RIP AND TEAR

Análisis de 'DOOM' para Nintendo Switch, muerte y destrucción portátil

El intenso título publicado por Bethesda llega a Nintendo Switch para castigar a los entres demoníacos que intentan apoderarse de Marte.

Por Daniel G. Astarloa 9 de Noviembre 2017 | 12:01

Los demonios nos dan miedo. En nuestra sociedad vemos a estas criaturas como la representación máxima del terror en muchos aspectos: son retorcidos, malvados por naturaleza y lo peor de todo, fueron creados para castigarnos más allá de la vida eterna. De llegar el día del juicio final deberemos hacer frente a tales criaturas y a un sufrimiento que iría más allá de la muerte, convirtiéndose en nuestro depredador por naturaleza. Puede llegar a ser realmente terrorífico. Pero hasta el mayor de los cazadores teme a algo, y ese algo ha llegado a Marte para castigar a esta raza de seres infernales. Esa es la esencia de 'DOOM'.

Ahora que ha pasado Halloween nada mejor que retomar un juego de terror en nuestra Nintendo Switch, pero no os equivoquéis. Este título entra en el género del terror no porque nos provoquen miedo sus criaturas y conceptos, sino porque son nuestros enemigos los que se ven aterrados frente a nuestra presencia. Se nos ha dado el poder para enfrentarnos a los miedos de la humanidad y castigar a la maldad pura con tanta rabia y energía que los habitantes del infierno no tienen la mínima posibilidad contra nosotros. Y eso, sin duda alguna, es lo que hace tan satisfactorio 'DOOM'.

Invasión demoniaca en proceso

'DOOM' retoma el concepto de historia del juego original de 1993: demonios han invadido las instalaciones científicas de una megacorporación en Marte con la intención de dominar el mundo. Las fuerzas de élite del planeta no han sido capaces de hacer nada frente a esta invasión. La humanidad parece condenada: no queda esperanza. Y aquí entras tú, el Doom Guy, con un arsenal de armas a la medida, una armadura desgastada... Y mucha, mucha rabia.

John Carmack, una de las mentes tras el 'DOOM' original, dijo una vez: la historia de un juego es como la historia de una película porno; se supone que tiene que estar ahí, pero no es importante. Este título toma la filosofía del desarrollador y la lleva a las últimas consecuencias, presentándonos su argumento con un toque de sarcasmo y humor muy especial que nos arranca más de una carcajada por su descaro. La megacorporación a la que debemos salvar es casi más diabólica que los demonios en ocasiones, apoyando medidas con total optimismo como la semana laboral de siete días o el consejo de, en caso de tu muerte accidental, notificarlo en persona a recursos humanos.

Cada vez que se nos presenta algo de trama nuestro protagonista la rechaza casi de lleno. Pega patadas a los monitores, rompe ordenadores para evitar las innecesarias exposiciones y rompe todas las normas establecidas. El líder de la organización, de hecho, debe atraernos con regalos y otros premios jugosos para encerrarnos en habitaciones y así obligarnos a escuchar sus palabras, a lo que podemos responder negándonos en redondo e intentando escapar repetidamente.

Esta presentación del apartado argumental no podría ser mejor. Si investigamos podemos sacar las líneas narrativas que el juego oculta, como el pasado de nuestro protagonista o el origen de la invasión demoníaca, pero todo eso queda de nuestra parte. Los desarrolladores se burlan de todo eso, saben que el jugador medio está aquí para divertirse y matar, destripar y golpear demonios con sus propias extremidades. El tono de humor y la poca seriedad son, sin lugar a dudas, todo un acierto para todos los públicos.

Desgarrar y arrancar

Con la historia fuera de juego todo lo que queda es centrarnos en la jugabilidad: cogemos nuestro arma de turno, disparamos a demonios que se mueven a velocidad endiablada y dejamos de ellos sólo un rastro sangiento y de vísceras por el escenario. Si los debilitamos lo suficiente podemos acercarnos a ellos y acabar personalmente con un ataque final que destroza y machaca sus cuerpos, siempre de forma rápida, satisfactoria y con recompensa inmediata en forma de cápsulas de energía o algo de munición.

Las claves del éxito de 'Doom' están en lo satisfactorio que es despedazar enemigos a nuestro paso y, sobre todo, en el movimiento. Nuestro personaje es rápido, esquiva ataques mediante acciones veloces y recorremos los escenarios en un chasquido si nos lo proponemos. Esto se amplía al recibir el doble salto, tras lo cual nuestra capacidad de movimiento se amplía mucho más para lograr que ir de un punto a otro, esquivar a los enemigos y aplastarlos tras un disparo sea emocionante.

