REVIEW

Análisis de 'City of Brass' para PS4, o Las Mil y Una caras de la muerte

Analizamos 'City of Brass': un FPS con elementos de roguelike muy peculiar, que de la mano de ex miembros de Irrational Games ('BioShock'), nos trae un juego muy diferente a lo habitual en el género.

Por Oriol Vall-llovera 17 de Mayo 2018 | 17:00

Que en su día Irrational Games cerrara sus puertas fue una gran decepción. Era evidente que el equipo de Ken Levine tenía mucho talento. Después, todo ese talento se ha ido desperdigando, y quizás nada volverá a ser lo mismo. Pero no por ello deja de ser interesante saber en qué están trabajando todas aquellas personas que hicieron grande el nombre de 'Bioshock'. Uppercut Games es uno de esos estudios, y 'City of Brass' su nuevo y flamante juego. Un FPS poco convencional que, de la mano de los elementos roguelike que tan de moda están en estos tiempos, nos trae un juego con ambientación exquisita y un reto a la vieja escuela que gustará a los más exigentes.

Un latigazo para PS4, Xbox One y PC

El caso es que el juego que hoy nos ocupa es difícilmente comparable a otro producto. Todos los elementos que conjura, los hemos visto ya en más de una ocasión. Y bien podríamos decir que no hay nada en lo que realmente innove. Pero la gracia está en la forma de mezclar el cóctel. Eso, y que es un shooter muy diferente a lo que nos tiene acostumbrados el género. Aquí no hay armas de fuego (no en vano la ambientación nos sitúa en una ciudad a "Las Mil y Una Noches"); solamente un látigo y una espada con los que hacer frente a decenas y decenas de enemigos "muy peculiares" y a multitud de trampas mortales. Como mezclar un 'Doom' clásico (o mejor aún, un 'Painkiller' o un 'Bulletstorm') con un 'Prince of Persia', aderezado de grandes elementos de roguelike y -como no- la temida muerte permamente.

Pero... ¿qué es exactamente 'City of Brass'? Pues nada más y nada menos que una adaptación muy personal de uno de los cuentos que conforman Las Mil y Una Noches. Uno que da nombre a esa supuesta ciudad de bronce, en la cual tantos hombres han muerto en busca de riquezas. Nosotros nos veremos sumergidos durante un total de 13 niveles (más un jefe final) en los que los "no-muertos" no serán la única amenaza. Empezaremos cada partida en el nivel 1 -que variará algunos elementos de forma procedural cada vez-, y nuestro objetivo será ir mejorando continuamente nuestros conocimientos del medio con tal de llegar cada vez más lejos. Y el motivo es obvio: moriremos nada más empezar.

La dificultad de antaño

Desde el primer momento, y más allá de un apartado artístico fuera de dudas, queda muy claro que 'City of Brass' es un juego de presupuesto humilde. Ya no es una cuestión de gráficos o tecnología (al fin y al cabo el Unreal Engine 4 siempre aguanta bien), sino también de que la propuesta basa su desarrollo en una mecánica de ensayo-error que puede ser una virtud, pero también un defecto. Al principio será recurrente perder mucha vida, morir en el primer nivel, darse cuenta de que cada enemigo actúa de maneras muy diferentes. Y aparte, hay que tener en cuenta que el uso del látigo y de la cimitarra es algo diferente a lo que normalmente nos ofrece un shooter convencional. Poco a poco, nos iremos soltando, conoceremos los patrones de cada enemigo; las debilidades de aquel jefe tras el nivel 3 que nos tenía enloquecidos, o simplemente dejaremos de caer en las trampas mortales que pululan por el mapa -siempre puestas en sitios diferentes gracias a la generación procedural de los niveles.

Otras veces, simplemente volveremos a morir porque ese nuevo enemigo conocido nos quitará una cantidad de vida considerable y nosotros llegaremos apurados. He aquí la forma de funcionar de este juego: basa su atractivo en el gancho que tiene ir mejorando y conociendo nuevos elementos, pero también puede llegar a frustrar a más de uno, así como volverse repetitivo si su jugabilidad no te atrapa. Aunque, por otra parte, es innegable que es muy original a la hora de enfocar las plataformas o la acción de cada fase. Por un lado, porque las trampas y los enemigos son tan constantes que el ritmo es siempre muy elevado. Algo que se acentua con el tiempo límite que tenemos para terminar cada nivel, o la necesidad de explorar para conseguir dinero, y así comprar nuevas habilidades. Por otro, porque nuestras armas aportan un toque de personalidad extra al juego.

Mil formas de morir...¡y de matar!

Como hemos dicho antes, cada enemigo se comporta de un modo diferente. Unos te atacan de manera muy suicida; otros lo hacen a distancia con sus arcos; o algunos simplemente se acercan pero de manera más cautelosa... Pero eso no significa que nosotros no tengamos los recursos suficientes como para hacerles frente de múltiples maneras. Para empezar, con nuestro látigo, que es fundamental para aturdir a los enemigos o "manejarlos" a nuestro gusto. Con un botón podemos pegarles y con otro atraerlos. Lo interesante es que el escenario siempre está dispuesto para que le encontremos muchas prestaciones a cada movimiento. Por ejemplo, podemos atraer un enemigo hacia una trampa para que ella se encarge, o pegarles en distintas partes del cuerpo según nuestra conveniencia.

