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Análisis 'POSTAL Redux' para PC, la redención de un clásico frenético

ANÁLISIS

Análisis 'POSTAL Redux' para PC, la redención de un clásico frenético

Oriol Vall-llovera Por Oriol Vall-llovera

El 8 de Junio 2016 | 12:38

Aunque la versión para PS4 tardará bastante en llegar, ya hace un par de semanas que hemos podido disfrutar de este 'POSTAL Redux', el remake/remasterización de un gran (y violento) clásico.

Aunque a muchos les costará creer lo que os diré ahora, debéis saber que aquel controvertido juego de acción en tercera persona que apareció en PC allá por el año 1997, y cuyo nombre en clave fue 'Postal', en realidad disfrutó de una fama y un éxito arrollador entre la comunidad de jugadores. Tanto, que incluso a día de hoy, no hay prácticamente un fanático de compatibles que no lo conozca. Y eso que, película de 'Uwe Boll' aparte (de calidad más bien discutible), tampoco es que la saga haya disfrutado de demasiadas entregas. De hecho, solo tuvo una secuela en 2003, que de paso cambió radicalmente el aspecto jugable del título. Lo que sí era igual en ambos fue el pretexto: usar un argumento con tintes satánicos y de fenómenos paranormales para poder excusar al loco protagonista de nuestra aventura: un sádico muy chulo (que en parte recuerda al protagonista de 'Duke Nukem') que ha perdido la cordura cuando el banco le entabla un juicio hipotecario. ¿Cómo reacciona? Sencilla y rotundamente: matando a todo aquel que se cruza en su paso. Un juego bastante violento en su época (hoy en día, excepto ciertas partes, no sorprende tanto) que llegó a protagonizar muchas polémicas en navidades de aquel 1997.

Análisis Postal Redux 1

El 'Carmageddon' de a pie

Y la comparación no es precisamente absurda, teniendo en cuenta que la saga 'Carmageddon' también vuelve a estar de moda por haberse anunciado el lanzamiento del futuro 'Carmageddon: Reincarnation'. Así pues, bien podríamos decir que este nuevo 'POSTAL Redux',a la venta en Steam desde el pasado 20 de mayo (y que también llegará a PS4 antes de acabar el año) no es más que una espécie de 'Carmageddon' de a pie, en la que en vez de usar un coche para nuestras "carnicerías", vamos andando en el que sería el típico juego de acción en tercera persona con vista isométrica. Pero ojo, no es uno cualquiera, sino la remasterización/remake de aquel título original del 97. Un juego en el que, más allá de la parte violenta en la que se basa el argumento, en realidad no dista demasiado de cualquier juego de acción en la que enfrentarnos a múltiples enemigos. Solo que en este caso, en vez de zombies o aliens, como ocurre en dos juegos muy similares como 'Dead Nation' o el más reciente 'Alienation', aquí los enemigos son la fuerza de la ley que intenta pararnos por un lado, e inocentes que podemos dejar o no con vida por otro.

Análisis Postal Redux 2

He aquí una de las gracias de que la parte "polémica" puede ser censurada por el propio jugador si así lo desea. Porque como al fin y al cabo, el título no tiene argumento alguno más allá del pretexto comentado antes, la verdad es que si no disparas a ningún civil ni siquiera diferencias el juego de uno que no sea violento (pensad que gráficamente sigue siendo muy retro, y además apenas hay gore). Así pues, nuestro único y absoluto objetivo es limpiar cada nivel de un porcentaje concreto de enemigos hostiles para pasar al siguiente, de manera que no solo no hace falta cargárselos a todos, sino que además podemos pasar de los hostiles (aunque el fuego cruzado estará ahí en alguna ocasión). ¿Cuál es entonces la única gracia con respecto al argumento? Desde luego su propia ambientación "maligna", que gana enteros en esta remasterización gracias a las pantallas de carga entre un nivel y el siguiente. Mensajes demoniacos que nuestro protagonista escucha, y que son la mar de terroríficos y macabros. Incluso mucho más que nuestros actos. A los grandes aficionados del género del terror esos detalles les gustarán, aunque son insuficientes como para considerar que el juego aporta algo a nivel argumental más allá de la ambientación. Ah, y además están en completo inglés, como el resto del juego.

