PARTY HARD

Análisis 'Party Hard' - PS4, Xbox One y PC

Un sádico asesino quiere recuperar el silencio en las noches dando muerte a los jóvenes que revolucionan la madrugada de los barrios residenciales con sus fiestas.

Por Xose Llosa 12 de Junio 2016 | 10:49

Hay una escuela, la de 'Hotline Miami', que goza de fieles adeptos en el desarrollo independiente de videojuegos. Lo logrado por 'Hotline Miami' es el sueño de todo adolescente, que en la práctica se pone en marcha una de cada millón de veces: sin tener conocimientos específicos sobre diseño de videojuegos, Dennaton Games lograron crear un juego increíble. 'Hotline Miami' nacía como un proyecto muy menor, muy amateur, creado a base de buenas ideas y con el pobre, pero funcional, Game Maker, un engine mejor entendido para usuarios con tiempo libre que para el desarrollo profesional de juegos. 'Hotline Miami' fue un tremendo éxito por muchos motivos, pero si buscamos el punto nuclear, lo radical de su estallido, la respuesta conduce siempre y exactamente al mismo punto: supieron suplir sus carencias. Hace un par de días estaba viendo los capítulos finales del documental Extra Life, el documental capitaneado por Outconsumer y Fukuy en el que hacen un ejemplo de recorrido para la creación de un juego desde cero. Tras más de una docena de episodios la serie termina con un primer prototipo que muestran a diferentes personas clave. Una de estas personas es Enrique Colinet, ex-Yager, que trabajó en la creación de 'Spec Ops: The Line'. El consejo tras probar el prototipo es que cerrar en el título todo lo no jugable, que se deshiciesen, en último término, de todo lo que podría convertirse en una carencia para ellos. Esta es la filosofía de éxito de 'Hotline Miami', ambiciona ser exactamente lo que es y nada más en absoluto.

Toda esta charla acerca de 'Hotline Miami' nos lleva directamente al juego que hoy tratamos: 'Party Hard', un título desarrollado por Pinokl Games, que vio la luz en PC hace algún tiempo, y que más recientemente se ha visto las caras con la tienda virtual de Xbox One y PS4. Justo es la versión de consola la que analizamos, o justo aprovechando el lanzamiento en la versión de consola tenemos la oportunidad de dedicarle unas líneas. La premisa de 'Party Hard' es desternillante, es un mix hilarante entre 'Malditos Vecinos' y 'Taxi Driver'. Un sujeto de identidad anónima está harto de las típicas fiestas de urbanización americana. Está harto de las barbacoas del desmadre, del libertinaje de la hermandad, de los jóvenes "farloperos" que arruinan las noches a sus vecinos. Decide que es hora de darles muerte. Directo, sin rodeos. Cada misión es una fiesta descontrolada y multitudinaria, y el objetivo es dar muerte a todos ellos sin que la policía nos de caza.

Un verdadero reto

Sin que en lo jugable tenga absolutamente nada que ver con 'Hotline Miami', ya que el de Dennaton Games es un juego de acción y este casi una aventura gráfica, 'Party Hard' sigue fielmente el concepto trazado por "Hotline": Cada escenario es delimitado a una casa, no se puede salir de él, y es un juego muy fiel al viejo concepto arcade de dificultad sin checkpoints. Además, se presenta en un estilo gráfico pixel-art muy en la línea de 'Hotline Miami', y hace de la música electrónica el punto reconocible. En ambos juegos la banda sonora es lo mejor que atesoran, simplemente por ser lo que da conjunto y coherencia a la propuesta. La fórmula del éxito ambiciona ser la misma que 'Hotline Miami', y aunque 'Hotline Miami' sólo hay uno, 'Party Hard' es un juego más que digno.

El punto brillante de 'Party Hard', uno de ellos al menos, estriba en el hecho de que no nos puede pillar la policía. No es un 'Hatred' fascistoide en el que entramos a bocajarro en cualquier instancia, sino que aquí hay que ser relativamente sutiles. La primera vez que se comienza una misión impone, por la marabunta que bailotean en la fiesta, el primer pensamiento es que va a ser muy difícil matar a alguien de una cuchillada sin que te vean un puñado de personas alrededor. Rápidamente uno se da cuenta de que la cuchillada por la espalda, la muerte directa, es un recurso más, uno ciertamente rudimentario, porque el festival sádico de la sangre a borbotones llega con las trampas..

Las trampas son la clave

El punto trampa es donde entra en juego el componente aventura gráfica, ya que tenemos que ir interactuando con inteligencia con ciertos elementos del entornos a fin de dar muerte a puñados de fiesteros. ¿Un señor está haciendo unos perritos en la barbacoa? Empújalo a la barbacoa. ¿Unos porreros en una habitación colocados? Fuego a la habituación, submarino para todos... Un montón de posibilidades, algunas de ellas muy hilarantes y con easter eggs que me voy a reservar, para venir a poner sobre la mesa algo fresco. Acierta 'Party Hard' en el hecho de que es realmente fácil de controlar, pese a que las trampas son muy variadas, es sencillo deducir cómo funciona, y el juego, en realidad, y se maneja con dos o tres botones. Es desafiante, un reto verdadero, pero lo es por la propia dificultad de las situaciones a las que nos enfrentamos. En este sentido, hemos acudido a una revolución tras otra de la aventura gráfica, o hemos ido viendo cómo otros géneros iban tomando pedacitos brillantes de la aventura gráfica clásica para su fórmula: Telltale Games lo llevó a un plano más narrativo, David Cage a uno más cinematográfico, 'Goods Will be Watching' hizo arte del elementos conversacional, y 'Party Hard' directamente pega un chapuzón al género en el arcade.

El otro elemento brillante del juego es que no hay checkpoints, no hay ensayo-error, porque si entras en una casa en la que tienes que matar a 40 personas, y cuando llevas 39 te caza la bofia, el reinicio obliga a repetir el nivel al completo. Los ensayos, las pruebas sin reflexión, están aquí altisimamente penalizadas. Así hacen que el juego obligue a reflexionar en los movimientos, y aciertan en este punto porque le dan importancia a lo que verdaderamente es importante aquí.

Sin embargo, no todo es color de rosa en la propuesta de Pinokl Games, y hay dos elementos que no dejan de rondar mis pensamientos mientras escribo. El primero de ellos es que es un juego particularmente pausado, por lo que no estamos ante el sumun de la diversión; se disfruta muchísimo más en pequeñas dosis, que en una ración integral. Llega cierto punto en el que adolece repetitividad. El otro punto oscuro es el apartado artístico y técnico, la cámara, para ser un juego pixel, quizá se sitúa demasiado lejos, y es difícil ver con claridad qué está sucediendo en algunas ocasiones. Jugando en un monitor este quizá no sería un problema, porque estás muy cerca de la pantalla, pero en el televisor sí llega a ser algo desagradable. En un juego como este no se puede perder el control de la situación por elementos extrínsecos a nuestra acción directa, y lo confuso que resulta por la lejanía de la cámara es un elemento disruptivo difícil de perdonar.

'Party Hard' es un juego hilarante en planteamientos y original en ejecución, quiere seguir de cerca los pasos de éxito de 'Hotline Miami', pero llega un punto en el que uno piensa aquello tan manido, discutido y traído y llevado de la diversión, y la exigencia primordial de que un juego tiene que ser divertido. Este es un buen ejemplo de este punto, es un título interesante en su propuesta, original y llamativo, pero cierta falta de ritmo hace que no sea un juego particularmente divertido, pero sí muy interesante. Eso sí, lo que uno no se puede perder bajo ninguna circunstancia es su banda sonora: Increíble.