El 15 de May 2025 | 23:00
'Steel Seed', sobre el papel, me parece una propuesta muy interesante: un juego que combina acción, sigilo y plataformeo con una ambientación de ciencia ficción. Los problemas vienen a la hora de pasar de la teoría a la práctica, cuando los elementos no funcionan todo lo bien que nos gustaría. Y eso que 'Steel Seed' tiene esa esencia de juego "mid": sin grandes ambiciones, pero muy entretenido. Me da mucha pena que no llegue a conseguir del todo sus objetivos.
La historia de ciencia ficción de 'Steel Seed' nos pone en la cibernética piel de Zoe, quien se despierta en un mundo controlado por máquinas y resulta ser la única capaz de salvarlo. Junto a nuestra protagonista se encuentra Koby, un robot flotante que nos acompaña durante toda la aventura, y que es una especie de intento de crear un droide gracioso y simpático al estilo 'Star Wars', sin llegar a conseguirlo.

El sigilo se podría decir que es el núcleo principal de la jugabilidad, seguido muy de cerca por el plataformeo. El combate incluso lo calificaría de opcional (salvo un par de momentos muy concretos). Jugablemente, el sigilo es muy básico pero funcional, aunque se ve entorpecido por algún que otro bug que te obliga a repetir ciertas zonas. Zoe se agacha para andar sin hacer ruido y ataca con una navaja a los robots por la espalda. Apoyarse en las paredes no es lo más cómodo del mundo, pero, como pasa generalmente con 'Steel Seed', funciona de una manera u otra.
Contamos con varias habilidades que nos ayudan a mejorar tanto el sigilo como el combate, y funcionan de una manera curiosa. No pueden comprarse desde el principio, sino que hay que completar unos desafíos para desbloquearlas y luego adquirirlas con el dinero que vamos consiguiendo, sobre todo de los enemigos derribados. Esta forma de plantear el sistema es interesante porque obliga al jugador a realizar ciertas acciones y jugar de forma diferente si quiere mejorar a la protagonista.

¿Pero qué pasa cuando el sigilo falla y la única opción es pelear? El sistema de combate es el punto más débil de 'Steel Seed': se siente ortopédico, falto de opciones, con un mal control, y sólo lleva a frustraciones constantes. Aparte de esto, también es recomendable evitar los enfrentamientos directos, porque varios enemigos a la vez pueden resultar letales en muy poco tiempo.
El plataformeo, una vez más, es básico pero funcional. El doble salto le da a Zoe cierta agilidad que se agradece. De hecho, la forma de movernos por el escenario es una de las cosas que más atractivas me parecen del juego, sin llegar a ser nada espectacular. Gracias a esto, la exploración se convierte en uno de los puntos fuertes de 'Steel Seed'. Cada zona está repleta de coleccionables —algunos más interesantes y útiles que otros— que nos motivan a buscar y explorar más allá de lo necesario.

Hablando de escenarios, el juego está compuesto por cuatro biomas, aunque dos de ellos son bastante similares y sorprendentemente oscuros, por lo que dependemos mucho de que Koby nos ilumine el camino. Muchas veces esto resulta incómodo porque la cámara se mueve más rápido que él. El último nivel supone un cambio de aires total, que ni siquiera vamos a desvelar aquí.
Para terminar, hay algunos momentos en los que se rompe este ciclo jugable con persecuciones a alta velocidad o secciones en scroll lateral. Se agradece el soplo de aire fresco, aunque hemos sufrido varias muertes por culpa de la perspectiva de la cámara o algún bug en los saltos.

CONCLUSIONES
'Steel Seed' es un juego que no apuntaba muy alto y se queda incluso un poco por debajo de esas ambiciones. Sin embargo, se puede llegar a disfrutar y apreciar los aciertos que ha encajado Storm in a Teacup, como un sigilo muy sencillo pero funcional, o un plataformeo que hace satisfactoria la exploración por un mundo algo limitado.
Lo mejor:
- Sigilo sencillo.
- Plataformeo entretenido.
- Exploración satisfactoria.
Lo peor:
- Bugs que frustran y hacen repetir secciones enteras.
- Algunos escenarios demasiado oscuros y poco variados.
- Historia y protagonistas insípidos.