TERROR

Crítica 'Escape Room: Sin salida', de Adam Robitel

El director de 'Insidious: La última llave' vuelve con una cinta entretenida, pero que no apuesta.

Por Celeste Romero 25 de Marzo 2019 | 10:41

La originalidad es algo que cuesta mucho sacar a la luz últimamente. En la industria del cine, sobre todo en su faceta más comercial, es casi imposible encontrar historias totalmente nuevas, ya que las carteleras se inflan con remakes, reboots, secuelas o historias con toques que ya han sido contados anteriormente. Sabiendo esto, en los últimos años puede que hayamos bajando nuestro listón a la hora de ver una película: Muy pocas cintas consiguen sorprendernos, y las que lo hacen, consiguen catapultarse como lo mejor del año. Piensa en películas originales de los últimos años, la mayoría de ellas se encuentran en listas donde se posicionan como lo mejor del año de estreno, ¿o me equivoco?

Un género muy manido

Un género que está de lo más manido es el thriller, muy pocas películas con esta temática ha conseguido dejarnos con la boca abierta los últimos años, aunque claro está, hay excepciones. La película de la que hablaremos hoy no marcará un antes y un después en la industria, de hecho, en unos días la olvidarás por completo. En esta ocasión hablaremos de 'Escape Room: Sin salida', la nueva película dirigida por Adam Robitel, director que hemos conocido anteriormente gracias a sus trabajos en 'Insidious: La última llave' o 'The Taking of Deborah Logan', ambas cintas de dudosa calidad. El cineasta parece mejorar su currículum en esta última historia, pero aún le queda mucho trabajo que hacer. Estoy segura de que puede dar más de sí, habrá que esperar para ver su trabajo en la secuela. La cinta ha conseguido recaudar $141 831 110, teniendo un presupuesto de $9 000 000, por lo que estamos seguros que esta historia dará mucho más de sí.

La misma historia de siempre

La trama de la cinta la habrás visto millones de veces: Seis personas desconocidas son citadas por una empresa llamada ''Minos''. Deberán participar en un Escape Room, una serie de habitaciones en las que tendrán que usar su ingenio e inteligencia para poder pasar a la siguiente. Quien lo consiga, se llevará a casa 10.000€. Todo parece ir bien hasta que los protagonistas se dan cuenta de que no sólo se están jugando dinero, si no su propia vida. Como puedes comprobar, se trata de una premisa vista anteriormente en cintas como 'Cube', 'Exam', 'Saw' y una infinita lista, por lo que la historia no es lo primero que llama la atención de la película de Robitel. Sin adentrarnos en spoilers, sólo comentaré que esta película trata de marcar una diferencia en su trama, pero apenas se trabaja en ella, se centra sobre todo en las espectaculares habitaciones y casi se olvidan de la historia que querían contar. Algo que puede molestar a la audiencia es su final, uno demasiado abierto y que queda muy claro que habrá una secuela, algo de muy mal gusto.

Personajes desaprovechados

La cinta está protagonizada por Taylor Russell, Deborah Ann Woll, Logan Miller, Tyler Labine, Jay Ellis y Nik Dodani, y ninguna de estas interpretaciones serán dignas de recordar por toda tu vida. Cumplen con su personaje, alguno más exagerado que otro pero todos muy estereotipados, algo que puede llegar a chirriar. Se trata de un apartado que tampoco consigue sobresalir, ninguno de ellos lo hace mal del todo, pero te quedas con ganas de más. Personajes demasiado planos y de los que apenas conocemos nada, salvo algún que otro dato gracias al uso de flashbacks. Taylor Russell y Logan Miller son quienes se llevan el protagonismo, por lo que esperamos conocer más de ellos en las próximas secuelas.

Un apartado técnico decente

Quizás su punto más fuerte es el apartado técnico. En la cinta podemos encontrar algún que otro plano bien elaborado y llamativo, pero por lo general no trata de sorprender al público más entendido en el tema. Cada habitación cuenta con una estética propia, siendo la del bar la más llamativa, al menos para mí. La música de la cinta es de lo más ambiental, por lo que no la recordarás al salir de la sala, simplemente es un complemento más.

No nos hace partícipes

Otro apartado que flojea es el de los puzzles. Se trata de enigmas que no consiguen conectar con el público, no te sientes partícipe de lo que está ocurriendo y piensas que ellos solitos pueden resolverlo todo. La gracia de estas cintas es que el espectador pueda o al menos intente resolver los puzzles mostrados, pero en este caso, la mayoría de ellos depende exclusivamente de las acciones de los protagonistas, algo más de inmersión le hubiera venido genial. Pese a todo, se trata de una cinta muy entretenida y, aunque no puedas participar en las resoluciones, los acertijos resultan ser originales algo que se agradece. Hay que mencionar que, aunque el póster promocional sea de lo más llamativo y bizarro, la película no cuenta con apenas escenas desagradables o de las que nos obliguen a apartar la vista, es una cinta de lo más light, y esto puede molestar a los amantes del género que están acostumbrados a experiencias más fuertes.

Entretenida, sin más

En términos generales, se trata de una cinta entretenida, pero que no arriesga nada. Gustará al público general, pero para el amante del género, le sabrá a poco. Cuenta con un apartado visual llamativo, pero que no es de lo más atrevido. Su música resulta ser de lo más olvidable y cuenta con algún que otro puzzle interesante, aunque haya echado en falta la interacción con el público, un punto muy poderoso en este género. Adam Robitel está consigue mejorar su filmografía con esta cinta, pero estoy segura de que es capaz de mucho más. Los actores y actrices cumplen con su papel, pero al tener personajes tan lineales, ninguno sobre sale y son personajes de lo más olvidables. No sientes que has perdido el tiempo al ver la película, se trata de un film hecho para pasar el rato y olvidarte de los problemas por un tiempo, no le pidas más porque no te lo podrá dar. Recomiendo verla en el cine para que la experiencia de inmersión sea mayor.