VUELVE LA CAZA

Análisis de 'Wild Hearts', los monstruos más fieros

Por fin un serio rival para la franquicia Monster Hunter, fuertemente basado en mecánicas conocidas pero también con propuestas jugables muy originales.

Por Pablo Sánchez de Rojas 22 de Febrero 2023 | 12:00

Cuando parecía que ningún otro juego de caza podría jamás hacer sombra a la franquicia de Capcom, llega de la mano de los creadores de Dynasty Warriors este 'Wild Hearts', un título bajo el paraguas de EA Originals que ya englobara juegos como Unravel o It Takes Two; garantía de que se trata de una propuesta quizás más nicho que la de un triple A, pero capaz de encandilar a los jugadores que sepan vibrar en su misma frecuencia.

La naturaleza se abre paso

Películas como 'La Princesa Mononoke' de Studio Ghibli ya tratan el tema del desarrollo de la civilización en contraposición al mundo natural, y es que 'Wild Hearts' se enmarca en Azuma, un mundo basado en el Japón feudal donde las fuerzas del cosmos están encarnadas en los kemono: criaturas de aspecto animal pero con la capacidad de canalizar la energía de la naturaleza. Por otro lado están los humanos, si bien físicamente más débiles cuentan con el desarrollo de la tecnología para adaptarse al entorno. Y en el medio estás tú, el cazador protagonista, un personaje capaz de controlar los karakuri para crear todo tipo de mecanismos y enfrentarse con garantías a estas bestias.

El desarrollo del juego nos llevará a enfrentarnos a los kemono que supongan una amenaza para la sociedad, y tras cada batalla usaremos los materiales que hayamos conseguido para mejorar nuestro equipamiento y poder enfrentarnos a criaturas más peligrosas cuyos materiales que nos permitirán construir armas y armaduras aún mejores. En esencia y simplificando mucho, este es el bucle jugable de cualquier Monster Hunter y en ese sentido no esperéis nada muy diferente en este 'Wild Hearts'. Lo que sí es nuevo es el sistema de karakuri.

Los karakuri son una serie de mecanismos que podremos craftear para hacernos la vida más sencilla, usándolos en tiempo real como si fueran una suerte de construcciones del 'Fortnite', y existiendo dos tipos muy diferentes entre sí. Por un lado, están los karakuri normales que utilizaremos en batalla y que nos ayudarán durante el combate contra los kemono: desde karakuri básicos como los cubos a los que nos podremos subir para atacar desde las alturas, hasta resortes que se ponen en el suelo y aumentan nuestra movilidad, pasando por antorchas que imbuyen nuestra arma de fuego o hélices que nos permiten literalmente volar por el escenario. Para utilizarlos necesitaremos gastar un recurso llamado hebra celestial, que se encuentra en los kemono y los escenarios, y para mejorarlos contamos con un extenso árbol de desarrollo. Además, los karakuri básicos se pueden combinar para conseguir karakuri fusionados, mucho más poderosos pero que antes de poder usarlos necesitaremos cumplir antes descubrirlos en combate y superar un quick time event contra un monstruo determinado. Entre estos karakuri se encuentran una muralla, una especie de martillo gigante o una bomba explosiva, entre otros muchos.

Por otro lado, están los karakuri dragón, que no son más que karakuri que podremos ir colocando por el mapa y que nos darán todo tipo de apoyo: tanto a la hora de crear campamentos donde poder descansar, crear equipo y teletransportarnos, como también para desplazarnos con tirolinas o generadores de viento, y también otros usos más curiosos como torretas capaces de detectar a los kemono de la zona y pozos donde poder recargar nuestros frascos curativos. Para poder usar los karakuri dragón tendremos que activar los pozos de dragón que iremos encontrando por el mapa. Para ello, tendremos que gastar ciertos recursos pero conseguiremos que la cantidad de karakuri dragón que podemos desplegar en el mapa sea mayor.

La aventura nos lleva a través de cuatro zonas basadas en las cuatro estaciones del año, a las que hay que sumar la Montaña Sagrada que hace las veces de endgame y el principal sentamiento, Minato. Este poblado servirá como hub central y base de operaciones entre caza y caza, y es aquí donde podremos comprar objetos e ingredientes o activar misiones secundarias. También habrá otros servicios, como la reconstrucción de la ciudad, los baños públicos donde incrementar nuestra salud, o el gremio de pescadores que ofrece tareas con recompensa, sin olvidar la forja en la que adquirir y potenciar armas y armaduras.

