EL HOMENAJE

Análisis de 'Dungeons II', cuando el Mal es el Bien y viceversa

Ha llegado el momento de encarnar al Mal Absoluto y sembrar el caos por el mundo.

Por Rocío Pastoriza 4 de Mayo 2015 | 13:58

Desde hace unos años parece que se ha puesto de moda revivir a los juegos más clásicos con homenajes que consigan tocar nuestra fibra sensible y ponernos un poco nostálgicos. El primer 'Dungeons' veía la luz en 2011, seguido de una expansión, y cuatro años más tarde aparece su secuela. Esto es 'Dungeons II'

Inspirado en los clásicos 'Dungeon Keeper' llega 'Dungeons 2', para PC, Mac y Linux. Un juego de estrategia, gestión y combates de la mano de Realmforge Studios y Kalypso Media. Construye tu mazmorra, haz crecer a tu ejército, defiende tu territorio y conviértete en el Señor del Mal Absoluto.

Ésta es la típica historia de héroes contra villanos. La diferencia está en que los héroes son los villanos y los villanos son los héroes. Así que ahora los héroes-villanos deben acabar con los villanos, que son héroes. O algo así.

Una vez más, nos transformamos en el Mal para acabar con las fuerzas del Bien. Asesinado y sellado bajo tierra tras caer en una terrible trampa, al Mal Absoluto le tocará trazar su venganza repartiendo sopapos y reclutando a diferentes monstruos del mundo.

Aprender a hacer el Mal

En el modo campaña podemos disfrutar de una introducción a modo de cuento. Aquí, el narrador, con cierto toque burlón que mantiene en todo el juego, nos explica cómo el Mal Absoluto estaba cansado de que el Bien entrara en sus mazmorras a robar el dinero y matar a sus esbirros.

Así que, harto de todo esto, decidió ir a la superficie a acabar con el Rey. La cosa no acaba demasiado bien. Bueno, acaba bien para el Bien pero mal para el Mal, como en la mayoría de las historias. El Señor del Mal acaba muerto y confinado a las profundidades de la tierra. Pero eso no lo detendrá. Y ahí entramos nosotros.

El tutorial que prosigue quizás se haga algo largo para aquellos que ya conocen 'Dungeons Keeper', aunque no viene mal para repasar controles y algunos detalles que está bien recordar. Por ejemplo, los orcos y los goblins necesitan cerveza, eso es algo que no debemos olvidar.

No podía faltar, por supuesto, La Mano del Terror, ese fiel servidor del Mal Absoluto que se encarga de indicar a sus trabajadores lo que tienen que hacer en todo momento y de darles un buen sopapo si no lo están haciendo bien. O de arrojarlos al pozo del despido cuando se da la ocasión. Y esa ocasión puede ser... Cualquiera.

Sencillez en la complejidad

Ser un señor del Mal tiene que ser algo complicado en la vida realidad. Por suerte para nosotros, 'Dungeons II' nos facilita bastante las cosas. En resumen, el juego consiste en explorar la mazmorra en la que estamos confinados, conseguir oro para ampliar nuestro ejércitos, acabar con los héroes que vengan a robarnos lo que es nuestro y enviar a nuestros orcos a la superficie para acabar con las fuerzas del Bien.

Por supuesto, todo esto lo hacemos bajo la atenta mirada de nuestro Narrador, que irá comentando nuestros actos e insultándonos sutilmente cuando tardemos demasiado en cumplir alguno de los objetivos marcados.

La asignatura pendiente

Quizás esté pidiendo demasiado para un juego que nace como homenaje a 'Dungeon Keeper', pero he echado de menos los gráficos. Al principio pensé que sería cosa de mi ordenador, por lo que revisé todas las opciones tanto del juego como del rendimiento. Pero, no. Simplemente, los gráficos y las texturas, por lo general, dejan bastante que desear.

