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Análisis de 'Final Fantasy VII Rebirth', resurgimiento maestro para la eternidad

AUTÉNTICA FANTASÍA

Análisis de 'Final Fantasy VII Rebirth', resurgimiento maestro para la eternidad

Daniel G. Astarloa Por Daniel G. Astarloa

El 11 de Marzo 2024 | 20:00

Square Enix se abre de brazos para hacernos entrega de su proyecto más ambicioso en toda una generación de consolas: el gigantesco segundo capítulo que es 'Final Fantasy VII Rebirth'.

A 'Final Fantasy' siempre le va a seguir una estela de expectaciones imposibles. Square Enix ha sido maestra en saber cómo expandir la franquicia en múltiples direcciones y no quedarse estancada, pero eso no consigue convencer siempre a todo su público. Hay quienes desean que sus fórmulas no cambien, sus historias permanezcan intactas y los desarrolladores se centren sólo en los puntos fuertes que sabemos que funcionarán.

Hay un universo alternativo ahí fuera en el que 'Final Fantasy VII Remake' habría sido fiel al original y habría enamorado a ese público. Uno en el que Square Enix no se atrevería a pisar fuera de los límites de la gigantesca sombra que proyecta su obra magna. Aún tendríamos una trilogía como proyecto para completar esa historia, pero no habría menciones a 'Crisis Core' ni 'Advent Children'. No tendríamos que investigar los detalles de un juego de móviles exclusivo para tierras japonesas. 'Dirge of Cerberus' sería un recuerdo difuso y no la siguiente entrega en ser remasterizada con suerte.

Esa línea temporal es la que se consideraría la idónea para muchos. Pero agradezco no existir en ella, pues tendríamos un 'Final Fantasy VII Rebirth' básico y predecible de principio a fin. En su lugar Square Enix nos ha dado una de las mejores montaña rusa de emociones que recordaremos el resto de nuestras vidas, con sus puntos bajos, los increíbles momentos álgidos y una vista como pocas otras.

'Final Fantasy VII Rebirth''Final Fantasy VII Rebirth'

El mundo merece ser salvado

Para disfrutar de esta entrega es imprescindible haber pasado antes por 'Final Fantasy VII Remake'. Puedes no estar familiarizado con la obra original y sus spin offs, pero Square Enix trata ante todo contar una narrativa completa que necesita de tu familiaridad con al menos la primera parte, así como la futura tercera entrega que recibiremos en unos años.

Con eso dicho, 'Final Fantasy VII Rebirth' retoma la trama en el punto en el que la dejaba aquella primera parte. Tras escapar de la infernalmente industrializada Midgar Cloud y compañía llegan a las gigantescas y hermosas tierras de la pradera en la región de Kalm. El mundo es mucho más hermoso de lo que parece en la capital dieselpunk, un buen recordatorio de las razones por las que Avalancha lucha por conservar la vida.

Este es un mensaje que toda la obra sabe transmitir bien gracias a las múltiples y variadas regiones de mundo semiabierto que se nos ofrece en contraposición a la pequeña y linear Midgar. Explorarlas queda a disposición de nuestro ritmo, con la capacidad de avanzar directos hacia donde nos indica la trama sin problemas en la escalada de nivel ni impedir nuestra progresión. Se nos recompensa gratamente volver a estas tierras y completar todo lo que nos proponen, desbloqueando misiones secundarias, combates opcionales contra invocaciones, materias e incluso enemigos ocultos.

Aunque no sea obligatorio, todo este contenido secundario es el tronco sobre el que se sostiene 'Final Fantasy VII Rebirth'. A través de él se exploran las razones por las que merece para cada personaje del grupo combatir y formar parte del planeta, así como encontrar historias interesantes que dan variedad de opiniones y planteamientos de ver el ecosistema. Por no mencionar los múltiples minijuegos y desafíos ocultos tras los mejores desafíos de todo el juego.

'Final Fantasy VII Rebirth''Final Fantasy VII Rebirth'

Choque de destinos

La exploración del mundo es el apartado más extendido con respecto a la primera entrega. No hay punto de comparación con respecto a Midgar y las recompensas sobresalen por sí solas. Sin embargo, no es el aspecto que más se ha mejorado con respecto a 'Final Fantasy VII Remake'. Ese honor recae sobre el combate, ahora más profundo y lleno de posibilidades para desenvolverse frente a distintos desafíos.