Además de ello, el diseño de los mapeados de cada nivel tiende a ser muy inteligente. Rara será la vez que nos sintamos perdidos, pues por instinto aprendemos que las luces verdes nos indican el camino a la par que otras señales algo menos vistosas, como la sangre en una plataforma, podría llevarnos por otros caminos llenos de secretos y premios de toda clase.

El azote del infierno

Más allá de la campaña principal existen más opciones de juego en 'DOOM', todas ellas interesantes. Uno de los modos más intensos es el arcade, tipo de juego añadido originalmente en forma de parche y que viene en la tarjeta de juego de forma base en esta ocasión. Esta modalidad nos anima a pasarnos los diferentes capítulos en sus cinco niveles de dificultad con el objetivo de lograr diferentes puntuaciones en base a nuestro tiempo, muertes y secretos descubiertos. Todo esto se traduce en una clasificación final que se queda grabada en los marcadores online del juego, quedando grabados para la posterioridad y animando la competitividad para obtener puntuaciones más altas si cabe.

A esto hay que sumar otro pequeño agregado que recompensa la exploración profunda a través de las fases del juego. Si descubrimos las habitaciones secretas de cada entorno podremos desbloquear niveles retro de los dos juegos originales en su forma completa, todos recreados con nuestro actual protagonista y enemigos de hoy día pero con los fondos y mapas sin retocar para nuestro disfrute nostálgico.

Pero sin lugar a dudas lo más interesante a modo de extra es su modo multijugador. En la versión de Nintendo Switch viene al coste de más de 20 GB que descargar en nuestra tarjeta para la consola, pero se recompensa con un divertidísimomodo de juego lleno de batallas emocionantes con saltos, armas y muchos piques. Su filosofía y forma de diseñar los mapas de varios jugadores recuerda a 'Quake', la franquicia hermana de 'DOOM' que destacó entre los jugadores por su multijugador y las competiciones que levantaban. Es un agregado divertido, pero no necesario, puesto que la clave de este título está sin lugar a dudas en sus modos de juego de un jugador.

El fuego del infierno en tu bolsillo

Lo que no podemos olvidar de ninguna manera al ponernos a los mandos es que estamos frente a una conversión del juego de 2016 para Nintendo Switch, una máquina que ha sido acusada en más de una ocasión de ser algo menos potente que otras consolas de actual generación. El título sale ganando en portabilidad, pero lo hace al coste de ciertos cambios poco satisfactorios.

La versión de Nintendo Switch sufre de una bajada gráfica con respecto a otras versiones, en especial en modo portátil donde las costuras se notan mucho más. El juego, además, sufre de algunos ajustes que dañan la experiencia final, como la falta de algunas animaciones en el cambio de armas que hace que aparezcan de forma inmediata sin ningún tipo de transición, o que algunos vídeos de fondo se paren de golpe. Son detalles que se podrían arreglar con un futuro parche, pero que al no existir tales fallos en otras versiones. Además de ello, esta versión es incapaz de correr a 60 FPS; algo que no daña al producto final, pero que se echa en falta para esta edición.

No os equivoquéis, jugar a 'DOOM' sigue siendo una gran experiencia en esta plataforma; de no haberlo podido disfrutar antes esta es una parada obligatoria, pues estamos sin lugar a dudas frente a una de las mejores experiencias del año 2016 y convertida ahora para una videoconsola que dificilmente habríamos creído posible en el pasado.

IMAGEN

Conclusiones

Si no has jugado 'DOOM' (2016) este es tu momento. Se trata de uno de los mejores videojuegos de la actual generación con una jugabilidad emocionante, divertida y muy satisfactoria. Los diferentes agregados y modos de juego añadidos a través del tiempo están aquí recopilados, y el hecho de poder disfrutarlo de manera portátil es un interesante agregado difícil de ignorar. Sin embargo, el descenso gráfico, las carencias en la animación y tener una versión en general menos potente puede pesar mucho a los jugadores, especialmente a aquellos que ya disfrutaran del título en su momento.

Hazte temer en el infierno, pues eres ni más no menos que su azote. Eres Doom Guy, la representación del día del juicio personificada... Pero no será la humanidad la que sufra en esta ocasión, sino ellos.