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El cartero reparte "amor" por todos Estados Unidos

Pero... ¿y la ambientación del juego? Desde mi punto de vista, es sin lugar a dudas su mayor virtud junto a la adictiva jugabilidad de la que hablaremos en unos instantes. Algo que es posible gracias a la gran variedad de escenarios distintos en los que sembraremos el caos (yo casi me atrevería a decir el 'Diablo'), que en esta ocasión se verán ampliados gracias a alguno de completamente nuevo y muy original, como el de la feria de atracciones, con sus payasos malignos incluídos. De esa manera, visitaremos desde el mismísimo Central Park, hasta bases aéreas, minas, pueblos, y ciudades varias. En total 17 niveles que sin ser demasiado largos, sí ofrecen una dificultad digna de cualquier jugón experto. Y ahí viene mi primer consejo tras haber explotado el título: si sois de los que os enfadáis con facilidad, o no tenéis mucha habilidad, os recomiendo jugarlo directamente en fácil. Yo lo he puesto en normal, y me ha parecido mucho más difícil que el modo difícil de ciertos juegos. No es nada desesperante, porque la verdad es que repetir un nivel corto, al fin y al cabo tampoco es tan malo cuando este es divertido, pero sí puede provocar algún que otro lanzamiento de pad (es compatible con ellos en Steam, aunque también se puede jugar con teclado y ratón) cuando te queda un hostil por matar y te destroza él a ti.

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Como hemos dicho antes, aquí nuestro único objetivo es limpiar el nivel de enemigos. Pero... ¿dónde está la gracia del juego si os decimos que en realidad la exploración no es demasiado importante? Desde mi punto de vista, está justamente en el hecho de que en cierto modo fue revolucionario en su época. Me explico: si hoy en día muchos de los juegos de acción en tercera persona justifican su dificultad y su desarrollo jugable de la acción en el hecho de tener que tomar coberturas (lo hacen incluso obras maestras de la talla de 'Uncharted 4: A Thief's End'), el 'POSTAL' original, y por supuesto este 'POSTAL Redux' también lo hacen pero desde su particular perspectiva isométrica (en algunos niveles, completamente aérea). En otras palabras, los enemigos son bastante inteligentes, se esconden detrás de los edificios, no te descubren hasta que no te ven, se piden ayuda, te acorralan. Y muchas veces la solución está precisamente en flanquearlos por detrás, en usar el sigilo en cuanto el mapa te lo permita, o simplemente en buscarlos de frente pero ateniéndose a las consecuencias de cada situación propia. Y esto lo convierte en un juego tremendamente frenético y adictivo que, aún así, tiene su propia capa de estratégia.

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Los botiquines aún se disfrutan

Soy de los que creen que todo el mundo se rie de ciertos pensamientos "anticuados" hasta que algo les demuestra que a lo mejor no eran tan absurdos. Lo hemos visto por ejemplo en el fantástico y reciente 'Overwatch', que obliga a los jugadores a buscar botiquines por los mapas para recuperar su salud, y lo seguimos viendo en este 'POSTAL Redux' que en ese sentido se mantiene completamente fiel al original. Así pues, la única razón de explorar el mapeado (a veces sorprende porque no son tan pequeños como parecen) es ir en búsqueda de los preciados botiquines que nos salvarán la vida, o simplemente para encontrar nuevas armas o munición para ellas. En ambos casos vuelve a jugar un papel importante la estratégia, porque gracias a la vista isométrica, podremos ver si hay algún botiquín u objeto relativamente cerca, pero ir a por él como locos podría ser una muy mala idea en función de como estén colocados en aquel momento los enemigos, que por cierto, hasta que no nos descubren, siempre ocupan la misma posición al principio de un nivel. De esa manera, cada partida también se interpreta como si de una partida de 'Risk' se tratara, para ir ganando terreno a los enemigos y asegurarnos que no vamos a gastar todos los objetos del mapa demasiado pronto.

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Y llegados a este punto, toca ya hablar del auténtico culpable de que el juego sea tan polémico por un lado, y tan divertido y adictivo por otro: las armas. Nuestro arsenal es bastante ámplio, y aunque tardaremos unos niveles en acumular todos los tipos de armamento que podremos usar a lo largo de la campaña, la verdad es que es una delícia usar prácticamente todas y cada una de las armas. Y digo "prácticamente", porque es cierto que tal y como algunos usuarios de Steam comentaban los primeros días, hay ciertas armas que se acaban usando mucho más que las demás, porque mientras unas son muy contundentes y efectivas, a otras cuesta cogerles el truco, y muchas veces no resultan ni siquiera necesarias (como las de fuego, por ejemplo). Desde la ametralladora normal que tenemos disponible desde el principio, y que tiene munición infinita, hasta rifles de mayor precisión, una escopeta muy efectiva (desde mi punto de vista, la arma que más desiquilibrada está pero también la más divertida y efectiva), lanzallamas, lanzagrandas, lanzacohetes, o incluso un revólver. Y todo eso sin olvidarnos de los objetos de mano como las granadas, las minas con sensor, o los cócteles molotov. Y sinceramente, cada una funciona de manera bastante distinta y puede servir para enfocar el nivel de un modo u otro. De matar a un enemigo que aún no te ha visto porque está muy lejos con el lanzacohetes, que fija el objetivo, a dejar una granada en una zona que está llena de enemigos porque se han avisado unos a otros.