Y es que la gestión del equipo es una de las bazas fundamentales de este 'Wild Hearts', ya que tendremos hasta ocho tipos de armas disponibles: katana, nodachi, arco, martillo y wagasa; a los que hay que sumar el cañón, las cuchillas y el bastñon que desbloquearemos tras superar el primer capítulo. Cada arma tiene sus propias particularidades y su sistema de combos, y aunque el juego da alguna pequeña indicación sobre en qué consiste cada una, la mejor opción es realizar el tutorial correspondiente en el muñeco de entrenamiento. Cada arma tiene un árbol de mejoras prácticamente inabarcable así que para acotar las cosas una buena opción es elegir un tipo y ceñirnos a ella hasta el final. No obstante, cada kemono tiene una vulnerabilidad diferente en cuanto a tipo de daño (contundente, cortante...), elemento y estados alterados, así que antes de iniciar una caza conviene echarle un vistazo a la enciclopedia que incluye el juego y nos desglosa toda esta información para considerar el arma a elegir.

Las armaduras también serán una parte fundamental de nuestro equipo, ya que a diferencia de otros juegos, en 'Wild Hearts' no hay niveles de experiencia que doten a nuestro personaje de aumentos de poder. Nuestra defensa, parámetros y habilidades dependen de las piezas de armadura equipadas, así que mantenerla actualizada será imprescindible para conseguir derrotar a criaturas cada vez más poderosas. Las armaduras influyen además en un indicador que nos llevará hacia el lado kemono o hacia el lado de la humanidad, y que podrá despertar habilidades ocultas en las piezas de equipamiento.

Como ya hemos mencionado, para mejorar nuestro equipo necesitaremos materiales (tanto restos de kemono como objetos del entorno o elementos que conseguiremos al matar o acariciar monstruos pequeños), y recolectar estos materiales nos llevará a tener que enfrentarnos muchas veces con los kemono. Es aquí donde el modo multijugador online cobra una importancia capital, puesto que al menos estos días cercanos al lanzamiento funciona muy bien y podremos unirnos a una partida con gran rapidez, pero especialmente por el hecho de que el combate resulta mucho más gratificante jugando en cooperativo. Hasta tres cazadores pueden colaborar para llevar a cabo las misiones, y aunque el modo en solitario es entretenido, las cotas de diversión que se alcanzan jugando en compañía son inigualables.

Los enfrentamientos contra los kemono son desafiantes, especialmente jugando solo, pero aunque con ayuda la dificultad se alivia bastante, el bucle jugable resulta muchísimo más entretenido. Compartir con otros dos cazadores, cada uno con un arma diferente, un mismo espacio en el que construir karakuri, utilizar las construcciones de los aliados y tener que dañar al monstruo a la vez que identificamos su patrón de comportamiento y esquivamos sus ataques, convierte cada batalla en un baile grupal improvisado extremadamente adictivo.

Y aunque no sea su principal baza, el juego goza de un cuidado apartado artístico, donde entornos de todo tipo, desde bosques y colinas hasta ruinas y cuevas subterráneas, gozan de un preciosismo abrumador. Y qué decir de las criaturas, las verdaderas protagonistas, cuyo diseño a medio camino entre animales reconocibles y mutaciones naturales es de lo mejor del juego. El acompañamiento musical y el cuidado doblaje (recomendamos ponerlo en japonés para mayor inmersión) le terminan de poner la guinda a un juego que si solo fuera midiendo la potencia bruta de los gráficos, resultaría algo flojo para los estándares de la generación.

En conclusión, hablamos de un juego con un bucle jugable reconocible pero no por ello menos adictivo, con una ambientación soberbia, un sistema de combate ágil y profundo, y la novedad de poder realizar construcciones durante la partida. Muchísimas horas de contenido y un multijugador verdaderamente delicioso que consiguen crear una experiencia muy gratificante. Habrá que tener la mirada puesta en futuras actualizaciones y entregas: la batalla por el mejor juego de cazar monstruos ha comenzado.