EXPLOSIONES Y MONERÍAS

Análisis 'Baboon!' para PS4

Contamos en profundidad nuestra opinión del plataformas español que nos lleva a bombardear a un mono para salvar el mundo de unos piratas babuinos que odian el agua.

Por Daniel G. Astarloa 3 de Mayo 2017 | 09:11

El mundo de la lógica en los videojuegos es uno maravilloso. Si pones una bomba a un mono este saldrá volando en cierta dirección sin el menor daño, pero ten cuidado de tocar una araña porque entonces le estarás condenando a una muerte segura. Pero no debes preocuparte si llevas un casco contigo, pues si caes en unos pinchos mortales con uno de esos en la cabeza conseguirás evitar a la Parca por un día más. Y mejor no entremos en la lógica de los jefes finales.

En eso consiste 'Baboon!', un plataformas con un toque de puzles que te anima a bombardear a un pobre animal para coleccionar plátanos y alcanzar la meta. La obra de Relevo Games ya vio la luz hace dos años en PS Vita, pero ahora se anima a tomar el reto de llevarlo a PS4. El mismo juego, las mismas ideas locas y un mono explosivo que llegará hasta donde haga falta intentando imitar a Bomberman. ¿Qué podría salir mal?

Tumbili, la octava maravilla del mundo

La premisa del juego nos lleva a manejar a Tumbili, el mono más animado de Villa Plátano y nieto de Mumbili, un animal que vivió sus días siendo disparado por un cañón en el circo. Ahora que el malvado pirata Baboon planea algo maquiavélico tendrá que demostrar de quién es familiar y derrotarlo poniendo bombas en el lugar más lógico de todos: debajo de sí mismo.

Las mecánicas son sencillas. Movemos a Tumbili de izquierda a derecha, seleccionamos qué bomba queremos usar entre una amplia gama de posibilidades para diferentes situaciones y nos lanzamos al cielo con mayor o menor fuerza en diferentes direcciones. Debemos tener en cuenta el tiempo restantes, los plátanos recogidos y evitar los enemigos que veamos en nuestro camino que puedan arruinarnos la tarde.

Parece un juego simplón dicho así, pero para nada lo es. 'Baboon!' nos reta todo el rato con nuevos obstáculos y tipos de explosivos que cambian las mecánicas de forma constante, y que obligan a calcular bien los pasos o inevitablemente moriremos de forma triste. Existen bombas corrientes, elementales para atravesar hielo y fuego, magnéticas, de miel... Y decenas de retos a superar. Cada par de fases se nos presenta una nueva idea, una forma de llevar el diseño de niveles y sorprender al jugador de formas variopintas.

Ese es el punto más fuerte de 'Baboon!', sus ganas de sorprendernos a cada paso que damos. Las mecánicas del juego están escritas, pero el título puede cambiar rápidamente a un juego en el que avanzamos mientras la fase se mueve hacia un lado, chutamos pelotas en torneos de fútbol americano o atravesamos en submarino una fase matamarcianos. Nos pueden sorprender incluso con un nivel del estilo 'Arkanoid' salido de la nada.

La derrota siempre es pasajera

Estas agradables sorpresas vienen acompañadas por una brutal dificultad que no perdona ni concede descanso a los jugadores. Antes de que nos demos cuenta nos encontraremos en fases que exijan saltos muy precisos, jefes finales que nos obligan a aprendernos sus patrones de forma automática y poner al límite nuestra paciencia.

Porque sí, paciencia hace falta mucha: no se trata sólo de lo habilidoso que puedas ser con el mando, sino que cada nivel exige un proceso de prueba y error que puede conducir a la locura. Aun así, el juego siempre nos anima a una partida más, una para poder demostrar que somos mejores de lo que pueden pensar nuestros enemigos.

El juego intenta arreglarlo mediante objetos que pueden eliminar a nuestros enemigos o darnos una vida extra, pero el gran problema de esta opción es que estos artefactos se obtienen acercándote a la tienda más cercana y comprándolos cada vez que nos quedemos sin ellos. No podemos llevar encima más de una vida extra ni tampoco cuándo decidir cuándo gastarlos. Y en caso de gastarse en un nivel da igual que mueras a los cinco segundos: habrás perdido cualquiera de esos objetos y la recompensa que podrías haber obtenido por ello.

El hecho de que para llegar a estas tiendas debamos pasar por el mapa fase por fase no facilita las cosas. Y los plátanos, que sirven como moneda, tampoco son excesivamente abundantes. En caso de querer comprar cosas necesitarás repetir niveles repetidas veces para conseguir suficiente fruta, y siempre con el riesgo de después perder ese avance. Lo lógico para paliar este problema hubiese sido lograr un mayor número de plátanos a cada mundo que accedemos, pero la cantidad parece ser algo aleatorio: tan rápido puedes lograr en un nivel más de cien como menos de cincuenta, sin seguir un orden lógico.

La belleza mató a la bestia

Este último punto no parecería algo tan fundamental si no fuera porque para avanzar en la historia debemos estar logrando objetos y otros objetivos de forma constante. Este es el punto débil de la obra, que nos obliga a dar muchas vueltas para poder acceder a los siguientes mundos. De querer acceder a las partes más divertidas del juego deberemos lograr disfraces, comida, convencer a otros personajes de que somos de fiar...

Todo esto sirve para alargar la vida del juego de forma artificial, pero con los niveles hubiese sido suficiente. Tenemos siete mundos más uno adicional, siete fases por mundo y un jefe final en cada uno. A esto hay que sumar los retos en cada nivel para lograr todas las minimedallas, además de todos los coleccionables tales como trajes alternativos o los diferentes tipos de bombas.

No era necesario alargar la vida del juego con toda esta cantidad de extras y los niveles suficientes. Tenemos más de seis horas de juego de forma normal, esto sin mencionar quienes tengan como objetivo completar todas las misiones secundarias. De no tener que pasar por estas vueltas y secciones extra para poder acceder a los nuevos niveles tendríamos entre manos un producto mucho más redondo.

Al final a lo único a lo que aporta algo este relleno es a la historia, en la cual la obra quiere centrarse. No se trata de un elemento fuerte, ya que cuenta con un guión más tirando hacia lo humorístico con algunos puntos dramáticos algo débiles. No es algo que moleste, ya que sólo enriquece el juego para hacer los niveles más llevaderos, pero realmente no era necesario y en ocasiones llega a ser incluso algo infantil. La mezcla de estilos de personajes, pasando de animales animados a personajes anime, lo hace más extraño si cabe.

Conclusiones

'Baboon!' es una extraña criatura. Tiene espíritu aventurero y sus desarrolladores están llenos de ideas para experimentar y dar un gran juego en su base, con niveles riquísimos, un diseño estupendo y diversión para un buen número de horas. Su dificultad puede ser frustrante e incluso echar atrás por su exigencia para probar varias veces cómo proceder, y el hecho de obligarnos a dar vueltas para poder avanzar en la historia es capaz de hacer que más de un jugador sienta que podría dedicar mejor los recursos que se nos ofrecen yendo más directos al grano y colocándonos sólo los coleccionables y la gran cantidad de niveles disponibles. Pero merece la pena darle la oportunidad: al final Tumbili consigue llegar al corazón de un bombazo.

VERSIÓN ANALIZADA PS4