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Una dificultad "endiablada"

El juego es difícil sí, y a veces parece que es algo arcaico incluso porque no todas las veces nuestra visión es la más óptima, o las armas responden como queremos (por ejemplo por obstáculos que no parecen estar en nuestra mira de visión), pero si te consideras un jugador veterano, sabrás encontrarle la gracia incluso a eso para disfrutar de la aventura. También hay algunos detalles que gustarán más o menos a cada uno en función de si fuísteis o no fans del original, pero que desde mi punto de vista ahora se quedan en algo más bien anecdótico (en un guiño, vamos), que no en algo realmente divertido. Y grandes ejemplos serían detalles como las ejecuciones o las llamas vivientes. En cuanto a lo primero, podemos decir que, de vez en cuando (y de un modo aleatorio) algunos enemigos teóricamente ya abatidos, sean hostiles o civiles, quedan medio moribundos arrastrándose por el suelo, tocándonos a nosotros la obligación de ejecutarlos. Evidentemente es algo macabro, pero desde mi punto de vista, y teniendo en cuenta que el juego se tiene que tomar con humor negro al fin y al cabo (más aún teniendo en cuenta su puesta en escena) lo realmente malo no es eso, sino que es algo lento y aburrido. Y eso que según la arma que llevemos la animación es distinta, pero es que si no hacemos la ejecución, ese hostil no cuenta para el porcentaje.

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Con respecto a lo segundo: "las llamas vivientes", la verdad es que resulta menos frecuente, pero igualmente aburrido. Consiste en que cada vez que quemamos a alguien o nos queman a nosotros, todo aquel personaje que toquemos también recibirá su ración de quemaduras. Sin embargo, el problema viene cuando al estar en llamas, nuestro personaje se mueve casi sin responder a nuestro control, y por lo tanto no solo cuesta efectuar la "cadena", sino que además nos expone a más enemigos que nos ganan la posición, además de perder una gran cantidad de vida, y no resultar un ataque útil con respecto a nuestros enemigos quemados. La primera vez es vistoso, divertido, y hasta te ries a carcajadas, pero cuando te ocurre 2, 3, 4 o 5 veces ya aburre y hasta molesta si no hay botiquines por ahí cerca y llevabas 20 minutos en ese nivel. Porque esa es otra: si mueres repites desde el principio. Da igual si habías matado un hostil o 25, aunque también es comprensible teniendo en cuenta que sería absurdo poner check points en un juego tan corto...

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Cuando termines la campaña... ya estará

Y aquí es precisamente donde encuentro no solo el problema más grave de todo el juego, sino desde mi punto de vista el que realmente debe ser polémico para todos. Si cuando lo compras, lo primero que haces es jugarte la campaña (lo lógico por otra parte), cuando la hayas terminado habrás acabado con el juego prácticamente. Y eso, teniendo en cuenta que la gran novedad que nos habían vendido desde Running With Scissors (acojona el nombre, ¿eh?) para justificar este remake/remasterización era el nuevo modo 'Rampage'. Y sí, es una novedad interesante, y hasta divertida y muy hardcore, pero tiene un problema muy grave: las 17 fases que contiene son absoluta y claramente las mismas que las del modo campaña normal (que ya son muy similares a las del original, por otro lado). Es decir, que los enemigos están expuestos en los mismos sitios, son los mismos, y los objetivos también. ¿Cuáles son entonces los cambios? Los hay tranquilos, no es una estafa en toda regla, aunque sí una decepción. Concretamente en la banda sonora por un lado, que por primera vez tiene música (en la campaña principal solo hay efectos de sonido), y bastante cañera; y en el modo de sacar puntos según nuestros actos por otro. Mientras lo primero es algo que directamente se podría haber puesto en la campaña, y no hacerlo pasar como una novedad del modo 'Rampage', lo segundo sí es distinto... aunque tampoco tanto.