¿Necesitamos que un enemigo suelte su espada? Le podemos dar en el brazo; ¿Mejor que se caiga al suelo? Pégale en las piernas. ¿Y si directamente queremos dejarlo tonto por unos segundos? En la cabeza, claro está. Todo, con su propia animación, realmente destacable y divertida. Eso por no hablar de varios elementos que se encuentran en los escenarios y que pueden jugar a nuestro favor o en nuestra contra: antorchas de fuego, bombas... Pero claro, una cosa es aturdirlos y otra rematarlos; y ahí es donde entra en juego el uso de la cimitarra, que es la única arma con la que podremos derrotarlos. Lo que inicialmente parece una propuesta simple, se convierte en una alternanza entre mano derecha e izquierda (gatillos izquierdos o derechos) tan divertida como ágil. Además de que en un momento dado, también puede venirnos bien para sortear trampas o saltar con estilo por el escenario.

Un duelo a muerte

Lo bueno -o lo malo, según se mire- es que esas mecánicas obligan a que cada enfrentamiento sea un cuerpo a cuerpo prácticamente letal. Es decir, que tendrás que acercarte a los enemigos para batirlos y muchas veces vienen en manada. Otra historia es ya, que cuando conoces su patrón, la cosa se pone más fácil, pero tampoco ayudan algunas físicas de colisiones que fallan en los momentos más inoportunos. Por todo eso y mucho más, es fundamental entender que la mejoría de conocimientos tiene que ir de la mano con un aprovechamiento cada vez mayor del tiempo de cada partida. O en otras palabras: de una exploración más efectiva en menos tiempo.

Solo así se puede conseguir el dinero necesario para sobrevivir y llegar más frescos a los niveles más avanzados. Dinero que usaremos en los distintos "genios de lámpara" esparcidos por el mapa, y que nos darán objetos que supondrán una gran ventaja de cara a seguir investigando la ciudad. Desde poder saltar más alto, hasta armas con efectos de fuego, pasando por la posibilidad de recobrar vida o de aumentar la cantidad máxima de corazones a nuestra disposición. Hay varios genios durante el juego -cada uno con un estilo concreto-, y saber encontrar las ventajas más apropiadas para nuestro estilo de juego es realmente vital. Básicamente porque si morimos, las perderemos todas, y habrá que volver a empezar.

Un 'BioShock' en Arabia

Alguno se estará preguntando... ¿tiene algo que ver con 'BioShock'? Pues si bien a nivel jugable es algo realmente distinto, sí es fácilmente identificable el hecho de que su ambientación te puede recordar a él por momentos. No solo por un diseño artístico muy cuidado y colorido, sino también por la forma de moverse de los enemigos -con unas animaciones muy chulas, por cierto-, o incluso esa sensación de que vamos mejorando nuestros poderes y jugando con las dos manos del protagonista. De algún modo, podríamos decir que estamos ante un pequeño 'BioShock' procedural. Lamentablemente, los parecidos acaban ahí, porque estamos ante un título mucho más repetitivo, humilde y sobre todo menos completo.

Un título que a nivel sonoro está mucho más que desaprovechado. Los efectos están bastante bien y son contundentes; el problema es que no van acompañados de una música... ¿interesante? ¿Épica? ¿Ambiental? De una música... a secas. Porque prácticamente no existe y es algo que a día de hoy me parece bastante grave. Más aún teniendo en cuenta que cuando se nota algún atisbo de ella, demuestra que con la ambientación que tiene el juego, le habría sentado de maravilla una banda sonora en conjunto con ella. Otro de los problemas del juego es la duración; siempre en base a lo que realmente te enganche la propuesta.

Engancha, si te engancha

Puede parecer una frase realmente absurda; pero en realidad resume bastante bien lo que implica 'City of Brass' a nivel de sensaciones. O te engancha o no; si lo hace, te lo pasarás bomba experimentando, mejorando y descubriendo. Si no, se te hará repetitivo a la primera de cambio. Porque 'City of Brass' desempeña ese doble papel constantemente. ¿Desbloqueas nuevas habilidades? Sí ¿Al final siempre son las mismas? También. ¿Aparece una nueva trampa? Perfecto. ¿Cansa esquivarla una y otra vez cuando ya la conoces? También. ¿Los enemigos son originales? Sí. ¿Los patrones también? No difieren tanto. Y así podríamos continuar hasta el infinito y más allá.

Lo que está claro es que si propuesta y su base te gustan, es una de esas experiencias capaces de darte lo que normalmente no se encuentra con facilidad en el mercado. Uno de esos juegos en los que la dedicación conlleva una recompensa a la altura. Y un título que al fin y al cabo, intenta lidiar con sus principales handicaps de maneras bastante efectivas. Como las ventajas o desventajas que podemos activar o desactivar a nuestro gusto antes de empezar el juego. Si optamos por hacerlo, se desbloquearán las estadísticas competitivas (su única vertiente "multijugador" por decirlo de algún modo). Pero por otra parte, también será fundamental para evitar la frustración en aquellos jugadores que lo único que desean es ver todo lo que tiene que ofrecer el producto, al menos una vez -yo mismo he tenido que echar mano de ello para terminar el análisis.

Original y divertido, pero mejorable

En definitiva, 'City of Brass' es un buen juego. Un título que con un presupuesto muy humilde y un precio de venta al público muy competitivo (poco más de 15 euros), te puede ofrecer por lo menos una gran tarde de diversión; puede que incluso varias. Un FPS muy diferente y original, que bajo una ambientación fantástica -aunque repetitiva- y una jugabilidad inteligente, pausada y frenética a partes iguales, acaba resultando muy divertido aunque no todo lo completo que nos hubiera gustado. Algunas veces el combate no funciona tan bien como debería, y la repetitividad se deja ver pronto. Su gran grado de exigencia puede ser tanto su mayor virtud como su gran defecto, y aunque arrastra muchos de los lastres de un título con elementos de roguelike, estos encubren realmente una campaña con principio y final, lo cual es de agradecer (jefes finales incluidos). Recomendable para auténticos amantes del género o jugadores de la vieja escuela.