El sistema de batalla de aquella entrega era uno al que costaba adaptarse, pero que al final tenía mucho brillo que sacar en el poco terreno que se le ofrecía. En esta secuela es donde la visión que podíamos tener de las oportunidades que contenía se hace realidad. Tenemos a nuestra disposición siete clases de personajes, cada uno con un estilo de juego radicalmente distinto entre sí, donde las combinaciones de grupo nos dan flexibilidad para muchas clases de situaciones diferentes. Saber organizar y adaptar nuestros equipos para combates seleccionados se convierte en una batalla estratégica con varios niveles de profundidad que merece estudiarse caso por caso.

Para nuestra suerte tenemos un lugar donde poder sacar todo el jugo disponible a este sistema: el simulador de combate. Existen decenas de combates que obligan al jugador a sacar sus mejores estrategias y planteamientos, tanto de la aventura principal como para las horas posteriores a haber acabado el juego. Destacan especialmente las invocaciones, que dejan en ridículo a las del primer juego con varios niveles de dificultad, diferentes mecánicas de combate y alto nivel de desafío para incluso los jugadores con mayor nivel de habilidad.

La personalización se ve más profundizada con las diferentes clases de materias que podemos equipar a nuestros personajes, alterando casi por completo su estilo de batalla. Y para mejorar las cosas tenemos habilidades que alteran por completo la forma de entender el escenario de batalla, dando prioridad a unas tácticas u otras. Hay un centenar de horas con sólo los modos de batalla.

'Final Fantasy VII Rebirth''Final Fantasy VII Rebirth'

Promesas por la eternidad

Con el simulador de combate parece que tenemos mucho entre manos, pero ese mencionado centenar de horas se queda corto frente a todo el contenido disponible en 'Final Fantasy VII Rebirth'. La primera partida nos ha durado la friolera de 80 horas y queda mucho más por completar en adelante. Entre el modo Difícil para repetir los capítulos de la historia, los combates secretos, el perfeccionamiento de las técnicas de batalla y lograr la perfección en los muchos minijuegos hay fácilmente entretenimiento para muchos años por delante.

Estos últimos brillan especialmente por la diversión que aportan tanto como distracción de las actividades principales como por sí mismos. Hay decenas de horas entre carreras, un 'Punch-Out' poligonal, tableros de estrategia y uno de los mejores juegos de cartas que la franquicia nos ha dado desde el mítico Triple Triad. No existe la capacidad de aburrirse en 'Final Fantasy VII Rebirth', de principio a fin.

Lo único que frena a esta entrega de convertirse en la perfección personificada es el último tramo de historia. No entraremos en terreno de spoilers, pero las últimas horas de juego contienen elementos difíciles de aceptar en lo que será la trilogía completa una vez la tercera entrega salga a la venta. Pese a ser un título excelente en casi todos sus apartados esas decisiones frenan al producto completo de alcanzar la perfección que merecía, pero tampoco arruinan la experiencia de lo que es 'Final Fantasy VII Rebirth' en su conjunto.

Hará falta esperar unos años más para ver cómo encajan todas las piezas de la trama con el final de la trilogía del remake de 'Final Fantasy VII'. Sea cual sea el resultado, el juego que tenemos entre medias es la excelencia con la que soñamos de pequeños y que una vez dimos por imposible.

'Final Fantasy VII Rebirth''Final Fantasy VII Rebirth'

Conclusiones

'Final Fantasy VII Rebirth' no es perfecto, pero sí maravilloso. Son muchos los que lamentarán que no se mantenga fiel al original y que dirán que es un buen juego que se ve enmudecido por decisiones cuestionables. Pero a cambio tenemos una obra atrevida, diferente y que guarda un gran respeto por todos y cada uno de los pasos que ha dado el universo expandido que siguió al juego original. Ese es un viaje que merece emprenderse de cara a la entrega final de la trilogía.

9,5

Lo mejor:

- Gigantesco mundo semiabierto lleno de belleza visual, actividades secundarias y lore.

- Sistema de combate profundizado con respecto la anterior entrega y lleno de desafíos.

- Jefes cinemáticos separados en múltiples fases impresionantes.

- Banda sonora de altura, tanto en los temas revisionados como en los nuevos.

Lo peor:

- Ciertos capítulos mucho más lentos y pesados con respecto al resto de la aventura.

- La trama puede resultar polémica para algunos jugadores.

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