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Se supone que si matamos a nuestros enemigos con "estilo", conseguimos más puntos, y al final del nivel se nos da una nota en función de nuestra actuación. Desde una simple 'D', hasta la codiciada letra 'A', si puede ser con el '+' delante mejor. El problema es que lo de "estilo" no es como lo que pudimos disfrutar en juegos como 'Bulletstorm', sino más bien una simple fórmula que tiene en cuenta cuánto hemos tardado en pasar el nivel, cuántas muertes seguidas hemos realizado en poco espacio de tiempo (si somos rápidos, se consiguen multiplicadores de puntos por cada nuevo enemigo abatido) etc. ¿El problema? Que el juego y su dificultad no están hechos para ir a lo loco sin pensar, e incluso si lo haces y eres realmente bueno, te va a costar un montón pasar de la calificación más mala... a la segunda más mala. Y lo que es peor, si ya te has pasado la campaña sin saber que el modo Rampage era eso, el final alternativo que se consigue si también lo superas (lo hice para analizar el juego, no porque me resultara especialmente divertido) no es aliciente suficiente para tener un 'Déjà Vu' tan grande. Pero claro... tampoco podemos recomendar jugar primero al modo Rampage sin estar habituado a sus mecánicas, sin conocer dónde están los botiquines, o sin dominar todas sus armas. ¿Cuál es la mejor solución entonces? Pues quizá sea jugar directamente en modo 'Rampage', pero olvidando la puntuación (al fin y al cabo no hay límite de tiempo). Es triste, pero es así. La única forma de escuchar música durante el juego.

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Un autohomenaje

Por otra parte, su apartado gráfico tampoco es muy puntero, y en cambio, pide un PC bastante exigente para aquellos que no tengan el suyo puesto al día o que no tengan el ordenador como principal fuente de videojuegos. Algo que, aún así, es comprensible dado el bajo presupuesto de la compañía desarrolladora del juego, y por lo tanto totalmente perdonable. Además, cumple su pretensión: ofrecer algo violento y polémico, sin necesidad de por ello ofender a los más sensibles, y sin ninguna fisura o bug importante. El juego es rápido, estable, y al fin y al cabo bastante vistoso y original. Lo mejor, sin lugar a dudas el arte conceptual entre fases, y el diseño de los escenarios, siendo seguramente el de la feria de atracciones el más bonito de todos. Más o menos lo mismo se puede decir de la banda sonora. Aún estando ausente en la campaña normal, la verdad es que a la ambientación le va fenomenal, porque así brillan más los sonidos de las armas (muy contundentes y resultones), y las voces que ya en su día fueron míticas y muy polémicas. Sobre todo teniendo en cuenta que nuestro "cartero" suelta "sutilezas" del tipo "solo mi arma me entiende". Aparte de reírse de los pobres abatidos, claro. La música del modo Rampage cumple sin más, pero en ningún momento resulta molesta, e incluso sube la adrenalina cuando se requiere.

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En definitiva, puede que 'POSTAL Redux' no deje de ser una remasterización (para mí no es un remake porque el modo Rampage es una modificación, no algo nuevo) que cambia pocas cosas con respecto al original, más allá de un dibujado más bonito, un nuevo modo bastante cañero, y un apartado sonoro mucho más contundente. E incluso puede que sea un juego extremadamente corto para lo que estamos acostumbrados a día de hoy (no llega ni a 4 horas la campaña). Pero hay que ser justos. Tanto por el ajustado precio que tiene (solo 14,99 euros en Steam), como por lo tremendamente divertido, y adictivo que resulta ya merece vuestra atención. A nivel más personal, incluso os diré que llego a estar de acuerdo cuando desde el estudio comentan que lo ven parecido a 'Hotline Miami'. Sí, porque más allá de ser mucho más antiguo, algunas de sus mecánicas estratégicas, su ligero sigilo, y sobre todo el dominar completamente el juego y sus armas, abren un abanico de posibilidades mucho mayor de la que muchos le han valorado a este producto desde un principio. Porque hay que dejarlo claro: 'POSTAL Redux' tiene muchos defectos, pero una gran virtud: da igual que lo jugaras en su momento, o que lo hagas ahora por primera vez: engancharte te va a enganchar.

PD: Como detalle importante y curioso, hay que advertir de que en el juego ha habido una autocensura por parte de sus creadores. Concretamente en una escena del original que aquí se ha quitado. En ella aparecían niños inocentes en una escuela. Y según sus creadores, por aquel entonces aquello era algo no solo ficticio sino también impensable, pero lamentablemente hoy en día es un tema sensible y completamente real. Quizá algunos se sentirán molestos por la censura, pero desde mi punto de vista es una decisión muy correcta. Por lo demás, 'POSTAL' no deja de ser un simple juego.

6,5

Lo mejor:

- Su gran capacidad de diversión sin pretensiones. - Es más estratégico de lo que parece en un primer momento. - Muy adictivo hasta que terminas la campaña...

Lo peor:

- ... que por otro lado es extremadamente corta. - El nuevo modo 'Rampage' no está a la altura de lo exigible. - Se puede hacer repetitivo, sobre todo por su elevada dificultad.

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