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Análisis: 'Golf Story' para Nintendo Switch, la vida en hoyos

EL GOLF HECHO PAN Y CIRCO

Análisis: 'Golf Story' para Nintendo Switch, la vida en hoyos

Por Juan José Cintas Márquez

El 22 de Octubre 2017 | 15:25

Análisis de 'Golf Story', un juego que llega en exclusiva a Nintendo Switch para enamorar gracias a su acertada combinación de humor, RPG y golf.

Desde que nacemos el ocio se convierte en parte fundamental de nuestras vidas. En edades tempranas podemos gozar de una importante cantidad de horas diarias de ociosa diversión, y aunque al llegar a la edad adulta el trabajo consuma gran parte de nuestros días, siempre procuramos reservar un hueco a nuestras aficiones, que como agua de mayo logran sanarnos y ayudarnos a escapar de un mal día. Estas aficiones pueden ser pasajeras, aunque otras nos acompañan durante gran parte de nuestra vida.

Dicen que cada uno tenemos una percepción distinta del mundo, de todo aquello que nos rodea, y creo que es una afirmación bastante acertada. Prácticamente somos seres de plastilina, individuos que nos vamos adaptando a nuestro entorno social a la vez que vamos buscando esa perfección y madurez que nunca terminará de forjarse por completo. Nuestros gustos y vivencias ejercen una labor muy importante de cara a la construcción de nuestro yo, de nuestra personalidad, y si una de estas aficiones, como pueden ser el fútbol, la música o el golf, llegan a convertirse en pasiones, muy probablemente nuestro mundo acabe girando en torno a ello.

Golf Story

Esta proyección de la realidad es tomada por el estudio independiente Sidebar Games, quienes han logrado convertirla en algo tangible a través de 'Golf Story', una historia que gira en torno al Golf, pero que sobre todo trata sobre la vida misma. Influencias, sueños, aspiraciones, logros y derrotas se dan de la mano con un apartado visual y un universo que baila entre colores y temáticas más propios de un Super Mario Bros., mientras que a la vez se nos presenta un humor y un universo alocado que parece extraído de la franquicia Earthbound. Todo ello se entremezcla de manera orgánica bajo un lienzo de 16 bits para presentarnos la historia de un adolescente que, desde su niñez, aspira a ser el mejor golfista en un mundo que también gira de manera obsesiva en torno al golf.

La obsesión por el golf

Resulta cuanto menos curioso que el deporte elegido para mostrarnos la vida de un muchacho normal y corriente sea el golf, ya que se le suele asociar con las clases adineradas y los grandes empresarios. Pero cualquier cosa es posible de cara a contar una historia, y lo cierto es que 'Golf Story' logra que el jugador se sienta cómodo y se divierta mientras descubre y acaba formando parte de un mundo cegado por los hoyo en uno, ya que cada misión asignada, cada objetivo a cumplir por pequeño que este sea, girará siempre en torno a este deporte.

Golf Story

Lo que convierte a 'Golf Story' en un juego muy divertido, dinámico y con personalidad es su creativa y efectiva ejecución. Nuestro héroe, cuyo sexo lamentablemente viene impuesto -¿tanto costaba facilitar la elección de un personaje femenino para las jugadoras?-, tendrá que ir forjando su talento oculto mientras recorre variopintos campos de golf con distintas temáticas y cumple una serie de tareas golfísticas asignadas, aparte por supuesto de tener que superar los distintos hoyos de cada mundo en desafíos y torneos. Todo esto es posible mediante la curiosa y atrevida mezcla de unas amigables mecánicas de golf arcade con los elementos más elementales de un RPG, logrando que lo que en principio parece agua y aceite logre mezclarse para ofrecer una experiencia realmente gratificante, como un buen Mojito preparado con propiedad. Sumado a los alocados giros de guión que se nos van presentando de manera constante, 'Golf Story' recuerda a la vez al resultado de la mezcla entre un juego de golf de Mario -que también recurre a una tabla de crecimiento de personaje más propia de un RPG- y cualquier entrega de la entrañable, y también alocada, franquicia Earthbound.

