LA BRUMA

Análisis de 'Kona II: Brume', el misterio entre la nieve y la niebla

Parabole continúa su gélida aventura en una nueva entrega más grande y centrada en la acción.

Por Rodrigo Aliende 27 de Octubre 2023 | 22:00

'Kona' fue uno de esos juegos independientes que no ves venir y que acaba sorprendiendo a muchos gracias a sus ideas interesantes y su ejecución. Lo que empezó como un proyecto financiado en Kickstarter terminó siendo una aventura de exploración y terror con una gran personalidad y ambientación. El título nos trasladaba al gélido norte de Canadá, en el año 1970, donde nuestro protagonista, Carl Faubert, era enviado a investigar una conspiración. La mayor cualidad de 'Kona' era saber qué teclas tocar en cada momento, coger algunos elementos y no abusar de ellos, mantener siempre el equilibrio. Así, teníamos una pizca de exploración, otra de investigación, otra de puzles e incluso algo de supervivencia con los indicadores de frío y cordura. Todo aderezado con la voz del narrador.

Habiendo hecho esta recapitulación, no es necesario haber jugado a la primera entrega a pesar de que continúen los hechos directamente. Estamos ante un caso diferente e incluso el protagonista, que sigue siendo Carl Faubert, parece algo cambiado por necesidad de la jugabilidad. Antes primaba por encima de todo su profesión como detective privado, ahora queda un poco por encima su condición como veterano de guerra. 'Kona II: Brume' pretende amplificar todos sus elementos característicos, enfocándose principalmente en el combate. En ocasiones esto no le sienta demasiado bien, pero al final del día consigue mantener su esencia reconocible.

La estructura del primer 'Kona' era más abierta que la de éste, a pesar de que la secuela cuenta con un mundo semi-abierto y unos exteriores más amplios en los que perderse. Esto se explica porque el original buscaba que el jugador se perdiese en sus alrededores y se sumergiese de lleno en este mundo desorientador. Mientras tanto, Parabole ha optado esta vez por un acercamiento más dirigido (de forma sutil e inteligente, todo sea dicho). Con esto no queremos decir que uno sea mejor que el otro, sino que son diferentes, y esto encaja bien con la nueva filosofía de 'Brume'.

Volvemos a tener acceso a varios medios de transporte para movernos por estos páramos, como un trineo tirado por perros o un barco, aunque realmente no aportan demasiado y parecen introducidos para mandar al jugador a hacer de recadero en ciertos momentos de la trama y perseguir algo que se le podría dar inmediatamente y no hacerle perder tanto tiempo.

Hablemos ya del elefante en la habitación: el combate. En el primer juego no resultaba satisfactorio. Cometía el mismo error en el que muchos otros ya han caído anteriormente (por ejemplo 'Scorn', que analicé hace poco). Esa necesidad de introducir algún tipo de secuencias de acción sin pensar si son realmente necesarias o si aportan algo. Antes era algo más anecdótico, ahora tiene un peso más importante. Aunque se ha puesto más cariño en el sistema de combate para hacerlo un poco más amigable, nos sigue planteando la misma pregunta: ¿de verdad es necesario? Tenemos a nuestra disposición varias armas de fuego, como pistolas, rifles o escopetas, para hacer frente a espíritus animales, muy en sintonía con los temas paranormales que trata.

'Brume' tiene la cualidad de contar mucho sin necesidad de muchos diálogos, ni exposición clásica, sino que lo hace mayormente a través de su escenario y los documentos que vamos encontrando por el camino. Esto contribuye a crear una ambientación desasosegante por la soledad que sentimos. Nuestro único compañero, si es que así puede llamarse, es el narrador, que va describiendo lo que ve y expresando los sentimientos del protagonista conforme progresa. Eso sí, en ocasiones puede hacerse demasiado pesado.

Otro cambio que hace que esta segunda parte se distancie del original es el argumento. La escala aumenta, como parece ser obligatorio en cualquier secuela, y esto se traduce en un mayor número de localizaciones y variedad. Aunque se pierde esa ambientación de la comunidad nevada del primero, también se siente refrescante pasar por varios escenarios, desde una mansión enorme hasta unos laboratorios bajo tierra. El enfoque de la trama, por otro lado, es más terrenal y no tan basado en lo paranormal y el más allá.

CONCLUSIONES

En definitiva, 'Kona II: Brume' es un título más fácil de diseccionar por separado que comparándolo con su predecesor, porque, y puede que suene a tópico y a una manera de no mojarse, no es mejor ni peor, sino diferente. El combate es lo único que, a ciencia cierta, se puede decir que no aporta nada al conjunto y, por mucho que haya mejorado un poco, sigue siendo completamente prescindible. El resto de decisiones gustarán más o menos a según qué fans, pero en líneas generales funcionan bien. Tenemos un 'Kona' más dirigido, menos paranormal, que mantiene en gran medida sus características principales, sobre todo su sobrecogedora y fría ambientación. En Parabole siguen siendo unos maestros a la hora de crear esa atmósfera.