ESTRATEGIA

Análisis de 'Dungeons 3: Complete Collection' para Xbox One; un RTS con aires de Tower Defense

Hoy nos sumergimos en la apabullante y extensa de la edición especial de 'Dungeons 3' y todos sus DLC y analizamos esta obra que pertenece al género RTS

Por Fco Javier Castro 8 de Julio 2020 | 12:00

El sistema RTS es común en compatibles, es por ello que cuando este tipo de propuestas aterrizan en consolas siempre surgen dudas de si el control estará bien adaptado. En el caso que nos atañe, no podríamos decir que estamos precisamente ante un estropicio, aunque tampoco se hila tan fino como cabría esperar. En cualquier caso, los chicos de Realmforge Studios (a través de Kalipso Media) nos traen 'Dungeons 3: Complete Collection' tanto para consolas como para PC, un juego de gestión de base y al mismo tiempo un Tower Defense en toda regla, que recoge el testigo del antiguo 'Dungeon Keeper' desarrollado por la extinta BullFrog.

Un humor puntiagudo y tenebroso

'Dungeons 3: Complete Collection' regresa, y esa es la palabra más acertada, 3 años después de su publicación original, pero lo hace reagrupando todos los DLC que se publicaron posteriormente y con algún añadido interesante. Cabe decir que estamos ante la versión completa que incorpora 7 DLC y la variante multijugador, tanto cooperativa como competitiva. Cierto es que tal vez no vayamos a encontrar a mucha gente con la que jugar ya que ante todo es un juego para el jugador solitario que disfruta de la estrategia en tiempo real.

El contexto de la historia toma un tono humorístico y satíricos tirando a ácido, donde para la ocasión nos toca controlar al malo de la película. Nosotros somos el Mal Absoluto, que se encuentra aburrido después de haber conquistado un continente en anteriores entregas, y ahora nos dirigimos a una isla controlada por un gran señor enviado de una diosa, el cual tiene una hija adoptiva que es en realidad una elfa oscura bipolar. Sí, nosotros también nos quedamos un poco confusos con el trasfondo de la historia. El caso es que tras enviar una sombra en busca de la elfa, nos adueñamos de su lado malvado y la convencemos para que sea la lugarteniente de nuestras tropas, con el objetivo de invadir toda la isla y acabar con los enviados de la diosa, y los héroes.

Las mecánicas jugables son sencillas de entender y se cogen al vuelo; debemos crear una mazmorra bajo tierra y a continuación empezar a construir nuestro ejercito, compuesto de todo tipo de criaturas que van desde los goblins, los orcos, banshees, vampiros, demonios y una suerte de colección de criaturas de lo más variopintas. Nuestro primer objetivo será lanzarnos a la búsqueda de depósitos de oro, ya que esta es prácticamente la moneda de cambio para la construcción, aunque no la única. En este caso, no debemos criar a las criaturas, más bien contratarlas y cubrirles las necesidades que requieran, ya sea en forma de comida, habitaciones amuebladas con camastros, salas de relajación y todo tipo de cosas que nos soliciten. A su vez debemos seguir expandiendo la mazmorra y aprovisionarla con todo tipo de trampas o artilugios para impedir el asalto a la misma por parte de los héroes.

El oro no es el único recurso que nos pide a la hora de construir o mejorar la mazmorra ya que la otra vertiente es el odio. Para conseguir este escaso recurso debemos salir a la superficie con nuestro ejercito y apoderarnos de las islas de felicidad de los humanos para transformarlas en islas del odio, que irán generando este recurso de forma progresiva. Gracias a esto, podremos mejorar todas las facetas de la mazmorra, así como a las propias criaturas, permitíendoles subir del nivel máximo establecido para hacerlas más poderosas.

El modo historia irá evolucionando en base a unas pantallas que debemos superar, en las cuales se nos solicitará que cumplamos ciertos objetivos. Hasta aquí está todo correcto, y diríamos que la historia principal, que tiene una duración más que considerable, se siente bastante bien excepto por algunos fallos de diseño que tornan la experiencia algo monótona y de los cuales hablaremos a continuación.

El manejo para tratarse de consola está bastante bien implementado; nosotros somos la mano del Mal Absoluto y a través de la misma podremos recoger a nuestras tropas y dejarlas ir en cualquier ubicación de la mazmorra para defendernos. Fuera, es otro cantar, y las criaturas deberán desplazarse, a través de nuestras ordenes, hasta la ubicación que les ordenemos. En principio puede volverse un poco confuso, pero el resultado final es satisfactorio. No obstante, es difícil realizar varias órdenes al mismo tiempo, viéndonos un poco limitados por el pad de control.

