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'Total War: Shogun 2: La caída de los Samurái' una expansión con mayúsculas para la edad moderna

Las armas de fuego entran en juego durante la Guerra Civil que llevó a Japón a los tiempos modernos.

Por Pedro Garcés 28 de Junio 2012 | 12:33

'Total War: Shogun 2: La caída de los Samurái' es una expansión muy peculiar del original 'Shogun 2' ya que podemos jugar a ella sin tener el juego base. Esto se debe a que el juego cambia totalmente, tanto en época como en el estilo de gameplay al que nos enfrentamos.

En plena Guerra Civil

El juego se desarrolla en la segunda mitad del siglo XIX, época en la que Japón se enfrentó en una guerra civil que dividió a los clanes que apoyaban al Shogun y a los que apoyaban al Emperador. Curiosamente, ambos bandos coinciden con el Norte y el Sur de la isla nipona y se ha añadido la isla de Ezo que fue el último baluarte del Shogunato. Coincidiendo con este conflicto, el país experimentó en pocos años el paso de una sociedad feudal a un país industrializado.

Y este es uno de los puntos importantes del juego, el contraste entre los últimos samuráis espada en mano y las armas de fuego en forma de cañones de artillería que inundarán los campos de batalla en los últimos compases de la partida.

En cuanto al sistema de juego es muy parecido al del resto de la saga 'Total War', tenemos un mapa en el que nos moveremos por turnos mientras que las batallas se libran en tiempo real. En función de la estación del año y del terreno en el que combatamos, conseguiremos unas bonificaciones u otras.

Antes de comenzar la campaña tendrás que escoger entre uno de los dos bandos de Japón y, aunque en un principio no importe mucho, poco a poco te toca ir tomando una posición mucho más concreta dentro de la Guerra Civil. Tu objetivo final será conseguir la victoria para el Emperador o el Shogun en unos 6 años.

Para paliar tan corto espacio de tiempo para una campaña de 'Total War', los desarrolladores nos proponen años de 24 turnos o 6 turnos por estación del año. Aunque no parezca una decisión muy importante, lo es ya que 6 turnos de invierno pueden hacer que tus ejércitos pierdan muchos hombres en territorio enemigo sin derramar una sola gota de sangre.

Tradición u occidentalización

En la campaña tu objetivo es modernizarte cuanto antes para tener acceso a las armas de los occidentales, sus fábricas y sus ferrocarriles. A medida que consigas puntos de modernización, aumentarás tu velocidad de investigación por lo que entrarás en un frenesí de nuevos edificios y unidades. Pero esto también tiene su contrapartida. Tus ciudadanos o vasallos no se toman muy bien que les mandes a la fábrica cuando hace un par de años estaban trabajando el campo. Cuanto más "moderno" seas, más posibilidades tienes de que la gente te demuestre su descontento a palos, por lo que construir edificios que les mantengan alienados será una de tus prioridades.

Al modernizarte, llega un punto en el que puedes permitir que una de las potencias occidentales haga un puerto en tu territorio. Esto puede provocar aún más la ira del pueblo pero los beneficios merecen la pena: puedes crear mejores unidades tanto de infantería como navales, los americanos mejoran la puntería de artillería, los ingleses tus bombardeos y los franceses la puntería de tus unidades con armas de fuego.

Nuevos agentes e importancia de las fuerza naval

Otra novedad son los agentes que podrás usar en el mapa. No sólo cuentas con la geisha "seduce generales" o el shinobi asesino. Tienes consejeros extranjeros para reclutar tropas especiales o agentes políticos que hagan el trabajo gubernamental de los misioneros, o lo que es lo mismo, hacer que el pueblo apoye más a tu facción que a la enemiga.

Uno de los cambios más importantes es la presencia de una fuerza naval que esta vez sí que influirá en los combates. En esta época, los bombardeos desde barco empezaron a usarse de verdad y, teniendo en cuenta que Japón es una isla estirada, prácticamente pueden alcanzar cualquier zona de la isla. Esto provoca que puedas diezmar regimientos enemigos o destruir edificios simplemente bombardeando desde el mar. También puedes intentar interrumpir el comercio marítimo aunque en este caso el beneficio será más bien por pirateo que por destruir la ruta comercial enemiga.

Samuráis y artillería

En el campo de batalla, los cambios son menores aunque no por ello dejan de ser importantes. En primer lugar vemos una evolución entre los primeros enfrentamientos con espadas a los posteriores combates en los que la artillería va destrozando unidades y las ametralladoras pesadas mantienen un fuego de cobertura muy interesante. Uno de los efectos es que si antes había que asediar y asaltar fortalezas con más paciencia que un santo, ahora puedes destruir muros como si fuesen mantequilla.

Como novedad llegan los bombardeos marítimos que nos sirven para lanzar un par de bombardeos de alta intensidad aunque con una precisión de lo más descuidada. También podemos usar las piezas de artillería manualmente y, aunque no ayudará demasiado a mejorar la precisión, hay a quien le gusta ver como caen los enemigos mirándoles a los ojos o recorrer la trayectoria de una bola de cañón antes de impactar en el suelo.

Multijugador sin cambios

Para el final hemos dejado el modo multijugador. Por un lado, tenemos la campaña cooperativa o competitiva para jugar con un amigo y por el otro lado está el modo campaña del Avatar al que se le han añadido varias unidades modernas para demostrar que ha logrado adaptarse a las nuevas tecnologías. Además puedes jugar con aquellos que posean 'Total War: Shogun 2' pero no tengan esta expansión.

'Total War: Shogun 2: La caída de los Samurái' mantiene el nivel de la saga de Sega y demuestra que The Creative Assembly es capaz de llevar su saga a los tiempos "modernos". Aunque ahora mismo todo apunta a un 'Rome 2' aún podemos soñar con una primera guerra mundial al modo Total War.

La menor extensión de tiempo no ha provocado que el juego sea corto o simple ni mucho menos, y la importancia del apartado naval respecto al resto de títulos es de agradecer. El único dato negativo puede ser una IA un tanto torpe en las batallas, pero es algo puntual y que no afecta en gran medida a la experiencia.