COCHES DE CHOQUE

Análisis de 'Onrush': cuando quedar primero no es la prioridad

La nueva obra de Codemasters rehúsa de las banderas de cuadros y propone un planteamiento divertido: destruye y que no te destruyan

Por Carlos Lorca 5 de Junio 2018 | 16:13

El planteamiento de 'Onrush', definido desde la secuencia de vídeo introductoria, es realmente interesante: se trata de un juego de conducción en el cual ganar no es el objetivo principal. Más aún: no importa el rendimiento o la habilidad individual (que sí, puede determinar el resultado, pero no es fundamental), sino el trabajo en equipo conformado por cinco pilotos. 'Onrush', de Codemasters, una desarrolladora erigida por méritos propios como respetada dentro de la conducción, es una mezcla de eso mismo, de destrucción, de saltos y de modalidades de juego muy diferentes de lo convencional en el género.

Diferente a los demás

El planteamiento de 'Onrush', definido desde la secuencia de vídeo introductoria, es realmente interesante: una serie de vehículos deben competir los unos con los otros por objetivos totalmente alejados de una bandera de cuadros, destrucción mediante. El título se define por la alta velocidad de los circuitos (todos semiabiertos: fábricas abandonadas, playas desérticas, zonas montañosas), destrucción mediante. El objetivo principal es destruir a los integrantes del equipo contrario para conseguir cumplir los retos, inherentes a cada modalidad; mientras que Overdrive busca que un equipo se sobreponga a otro en puntuación, Lockdown obliga a los corredores a dominar una zona determinada mientras conducen, y Switch es una suerte de Juego de Armas de 'Call of Duty': si eres destruido, deberás cambiar de vehículo obligatoriamente, y el contador de vidas se restará para tu equipo.

La puntuación es el eje principal del juego: no porque sea el modo más concurrido y manoseado durante los seis campeonatos del Modo Historia (el juego sale el día 5 y no cuenta con juego online todavía), sino porque es la esencia de la obra. La puntuación se logra al destruir rivales, al machacar morralla (se llama así; son vehículos que se generan constantemente y que al machacarlos nos otorgará Nitro) o al no colisionar. El mayor aliciente es el Rush, la "habilidad especial" de cada vehículo y que se activa tras rellenar un medidor realizando las actividades antes mencionadas: destruyendo rivales, machacando morralla y no siniestrando el vehículo.

Hay un "mal común" en la industria que aquí no desaparece, pero su inclusión está mucho más suavizada y justificada. Las cajas de botín se obtienen al subir de nivel, y solo incluyen elementos cosméticos: los 12 personajes disponibles cuentan con su propio set de ropa, su celebración y sus trucos determinados. Los vehículos se pueden personalizar exteriormente, también, a través de estos consumibles, al igual que las lápidas de muerte (un objeto que deja cada piloto cuando muere, y que al recolectarlo entrega combustible). Quizá cierto sector del público achaque falta de vehículos dentro de cada clase, cada uno con unas características determinadas, pero al ser conducción puramente arcade se antoja innecesario.

La táctica, fundamental

Lo que más interesante me parece de 'Onrush' es su componente táctico. En un juego de conducción este elemento suele quedar reducido a las decisiones de equipo, la elección de un neumático o variación mecánica determinada o a la gestión de recursos, en términos generales. Aquí es diferente: las ocho clases de vehículos disponibles cumplen una función específica dentro de cada circuito. La moto Outlaw premia los trucos, y con ello se obtendrá carga de Nitro, mientras que su Rush, llamado Drain, extraerá toda la carga de velocidad punta a los rivales adyacentes. Dynamo es un coche mediano enfocado al juego en equipo: el Rush de este vehículo permite compartir Nitro con los compañeros cercanos, además de dejar pequeñas cargas de velocidad punta esparcidas por el mapa para el uso de todos. Un último ejemplo: Charger es un vehículo grande, enfocado a la confrontación: obtiene cargas al conducir cerca de los enemigos, lo cual ya le obliga a aproximarse a los rivales, y su Rush es una carga fuerte y devastadora que arrasará con todo aquel que se ponga delante. El sistema de vehículos del juego sigue una suerte de patrón como 'Overwatch', un hero shooter, pero modificando los actores: fuera personas, dentro coches.

Es aquí donde, precisamente, 'Onrush' hace alarde de sus propias intenciones. Los conductores nunca estarán muy alejados los unos de los otros, sea por el motivo que sea: la propia Outlaw genera una pequeña área en el sitio donde impacta, perjudicando a los rivales, y el Titan proyecta un pequeño escudo a los compañeros que circulen a una distancia cercana. Los videojuegos de conducción siempre reniegan (y penalizan, por qué no decirlo) los choques y los toques, pero Codemasters ha decidido mirar a 'Motorstorm' (muchos integrantes de Clover Studio, desarrollador del título, migraron a Codemasters) y al estilo característico de dicha obra para buscar apelar a sensaciones similares.

Técnicamente se trata de un título muy potable. El doblaje al castellano es excelente: las indicaciones realizadas en vídeo no dejan lugar a duda, y aunque se echan en falta algunas exclamaciones en plena carrera, tampoco es un detalle especialmente significativo. Gráficamente es un juego que cumple: no llega a alcanzar los límites de un 'Forza Horizon', por ejemplo, pero no es algo que moleste sobremanera.

Conclusión

'Onrush' es un título muy generoso para los asiduos a la conducción que no buscan seguir el patrón convencional del género. Es un juego agradable: a pesar de las excesivas cargas temporales cuando estalla el coche, de la ausencia de vehículos dentro de cada clase (cosa que a mí, personalmente, no me ha molestado, pero puedo entender que a otros usuarios sí) o la baja cantidad de modos de juego, siempre es bienvenido aplaudir propuestas renovadas y frescas que sacudan un género conocido por la inamovilidad.