Un RTS a medio camino entre la estrategia y un Tower Defense

En términos de estrategia, no podemos decir que estamos ante un RTS puro puesto que más de la mitad del tiempo nos lo pasaremos defendiendo nuestra mazmorra. En los compases de la historia principal, esta mecánica puede antojarse algo pesada, pero es en los DLC donde acaba por transformarse del todo en una carga que consigue derribar por completo la sensación de diversión. Ciertamente, salir a conquistar es divertido, hasta que te encuentras que tienes que volver corriendo, o utilizando un portal, a la mazmorra, para impedir que destruyan el corazón de la misma. Esto no sería un problema de no ser porque los asalto son demasiado frecuentes, por no decir constantes, algo que rompe el ritmo de juego y no nos permite disfrutar de la estrategia, convirtiendo la experiencia en un continuo estrés y una batalla contra el tiempo que no le sienta nada bien. A esto hay que sumarle que cuando tus mejores criaturas mueren, las cuales te ha costado subir y entrenar, te apremia la sensación de que has perdido el tiempo, y es casi mejor cargar partida que reclutar de cero unas filas que van a durar dos golpes.

En cuanto a la formación de nuestro ejercito, el título prácticamente te obliga a centrarte en una facción, ya que uno de los grandes secretos para el éxito es enfocar todas nuestras fuerzas en mejorar una de las ramas. En realidad en este punto estamos ante otra decisión de diseño discutible, porque echa por la borda el gran trabajo de personalización que tenemos a nuestra disposición; o eres algo, o no eres nada, y diversificar nuestros recursos en base a varias facciones solo conduce a ser aprendiz de todo y maestro de nada, lo que nos lleva a tener un montón de criaturas de muchas especies pero ninguna especialmente eficaz.

A modo de ejemplo diremos que si decides centrarte en potenciar las tres variantes de criaturas en lugar de, por ejemplo, los orcos, eso nos condiciona en el daño que realizan nuestras criaturas ya que todo recurso invertido en las otras ramas solo hace de los orcos más débiles. Lo contrario nos conduce a tener una tropa de asalto muy potente, capaz de aguantar muchos golpes, que además adquieren una subclase que nos permite curarnos, algo que prácticamente se pierde si invertimos el oro y el odio en otras criaturas. Esto se agrava cuando vemos que estamos en una contrarreloj donde cada vez nos invaden héroes más poderosos.

La duración de 'Dungeons 3: Complete Collection' es extensa, y más si contamos la cantidad de contenido que carga a sus espaldas gracias a los 7 DLC y los modos escaramuza y cooperativo, con mapas dedicados a dichos modos. En este sentido aquellos amantes de los RTS (y los Tower Defense) están de enhorabuena porque tienen contenido para aburrirse. Eso sí, nosotros hemos sentido el peso de la monotonía con el paso de las horas ya que el hecho de tener que empezar de cero en cada misión (vuelve a formar la mazmorra, vuelve a buscar oro, vuelve a contratar criaturas, vuelve a manufacturar habitáculos etc) hacen que los primeros 30 minutos sean un constante dejavu.

Apartado Audiovisual

El juego ha sido analizado en una Xbox One X y luce un aspecto cartón caricaturesco, bastante sencillo y colorido, que no sorprende pero tampoco desmerece. Pero, y es un gran pero, en el momento de más estrés sufre de bajadas intensas en los frames por segundo hasta el punto de llegar a detenerse, algo que lo hace muy incómodo durante el desenlace de las partidas, cuando más unidades hay en pantalla. La música va acorde al tono simpático y humorístico del título, y uno de sus puntos fuertes son las voces completamente dobladas al castellano. Mención especial al narrador, que se casca unos cuantos chascarrillos a lo largo de la aventura, cada cual más ingenioso, hasta el punto que el último DLC está completamente dedicado a él y lo convierte en el villano de dicho contenido.

Conclusiones

'Dungeon 3: Complete Collection' es un buen juego de estrategia, y un discutible Tower Defense. Su tono humorístico y desenfadado nos hará soltar más de una carcajada, y además es la ocasión perfecta para jugar un RTS arropado con una gran cantidad de contenido. A nuestro pesar, se acentúan algunos fallos de diseño o en todo caso creemos que algunas de las decisiones tomadas no acaban de sentarle del todo bien. Cabe decir que lo hemos disfrutado mucho durante las primeras horas de juego, pero no tanto en los últimos compases de la aventura, con especial mención a los DLC, donde el sistema Tower Defense se vuelve muy saturado y empaña por completo la estrategia. En cualquier caso es un juego aconsejable para los amantes del género, que no dudamos que deberían jugar, aún con sus fallos.