MUTANTE ACUÁTICO

Análisis de 'Maneater' para PS4: Un tiburón muy voraz y donairoso

Maneater llega para PS4, Xbox One y PC para hacernos sentir como tiburón mutante

Por Fco Javier Castro 22 de Mayo 2020 | 12:30

Es cierto que en los días que corren es extraño encontrar un título de un género desconocido, o incluso innovador que rompa los esquemas de lo conocido, pues a día de hoy está todo inventado. El juego que tenemos entre manos, no podíamos justificar que haya inventado nada, pero sin duda estamos ante algo original que seguro no deja indiferente a nadie. 'Maneiter' es un juego que podríamos calificar del género RPG, pero con muchos peros de por medio. La premisa no es otra que la de encarnar un tiburón, y como tal la prioridad del animalito no es otra que la de alimentarse. Dicho así suena muy básico y poco atractivo, ¿pero qué tal queda si os digo que nuestro tiburón es un mutante que va evolucionando, creciendo, capaz de enfrentarse a cualquier ser viviente que ose pasar cerca nuestro, capaz de derribar a decenas de barcos, que además comparte una historia con un cazador obsesionado que va degenerando según pasa la historia? Pues si os ha picado el bicho de la curiosidad, os instamos a acompañarnos en este análisis donde pondremos a prueba qué tal aguanta el tipo este juego a mitad de camino entre simulador de tiburones y RPG.

Lo que no me mata, tampoco me engorda

'Maneater' da un paso adelante e incorpora un sistema de juego peculiar en el que debemos manejar un tiburón llamado ShARkPG. Ya desde el inicio nuestro escualo sufre un trauma temprano, y podríamos decir que lo primero que ve al nacer es a su cazador, un humano llamado Pete Scaly obsesionado con cazar tiburones ya que su padre fue devorado por uno y desde entonces vive con la idea de encontrarlo. Tras un comienzo atribulado, somos lanzados al agua, siendo aún un escualo muy pequeño y se da inicio a una aventura que pasa por sobrevivir en todo tipo de ecosistemas acuáticos que nos harán recorrer pantanos, arrecifes, playas, puertos poblados con una suerte de fauna que nos complicarán las cosas, pero que a su vez servirán para hacernos más fuertes. Como tiburones, deberemos alimentarnos continuamente para coger fuerzas y crecer, con el objetivo de enfrentar no solo a animales más grandes que nosotros, también al temible cazador que nos viene a la zaga.

Los desarrolladores del juego, Tripwire Interactive, han optado por convertir este título en un RPG en el que iremos mejorando a nuestro escualo y con el que conseguimos diversas habilidades, ya sean defensivas u ofensivas, o bien de agilidad, capacidad de nado y otras variables, para seguir avanzando en la aventura, hacer crecer a nuestro tiburón, y enfrentarnos a los peligros que nos aguardan.

Un mundo marítimo tremendamente hostil

El juego se desarrolla en formato open world, con un extenso mapeado repartido en 9 zonas con distintos biomas y fauna acuática. Es por ello que tan pronto podemos encontrarnos un caimán como un tiburón martillo, así como decenas y decenas de especies marinas y pantanosas. Por supuesto en el menú también entran otro tipo de animales, como pueden ser focas o incluso humanos que podemos devorar a placer para ganar nutrientes y así escalar en la cadena evolutiva. ShARkPG es un tiburón mutante, y por lo tanto gracias a los mutágenos vamos desarrollando diferentes exoesqueletos que nos ofrecen habilidades.

El sistema de juego de 'Maneaster' está dividido en misiones principales y opcionales. Dentro de cada región podemos realizar algunas actividades, más allá de la trama principal, que se resumen en recoger matrículas, dar caza a otros animales potencialmente peligrosos, encontrar cofres con nutrientes y minerales o incluso dar rienda suelta a nuestro instinto y devorar cierto número de objetivos. Todo ello tiene como propósito conseguir los requisitos para mutar y conseguir exoesqueletos para nuestro escualo. Estos exoesqueletos están divididos en diferentes partes, que forman piezas para el cuerpo del tiburón. Según vayamos avanzando en el juego, podemos desarrollar estas partes del cuerpo, que suman un total de 3 exoesqueletos y que podemos mejorar y equipar según nuestras necesidades. Además de estas armaduras con efectos únicos, se nos abre la oportunidad de conseguir órganos internos mutados que nos ofrecen habilidades útiles, tanto para el combate como para la exploración.

Para perfeccionar nuestro equipo, debemos conseguir ciertos materiales como son la proteína, minerales, grasa y mutágeno, y con ello, no solo mejorar nuestras habilidades, también nuestro crecimiento hasta acabar siendo un enorme y gigantesco tiburón de proporciones estratosféricas capaz de devorar cualquier cosa que veamos y con el que podemos derribar incluso barcos y yates. Para conseguir estos materiales nos va a tocar alimentarnos de la fauna que nos rodea, además de realizar tareas opcionales. Dentro de nuestro arsenal de ataques tenemos la dentellada, con la que incluso podemos realizar un agarre mortal al tiempo que arremetemos con la cabeza, un poderoso coletazo, una embestida con la fuerza de nuestro cuerpo y las aletas y algunos ataques especiales que podemos ir desbloqueando.

