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Análisis 'Life is Strange Episodio 4: Dark Room'

Analizamos el penúltimo episodio de la aventura narrativa de Dontnod Entertainment.

Por Álex Pareja 28 de Julio 2015 | 18:52

La aventura narrativa de Dontnod Entertainment, 'Life is Strange' mejora por momentos. Bien es cierto que en esta casa nos encantó el primer capítulo y sentimos una pequeña decepción cuando llegó el segundo; pero el tercero volvió a demostrar que estamos ante un título imprescindible para todos aquellos jugadores amantes de este tipo de obras, que evoluciona en concepto a lo ya visto (y explotado) por estudios como Telltale Games.

'Dark Room' es el nombre del cuarto episodio de la serie, el penúltimo antes de una conclusión que visto lo visto parece que va a ser absolutamente espectacular. Todo lo bueno que vimos en los anteriores capítulos se mezcla y combina en el que hasta ahora parecer ser, siempre bajo una opinión totalmente subjetiva, el mejor de todos los vistos hasta el momento.

Quizás la culpa lo tengan los primeros minutos del episodio, excepcionales y maravillosos. Probablemente nos encontremos ante los mejores instantes de todo el juego hasta el momento, sabiendo aplicar todo aquello que el juego quiere mostrarnos con maestría y con una elegancia inusitada. Las emociones, la fragilidad humana a nivel emocional y físico, la soledad, la trascendencia de nuestras decisiones... todo queda plasmado en una primera sección del juego totalmente excelsa.

Y es que 'Life is Strange' demuestra, precisamente en este cuarto capítulo, que todas las decisiones que tomamos en nuestra vida tienen consecuencias no solo para nosotros, sino también para todas aquellas personas que nos rodean. Las decisiones más importantes muestran su trascendencia de manera evidente, aunque bien es cierto que en este caso no son aquellas en las que nosotros como jugadores decidimos realmente.

Pero el juego sabe plantear claramente la diferencia entre nosotros, los jugadores, y Max, la protagonista. No formamos parte de un todo único e intransferible, sino que ella también cuenta con sus propias opiniones y toma sus decisiones, dejándolo claro cuando comenta abiertamente lo que le parece cada una de las consecuencias que conllevan nuestras acciones.

También, al igual que en el capítlo anterior, empezamos a ver que las decisiones tomadas en los capítulos anteriores tienen su presencia e importancia en la historia. Quizás no demasiada, pero lo suficiente para que tenga sentido sin que por ello el juego deje de contarnos la historia que ya tenía planeada, y que resulta excelente. Para que lo entendáis, Dontnod Entertainment quiere contarnos una historia con 'Life is Strange', en la que nuestras decisiones implican ciertas consecuencias pero que ni mucho menos hacen variar las bases cimentadas de su guión. A algunos no les gustará, pero a nosotros nos parece correcta esa decisión de diseño, ya que está bien aplicada.

La interacción siempre es protagonista

La interacción con el entorno y con los escenarios vuelve a ser clave en este episodio, y de hecho la mayoría de la inmensa cantidad de información a la que tendremos acceso se hará a través de nuestra propia intervención. Observando los escenarios, los objetos y hablando con los personajes encontraremos información que de otra forma no se nos proporcionaría de forma explícita.

De nuevo podremos volver a retroceder en el tiempo para superar algunos de los puzles o para cambiar algunas de las decisiones que hayamos tomado. No tienen tanta presencia como en algunos de los capítulos anteriores, pero sí que están escogidos los momentos perfectos en los que podemos y debemos utilizarlo, y también en los que no. Sin entrar en spoilers, 'Life is Strange' también consigue en este cuarto episodio anular con coherencia en algunos puntos nuestros poderes, sin que sea algo que ocurre "porque sí" como lo visto en el segundo episodio.

Esta vez habrá más búsquedas y menos puzles, y éstos recordarán y mucho a las aventuras gráficas más tradicionales, obviamente con un asterisco en la aseveración. Algunos de las situaciones se resolverán encontrando algunos objetos esparcidos por los escenarios, o hablando con algunos de los personajes en los momentos correctos. No llegan a ser frustrantes y son muy disfrutables, al igual que uno de ellos en el que debemos cotejar algunas pistas y combinarlas entre sí para descubrir la verdad. No son demasiado difíciles pero sí requieren de cierto esfuerzo, aunque la propia Max nos ayuda con sus comentarios.

Emociones y sentimientos a raudales

Los puzles son inteligentes, aunque el gran peso de este capítulo recae en el apartado emocional y relacional de los personajes. Lo que menos nos gustó del segundo episodio fue precisamente la falta de esos elementos en favor de los puzles menos entretenidos y más típicos, que en el tercer capítulo remontaba con el protagonismo absoluto que recaía en la relación entre Max y Chloe. En este cuarto lo tenemos todo: buenos puzles y la mayor carga emocional de todo el juego durante sus primeros minutos.

Todo sea dicho, quizás la majestuosidad alcanzada a todos los niveles durante la primera parte del capítulo no le sienta del todo bien al resto del episodio, que evidentemente no mantiene ese nivel. Además, es uno de los capítulos más largos que podemos encontrar hasta ahora, sobre todo si nos dedicamos a interactuar con todos los objetos y personajes que nos vamos encontrando como viene siendo habitual por todos los escenarios que recorremos.

Pero tampoco quiere decir que sea malo. La relación entre Max y Chloe continúa dejando momentos memorables (quizás en este capítulo más que nunca) y no podemos más que esperar el siguiente y último capítulo para saber cómo va a concluir esta estupenda historia. También se incrementa la importancia e influencia de otros personajes que hasta ahora habían sido mucho menos importantes.

El misterio se extiende

Por supuesto, la parte menos "palpable" de la historia, aquella misteriosa y que parece que nos quiere contar algo de una mayor trascendencia que todo lo demás vuelve a estar muy presente, generando muchas dudas después de haber sido testigos de algunas escenas inquietantes. De nuevo, al igual que en los otros aspectos que también vemos en el capítulo, se ven potenciados al acercarse al inminente final.

Quizás, como una de las conclusiones, podríamos entender que 'Life is Strange' es un juego al que no le ha sentado especialmente bien el formato episódico, que ha provocado esa inmensa cantidad de altibajos que os hemos ido contando a través de los análisis y que probablemente vosotros también hayáis ido experimentando según habéis ido jugando estos meses. Una vez estén todos los capítulos y puedan jugarse del tirón, de principio a fin, probablemente seríamos testigos de una aventura mucho más compacta, con más sentido en todas y cada una de sus fases narrativas y que sin duda merecen muchísimo la pena jugarse.

Esperamos el final

A estas alturas, si estás leyendo además este análisis, es porque ya estás disfrutando del juego o ya tienes una idea en mente bastante clara sobre si hacerte con el juego una vez estén disponibles todos sus episodios. Desde aquí, viendo este penúltimo episodio y por primera vez, os damos luz verde en caso de que este tipo de juegos os llamen la atención y los sepáis disfrutar. Resulta totalmente recomendable, satisfactorio y todo lo que pretende transmitir lo consigue con creces.

Dontnod Entertainment se está coronando creando una aventura que poco o nada tiene que envidiar a los que hasta ahora eran los estudios más destacados de este tipo de experiencias. 'Life is Strange' merece la pena y ya nos ha dejado muchos momentos totalmente memorables. Falta que se ponga la guinda a un pastel que cada vez ha ido sabiendo mejor.