no habrá que esperar tanto, es posible que ya nos cueste recordar su existencia en junio.