No es que se le pueda pedir tanto a un juego de este estilo. Está bien que sea un título que no requiera demasiado, que pueda adaptarse con facilidad a ordenadores no demasiado buenos. Sin embargo, aquellos que tengan un portátil o un sobremesa con una gráfica de estas que parecen que nos están mostrando en la pantalla la propia realidad, van a echar de menos un 'Dungeons II' optimizado a su rendimiento.

Tampoco se trata de que sean necesarios unos gráficos increíbles para disfrutar del juego. Es, simplemente, que hay determinados elementos que se verían mucho mejor si se hubiera hecho de otra forma. Si lo comparamos con el 'Dungeons Keeper' en versión Tablet que sacó años atrás EA, vemos que le quedan muchas cosas que mejorar gráficamente.

La vida de los esbirros, algunos elementos del entorno, o, incluso los mapas necesitan que nos fijemos bien, arriesgándonos a veces a quedarnos un poco ciegos. Con la fuente pasa lo mismo. Hay momentos, en el modo Campaña, en los que cuesta la misma vida conseguir leer la explicación del siguiente paso o misión.

Despacio, pero no con buena letra

Otro punto en contra de este juego es la lentitud. Para conseguir oro, lento. Para avanzar en la campaña, lento. Para moverse, lento. Los orcos, lentos. Aunque esto último es lo de menos. Los orcos deben ser lentos y tontos, ¿no? Por desgracia, en más de una situación vais a rogar que por favor vayan más rápido. En especial, en la superficie.

Allí, donde el sol brilla, los pajaritos cantan y las rosas son rojas (porque esta frase vais a llegar a odiarla en algún momento), la Mano del Terror no acompañará a las tropas del Mal que vayan de misión. Eso nos deja sin la posibilidad de agarrar a los orcos y lanzarlos directamente a la batalla.

Por consiguiente, tendremos que esperar a que sean los mismos orcos los que lleguen a su destino. Eso nos lleva, también, a la lentitud de las batallas. Parece una especie de batalla por turnos, pero de turnos muy lentos. Sobre todo, claro está, en el caso de los orcos.

Luego está la desesperante lentitud del oro. No es que los nimios, encargados de recolectar las monedas de oro, sean tan lentos como los orcos. De hecho, son bastante rápidos haciendo su trabajo. Simplemente, conseguimos poco oro por cada nimio que se pone a picar la piedra.

Si a esa tardanza en la recolección del oro le sumamos que todos los elementos, salas, trampas y monstruos son excesivamente caros en comparación, nos vamos a volver un poco más capitalistas. Y, ¡¿qué demonios es eso del Día de la Paga?! Soy el Señor del Mal Absoluto, yo no tengo que pagar a mis esbirros, maldita sea.

Resumiendo

'Dungeons II' es la mezcla perfecta entre 'Dungeons Keeper' y 'Warcraft', pues combina con maestría la estrategia, los combates, el humor socarrón y la fantasía. No es un gran juego, no es el "Dungeons Keeper 3 definitivo". Simplemente, es bueno. Sin arriesgarse, ha conseguido lo que pretendía ser: Un homenaje a estos títulos.

No será el juego del año, ni tampoco una revolución, pero se trata de un título divertido, entretenido, que nos ayudará a desconectar de juegos más pesados y complicados. Ahí está la clave en 'Dungeons II': No esperamos un gran juego, sólo un juego, sin más.

Y obviando que quizás deberían haber aprovechado la potencia de los ordenadores de hoy en día para crear unos gráficos más sorprendentes, visualmente tampoco está tan mal. Su estética sencilla forma parte de la historia, y el colorido de la superficie, la oscuridad de la mazmorra y el verdor de los nimios encajan a la perfección.

También es cierto que la música, el narrador y los "ruiditos" de nuestras criaturas ayudan mucho a que podamos disfrutar de este juego. La impaciencia del narrador nos regalará momentos divertidos. Y el humor es la clave de 'Dungeons II'. El humor, y la destrucción. Más o menos.