AVENTURA ÉPICA

Análisis 'Legrand Legacy' para Nintendo Switch: Cuando la ambición toca techo pronto

Semisoft lleva a Switch su JRPG que está lleno de sabor rolero, pero no demasiado bien ejecutado

Por Juan Pedro Prat 24 de Enero 2019 | 19:00

Ponerse a los mandos de un RPG siempre impone, ya que son más grandes que el propio jugador y cada aventura es tan diferente que uno nunca sabe si va a acertar en su juicio. Esto pasa con prácticamente cualquier título de este corte, aunque sus pretensiones y presupuesto sean menores que las del resto de títulos. Cuando nos vamos a un JRPG, el verdadero origen del rol en el videojuego, los miedos se multiplican, pues los nipones tienen un talento natural para narrar historias enrevesadas, épicas, llenas de personajes trascendentales y con toda una maraña de caminos que te llevan al mismo lugar. Pero esta fórmula ya es de conocimiento público y cualquier estudio puede intentar llevar a cabo su propio JRPG e intentar emular las características de este género tan concreto y que tiene a tantos seguidores alrededor del mundo.

Semisoft lanzó a principios del año pasado 'Legrand Legacy: Tale of the Fatebounds', una aventura de rol que hasta ahora no ha dado su salto a consolas. La desarrolladora indonesia ha trabajado para portar una aventura que ya tuvo bastantes buenas críticas por parte de los medios especializados en su versión para PC y en su relanzamiento para sobremesas me ha dejado bastante frío, con una sensación de sopor muy grande y con la sensación de que sus ambiciones eran muchas y se conformaron con bastante poco a la hora de ejecutar su juego.

La alquimia de vivir de los demás

La propia Semisoft describe 'Legrand Legacy' como una "carta de amor a los JRPG clásicos", pero creo que se han tomado demasiado en serio el homenaje y se han olvidado de que tenían un título entre manos que lanzar al mercado. En efecto, en este título se pueden ver perfectamente las juntas unidas por características de sagas como 'Final Fantasy', 'Fire Emblem' o 'The Legend of the Dragoon', pero si son tan evidentes las referencias a cada saga, creo que se ha hecho bastante poco por batir la mezcla y conseguir crear una receta que se adapte a los paladares más actuales y no a los de hace 30 años.

Como cualquier RPG, este título ofrece una aventura de exploración y combate por turnos, la base más sólida de un juego de rol. Estos cimientos son clave, y hasta obligatorios casi, para construir un título como este, pero no es necesario coger retales de otras sagas legendarias para ello. A la vista está que el videojuego ha cambiado y los jugadores son cada vez más exigentes. Se puede tomar una fórmula original, pero no mantenerla intacta y mucho menos mezclarla de mala manera para desarrollar un juego homenaje.

'Legrand Legacy' empieza con una cinemática bastante potente que llama la atención del jugador, pero segundos después empieza a desmoronarse poco a poco ante un sistema de lucha desfasado y una exploración obstaculizada por no tener en cuenta la usabilidad a la hora de crear un escenario.

Lucha a ciegas

No soy un gran fan de los juegos RPG, pero reconozco que me gusta tomarme mi tiempo para combatir, desarrollar habilidades y hacer que los personajes de mi equipo crezcan lo suficiente para no quedarme atascado en ciertos combates más complicados. En 'Legrand Legacy' rezaréis para no toparos con ninguna bestia salvaje o que llegue una lucha fuerte, ya que el sistema de combate que se ha aplicado a este título tumba por completo las muchas posibilidades que, de no haberse construido así, podría llegar a tener.

La estrategia y la táctica son claves en cualquier juego de estas características. El jugador tiene que saber bien con quién atacar, si defender o no o si usar un objeto para curar a un aliado. Todo eso cae en saco roto cuando para atacar o defender debes ajustarte a una ruleta que mide la efectividad de tu acción. Se trata de un QTE (Quick Time Event) que decide, básicamente, si tiras tu turno a la basura o lo aprovechas. Una cuestión de suerte. Esta elemento sobra absolutamente en un tablero en el que actuar con cabeza puede significar volver al último punto de guardado o continuar para bingo. No niego que este tipo de género tiene también su pizca de suerte (de hecho es una de los parámetros que se puede mejorar en los personajes), pero solo afecta de manera positiva y en muy poca medida.

Es un aspecto que ensombrece una proposición bastante interesante, ya que incluso las posiciones en las que se coloquen los personajes tiene impacto en cómo transcurren los enfrentamientos. Dejar al azar algo tan importante solo denota falta de visión a la hora de desarrollar el juego.

Historia con poco gancho

Si bien es cierto que los RPG van evolucionando y siendo más llamativos conforme evoluciona su propia historia, 'Legrand Legacy' no propone una trama novedosa ni interesante para el jugador. Sus personajes son algo arquetípicos y conforme se les va conociendo no se tiene empatía ni conexión alguna con ellos. Finn, el protagonista, es un guerrero que comienza como esclavo y sufre de amnesia. Posee un poder importante en su interior y le encargan la tarea de hacer de guardaespaldas. Hasta ahí, podríamos quitarle el título y encajaría en muchas otras aventuras de este estilo que ya hay en el mercado.

Pronto, se verá que el personaje que carga con el peso de la historia es solo un grano de arena en algo mucho más grande (¡qué novedad!) y se irá relacionado con otros compañeros de aventura que le demostrarán que se avecina algo terrible. La magia, la política y la religión se unen, de manera bastante natural, en un todo que resulta muy poco atractivo para el jugador y que puede ser hasta lioso si se tiene en cuenta la cantidad de conceptos y expresiones a las que se hace referencia desde el principio del juego.

Aspecto gráfico notable

Entre las pocas cosas que destacan en 'Legrand Legacy' está su apartado técnico. Los diseños de los personajes sobresalen por encima del resto del juego y también los escenarios que combinan zonas estáticas (dibujadas) con otras 3D. Esto es, al mismo tiempo, un hándicap para la exploración, ya que este estatismo no ayuda a encontrar salidas (que están indicadas en todas las ocasiones con un puntero) o puertas secretas.

La combinación de 2D y 3D es, en este caso, algo bastante nefasto de cara a encargarse de misiones secundarias que impliquen moverse por el mapa, ya el jugador puede perderse fácilmente gracias a que tampoco existe un mapa que le ayude a orientarse en los diferentes territorios por los que hay que pasar.

Conclusiones

Semisoft ha querido homenajear a los JRPG con un trabajo que solo une trozos de otros muchos títulos anteriores. Esta es una mala forma de mostrar respeto por los que estaban antes que tú, ya que al final lo único que consigues es crear un Frankenstein de videojuegos que no termina de convencer a nadie. Su estilo de combate pierde puntos enteros por incluir QTE y sus entornos cojean bastante en lo que funcionalidad se refiere. Como otro aspecto positivo, cabe decir que la banda sonora es de lo mejor que tiene y que eleva la epicidad de algunas escenas al máximo, algo que es bastante necesario cuando se comienza a ahondar en la historia de Legrand.