Genialidad y locura

Golf Story

De los RPG se mantienen también distintos sistemas que logran justificar nuestras escapadas de la historia principal para ir completando alguna que otra misión secundaria. Tenemos un sistema de subida de niveles que nos permitirá ir refinando los atributos, y por tanto la técnica, de nuestro protagonista, también un sistema de misiones bastante sencillo -aunque no libre de algún que otro fallo de diseño- que nos recordará todas aquellas tareas pendientes. Las espadas y cetros son sustituidos por diferentes clases de palos de golf que nos irán salvando el pellejo ante los desafíos y torneos más complicados, y existe una innumerable cantidad de NPCs con una personalidad lo suficientemente definida como para favorecer que el jugador se sienta cómodo y se convenza de que tiene ante sus ojos un hilarante mundo con vida propia en lugar de un software repleto de personajes cuya acción sea básica y mecánica.

El humor se convierte uno de los pilares más importantes del juego, mostrándose blanco y surrealista, pero también cobrando forma de ironía. Seremos testigos de cómo el karma actúa contra jugadores de golf que se ríen del protagonista a la vez que su torpeza les lleva a dar pelotazos a los viandantes más cercanos, o de cómo unos villanos de la noche ven desbaratados sus planes de crear un ejército de esqueletos que acaban explotando al primer contacto con una pelota de golf. Los diálogos, nuevamente sencillos pero efectivos en su cometido, tampoco se toman en serio a sí mismos, y muchas de estas situaciones se llegan a ver reflejadas durante las partidas de golf. En más de una ocasión tendremos que lidiar ante hambrientos peces que devorarán toda pelota que se cruce en su camino o traviesos topos que no dudarán un instante en cambiar la pelota de sitio y llevarla hasta una zona en mal estado.

Golf Story

Estas jugarretas adornadas con una pizca de humor hacen que las partidas de golf se conviertan en una mezcla entre diversión y caos estructurado. Las pistas de golf rebosan de diseños creativos y se van volviendo cada vez más desafiantes conforme avanzamos en la partida. La curva de dificultad se va elevando con suavidad, sin llegar a molestar al jugador, aunque es cierto que resulta algo complicado hacer frente a la fuerza y dirección del viento, así como a las pendientes en el terreno, desde una perspectiva cenital. En este sentido, una perspectiva similar a la de la serie 'Everybody's Golf' habría facilitado mucho más esta tarea. Pero a pesar de este fallo de diseño, 'Golf Story' sabe compensar al jugador gratamente con creatividad, escenarios variados y coloridos, y muchas sorpresas.

Exclusivo para Nintendo Switch

Desde la modestia, Sidebar Games ha logrado cautivarnos con un maravilloso juego indie exclusivo para Nintendo Switch que nos ofrece un trabajo encantador a la par que divertido. 'Golf Story' atrapa una vez comienzas a descubrir el disparatado y carismático universo en el cual se desarrolla, donde el Golf es el pan y circo de una sociedad que parece más obsesionada con meter la bola en el hoyo que de llevarse el pan a la boca cada día. En ese sentido conserva el espíritu de juegos como 'Earthbound', que nos llevan hasta una versión sarcástica de nuestro presente. La mezcla entre RPG y juego de golf resulta muy efectiva, diferenciándose de otros títulos similares al implementar misiones, escenarios y hasta un mapamundi a explorar. Y pese a sus errores, que son pocos, ha logrado rápidamente ganarse el corazón de la persona que escribe estas palabras.

8,5

Lo mejor:

- La prueba de que lo simple, si se ejecuta de manera correcta, se convierte en una joya imprescindible.

- Decenas de horas de diversión gracias a una combinación inteligente entre elementos propios de un RPG y un juego de golf.

- Una historia sencilla pero ejecutada de manera brillante que nos ofrece humor disparatado y algún que otro sarcasmo.

- Colorido y variado universo que acompañan a un cuidado apartado visual.

Lo peor:

- No poder escoger sexo del protagonista

- A pesar de los indicadores mostrados en la interfaz, la perspectiva cenital hace imposible medir con exactitud la dirección del viento y la inclinación de la pendiente.

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