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¿Por qué seguimos pagando PS Plus aunque suba el precio?

Estamos atados a PS Plus, porque estamos atados a la comunidad, al catálogo, a nuestra consola y a nuestro bolsillo. Agachen la cabeza.

Por   8 de Agosto 2017 | 12:59

No hay futuro, decían los Sex Pistols como simplificación profunda de la idea de no escapatoria que domina nuestra posibilidad de actuación en tantos planos. Un servicio de suscripción, como PS Plus o como cualquier otro, está tejido bajo la idea de la vinculación, y nada deja al azar. Esto es, tras el marketing hay toneladas de psicólogos moviendo los hilos para lograr la tan ansiada fidelidad en un mundo económico ultra competitivo, como puede ser el de los videojuegos. Una vez fidelizados, el contable tira de la cuerda hasta que se rompa. Si es que se rompe. Así funcionan las compañías telefónicas, así funciona la suscripción de cualquier videoconsola, y así funciona cualquier servicio de suscripción.

Tras el alarido por la subida de precio de PlayStation Plus que ya recogía mi compañero Daniel García Astarloa hace unos días, ahora la pregunta es, ¿por qué sigo renovando a pesar de la subida? Quizá una pregunta muy anterior a esta sería, ¿por qué he comenzado a pagar por algo que era gratis, como el juego online? Sony fue inteligente con PS Plus. No descubro nada cuando relato cómo la introducción del servicio como opción premium para tener juegos en PS3 funcionó a modo de antesala a la suscripción online "tipo Gold". Un movimiento demasiado evidente para que a estas alturas pase desapercibido. Un movimiento brillante, tras el que pasamos por el aro sin remordimiento alguno.

El servicio online de PSN ha experimentado una mejoría cuantitativa y cualitativa. Nuevas opciones, mejor funcionamiento, actualizaciones constantes y siempre cambios interesantes. De un modelo online mejorable en PS3, lo que propone PS4 a este respecto justifica el desembolso. Sin embargo, ahora sube de precio, ahora sin razón aparente, y seguiremos pagando.

Que PlayStation venda una alta cantidad de videoconsolas es más interesante para ellos por la posibilidad de vender videojuegos y suscripciones, más que por el margen de beneficios que arroja cada máquina vendida. Así, un incremento de 10 euros en la suscripción anual de PlayStation es un margen de beneficio automático y directo para la compañía. Hasta ahí la evidencia. Sin embargo, lo curioso del caso es que sabemos que no habrá un descenso acusado ni permanente de suscripciones pese a un incremento de precio poco justificado. Al contrario, habrá más suscripciones, porque habrá más máquinas vendidas en el próximo cierre de año fiscal. La legitimación del incremento de precio no es en este caso acceder a un servicio de mejores prestaciones, es evitar la sustracción del que ya tenemos. Estamos amarrados a PlayStation Plus, y lo estamos por tres grandes motivos.

Los tres motivos

El primero de ellos es que una plataforma es un sistema cerrado e intraconectado. La única manera de jugar en línea con otros usuarios de PlayStation es a través de PlayStation Plus, y la única oferta de juego en línea es la ofrecida por Sony. Este es el motivo por el que el cross-play es rechazado por la compañía japonesa, y por el que no se ha convertido, ni convertirá, en algo generalizado en ninguna plataforma. Además de cerrado está intraconectado, de tal forma que la primera pregunta de un vendedor ante un cliente indeciso será: "¿Qué consola tienen tus amigos?". Así se explica que, como en un juego de dominó en el que empujar la primera ficha hace caer el resto, haya países dominados por una u otra marca en particular. Una vez poseedores de la consola, la única manera de estar en contacto con amigos es a través de PS Plus. Pagamos.

El segundo de ellos es el catálogo de juegos de PlayStation Plus. Al ser una suerte de alquiler, y no una propiedad a todos los efectos, no renovar PS Plus cierra el acceso a una parte muy importante de nuestra biblioteca de juegos. Mi caso personal, y el que espolea este artículo. Estos días tenía suspendida la suscripción a PS Plus, y poca intención de renovar por el momento. Sin embargo, con el lanzamiento del nuevo 'Life is Strange' en ciernes quise acercarme a la primera parte. Tenía dos opciones, renovar el plus por 6,99 euros para quitar el candado al juego, o pagar 19,99 por la compra de la temporada completa en su caja. La matemática deja poco lugar a la duda, y la cuenta ya está renovada. En otras ocasiones he renovado para descargar los juegos de un determinado mes. El hecho es que cerrar la puerta a una colección creciente de juegos es difícil.

El tercer motivo es que cambiar de consola principal a mitad de partido es caro. Un desastre, en realidad. La rabieta de la subida de precio puede llevarnos a pensar: ¡Me paso al PC! Y la calculadora nos quita la idea de la cabeza. Con tres años de generación a las espaldas, probablemente la más modesta de las colecciones ronde la veintena de títulos. Decir adiós a ese catálogo es, sobre todo, una pérdida de dinero.

No hay escapatoria.

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