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Crítica de 'Ozark' - Verano de crimen y blanqueo de dinero en la serie de Netflix

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Crítica de 'Ozark' - Verano de crimen y blanqueo de dinero en la serie de Netflix

Por Xose Llosa

El 8 de Agosto 2017 | 14:15

Jason Bateman protagoniza el nuevo thriller de Netflix, llamado a convertirse automáticamente en serie de culto.

'Ozark' es la apuesta del verano de Netflix para el terreno de las nuevas series. Bajo ese lema se viene presentando el nuevo drama criminal de la plataforma streaming, que no deja de producir, y producir, y producir nuevo contenido. Un nombre enigmático, difícil de recordar, de deletrear y también difícil de explicar: un contable de alto rango, asocial, frío, calculador, brillante, e interpretado por Jason Bateman, lava dinero para un cartel mexicano. Sucede en ocasiones que las propuestas son horribles sobre el papel, y escalofriantes en la pantalla. Una serie sobre la vida de un contable corrupto no parece especialmente atractiva, pero 'Ozark' culmina, sin embargo, en diez episodios cargados de tensión, conflictos morales, y el descubrimiento de una región recóndita y envolvente del norte estadounidense: los lagos Ozark, la naturaleza virginal que Marty Byrde, Jason Bateman, viene a corromper.

Esa es la alegoría de la ficción de Bill Dubuque y Mark Williams. Como los Cohen en Fargo, el crimen ensucia hasta los lugares más virginales del planeta. La lectura hobbesiana de que la maldad aparece en el lugar más recóndito, como un instinto difícil de controlar, salpica las orillas de los lagos 'Ozark' con lo más peligroso de los narcotraficantes de Chicago en pos del contable que lavaba millones de dólares. También salpicada la inmaculada vida del contable Marty Byrde, ahora dominada por la codicia y el dinero rápido del tráficos de sustancias.

Lo que lleva a la familia de Marty a lavar dinero en una esquina alejada del planeta es que su socio se la juega al cartel mexicano. Mala idea. Bruce Liddell, es la antítesis de Marty. La sobriedad y pulcritud, en Bruce se torna en el charlatanerío del comercial fanfarrón de más bajo calado. La única única manera de salir del entuerto es dejar Chicago atrás y lograr blanquear dinero allí donde nadie nunca antes ha podido a fin de compensar al narcotraficante para el que trabajan. Difícil. Quizá imposible. Pero comienza así una carrera por salvar la vida.

Ozark

Descubre norteamérica

Dice Neil Gaiman sobre 'American Gods' que fue un libro de alguna manera útil para él, no sólo por lo millones de dólares que le dio y sigue dando, sino porque sirvió como diario del viaje de un británico que llegaba a Estados Unidos. Pese a ser fantástico, también es costumbrista, y el que lee tiene la sensación de descubrimiento de norteamérica en un viaje de punta a punta. Algo similar sucede con Stephen King, y su 'It', por poner un ejemplo. Por medio de 'It' se acude a un relato antropológico de Nueva Inglaterra a través de diferentes momentos temporales. Relata los terrores, los estigmas, y el marco que envuelve a todo ello. King siempre ha sabido relatar cómo la fina capa de lo aparentemente perfecto esconde los horrores más inconfesables. Decía el psicólogo Juan Pastor en una de sus clases tras el reciente accidente nuclear en Japón que era necesario analizar las imágenes de las evacuaciones: japoneses en fila, ordenados, aparentemente sosegados, mientras a su alrededor la muerte invisible los envolvía. Los medios de comunicación destacaban el civismo de los habitantes en la evacuación, cuando esa reacción antinatural es la muestra inequívoca de que algo va francamente mal. También la pulcritud victoriana escondía, como Freud acabó deduciendo, una epidemia incestuosa de violaciones y abuso de menores, igual que los bosques inmaculados y apacibles de Ozark esconden el crimen organizado más salvaje envuelto de tranquilidad tensa e incómoda.