Los jefes no quieren que nos hagamos grandes

Dentro de las actividades que podemos realizar están las de enfrentar ciertos jefes. En el lado de los animales tenemos a ciertos enemigos como puedan ser caimanes, cocodrilos, tiburones de diferentes especies y hasta ballenas. Estos enfrentamientos son un poco más exigentes y requerirá de una preparación para acabar con ellos. El juego no es difícil en ningún momento, pero está claro que si nos enrolamos en la misión de acabar con uno de estos enemigos sin haber evolucionado suficiente pueden darnos varios quebraderos de cabeza.

Luego tenemos a los jefes humanos, que son un total de 10. Estos enemigos son cazadores de tiburones profesionales. Para ello deberemos captar su atención, en un sistema progresivo llamado infamia. Los humanos cuentan con su propia línea de defensa, que son los cazadores de tiburones. Así pues cuando ataquemos a los homínidos aparecerán los cazatiburones. Si en lugar de huir de ellos decidimos decantarnos por la confrontación, se irá llenando un medidor y cuando este se complete, aparecerá un cazatiburones legendario. Una vez acabamos con él, somos premiados con la parte de un exoesqueleto o bien con algún órgano especial. La cosa se pone interesante cuanto más avanzamos en este sistema de infamia, ya que los enfrentamientos finales son los más difíciles del juego.

Un sistema de juego que da para lo que da

Es cierto que estamos ante una idea original sin mucho pretexto más que el de buscar la diversión pura y la risa absurda. El gran pero del juego es que se suele tornar bastante repetitivo casi desde el principio, ya que al fin y al cabo, nuestro tiburón da para lo que da. Y salvo el hecho de explorar por las diferentes regiones, no hay mucho más que hacer que devorar a todo lo que se mueve. Al fin y al cabo manejamos un tiburón. Hay que aplaudir a Tripwire Interactive por atreverse con una idea bastante original dentro de un sector donde prácticamente lo hemos visto todo, pero llegados a un punto no da para mucho más. La aventura principal puede llevar alrededor de 7 u 8 horas completarla, y ya luego si somos completistas podemos acabar por hacer las misiones restantes que nos queden, lo que puede extender la experiencia en torno a otras 4 horas. Así pues no nos encontramos con un juego demasiado largo, lo que en parte se agradece.

Él vive en la villa debajo del mar...

Tenemos que meternos de lleno en el apartado audiovisual de este título, que nos transporta a visitar los fondos acuáticos de pantanos, playas y hasta piscinas. Y aquí tal vez se encuentren los mayores peros del juego, ya no tanto porque cuente con un apartado gráfico moderado, si no por su rendimiento. El juego ha sido analizado en una PS4, y en cuanto a poderío gráfico, está lejos de ser un referente pero se deja ver. El modelado del tiburón es bueno, con un acabado digno, así como la de algunos enemigos o peces con los que nos encontramos. Tal vez abusa demasiado de la borrosidad bajo el agua en zonas abiertas, perdiendo nitidez y campo de visión, pero donde de verdad se hace molesto es en el rendimiento. El juego sufre de bajadas de frames bastantes alarmantes, incluso llegando a detenerse por completo en algunas ocasiones. Incluso nos ha llegado a ocurrir de aparecernos una pantalla de carga sin venir a cuento en medio de la nada porque era incapaz de renderizar el fondo marino. Además, ya han advertido que corregirán algunos bugs con el parche del día uno, y esperamos que de verdad le metan mano porque a nosotros nos han ocurrido unos cuantos, algunos de ellos alarmantemente molestos.

El apartado sonoro es correcto sin más, a destacar las voces en español. Durante la aventura nos acompaña un narrador que irá documentado los hechos ocurridos así como contarnos pequeñas anécdotas del mundo marino, e incluso soltar algún chascarrillo de tanto en cuando. Los efectos sonoros de las bestias y de nuestro tiburón acompañan durante las confrontaciones y los sonidos ambientales no destacan en demasía. La música pasa bastante desapercibida y es poco llamativa.

Conclusiones

Estamos ante un título bastante original que intenta traer un concepto nuevo y que se siente fresco al ser algo nunca visto. El componente RPG se siente algo ligero pero está presente en el transcurso de la aventura. El gran problema es la monotonía, que se personifica demasiado pronto y ya nos acompaña hasta el final del juego. Las sensaciones de manejar un tiburón mutante son buenas, y consigue transmitirnos el poderío de un escualo capaz de acabar con cualquier cosa. Lástima que no haya una mayor variedad de situaciones que lo hagan más llevadero.

El apartado gráfico es algo flojo pero donde realmente peca es en el rendimiento, con bajadas de frames bastante agresivas e incluso con parones de pantalla y cargas. La música es olvidable y no destaca en nada y los efectos sonoros acompañan sin más. Eso sí, es de agradecer que el juego venga completamente localizado a nuestro idioma, incluso con un buen doblaje.