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Ese es el punto en el que se hay que situar, el de la doble moral, para comprender qué es 'Ozark', qué quiere transmitir, y qué resulta interesante de esta historia. Así, esta idea de la pulcritud la logra transmitir Jason Bateman con una construcción brillante de su personaje. Inexpresivo, contenido, controlado, mentiroso compulsivo... Un psicópata incorruptible que contiene la doble cara de aquel que aparenta ser el cordero que esconde bajo su piel al más feroz de los leones. A través de los capítulos se salpica una situación recurrente con su mirada inexpresiva mientras observa de manera compulsiva a su mujer practicando sexo con su amante en una grabación. Una y otra vez mira el vídeo, como una suerte de mártir parafílico del autocontrol.

La familia y la hipocresía

'Ozark' es una serie que resulta difícil de comprender fuera de Estados Unidos porque no habla de lo que puede suceder en USA con el tráfico de sustancias, no habla de cómo es es el país, sino que habla de lo que Estados Unidos es. El punto de partida es aparentemente el mismo al de 'Breaking Bad'. Tanto Marty como Walter son sujetos funcionales, con una vida corriente, que comienzan a cometer actos delictivos para mejorar la situación de su familia. Muestra cómo un tipo completamente ordinario puede acabar metido en los asuntos más complicados. En España, con la horda de corruptos en todos los estratos creo que nos resulta fácil comprender que cualquiera puede terminar siendo un delincuente. Sin embargo, la motivación de Walter White es su familia: Walter morirá pronto, por lo que quiere dejar a los suyos en una buena situación económica. Incluso en los momentos en los que acudimos al Walter más desatado, esta motivación era un ancla a tierra que legitimaba los pasos más cuestionables de su fructífera carrera como magnate del narcotráfico. Pese a que la familia es también el elemento nuclear de la vida como criminal de Marty, en su caso no es una motivación, sino que es una excusa. Una legitimación espuria para la codicia.

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Decía que esta serie habla de lo que Estados Unidos es, porque justamente trata sobre el concepto de familia e individualidad estadounidense, vinculado de manera íntima al protestantismo. El calvinismo termina en el capitalismo sometiendo el éxito en los negocios y la protección a la familia como la autopista para llegar a Dios. El éxito garantiza la salvación, y el único medio para salvarse es el sacrificio personal. La responsabilidad de contacto con Dios no es a través de un cura que perdone los pecados, sino que el propio individuo debe rendir directamente cuentas ante el altísimo. Bajo los hombres y mujeres individuales recae la responsabilidad de ser buen cristiano, esto es, un cristiano exitoso en sociedad. La idea familiar mediterránea, por ejemplo, se acerca la familia como apoyo, como impulso, como ayuda; en la noción de familia tradicional norteamericana la protección alude a su sentido más literal, al rifle bajo la almohada. Esta perspectiva de protección familiar es fácilmente perceptible, y rápidamente se convierte en legitimación de lo injustificable, como es este caso: ¿qué es lo que ha llevado a Marty a blanquear dinero? La codicia. ¿Qué es lo que reiteradamente repite como justificación de su actividad delictiva? La familia. En un autoconvencimiento perpetuo que repite como un estribillo.

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En nombre de la familia, Martin Bryde emprende un camino de engaño, bajeza moral, trampas, crímenes, bajo la presión de un entorno hostil y amenazante, en un pueblo que esconde mucho más de lo que parece. Destaca el estilo sombrío y sobrio con el que Bill Dubuque y Mark Williams conciben una serie, tensa, intensa, en la que Jason Bateman y Julia Garner se comen la interpretación. El de 'Arrested Development', Jason Bateman, aquí termina formando un papel escalofriante. Destaca también Julia Garner, aparentemente una delincuente de baja estofa que termina tomando una profundidad increíble. El trabajo de Garner dándole vida resulta a Ruth Langmore resulta hipnótico.

'Ozark', sin librarse de muchos tópicos de su género, se convierte, sin duda, en una serie de género negro que hay que ver. Con gusto en la realización, y todo para convertirse automáticamente en la nueva serie de culto de la plataforma streaming.

8,5

Lo mejor:

- Las interpretaciones de Jason Bateman y Julia Garner.

- La tensión constante capítulo a capítulo.

Lo peor:

- Cae en tópicos del género de narcotraficantes.

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