NADA QUE CELEBRAR

Metal Gear cumple 30 años convertida en una saga irrelevante

Un repaso a la grande y la decadencia de la saga 'Metal Gear', con el debate de la autoría como telón de fondo.

Por   13 de Julio 2017 | 11:40

Llegar a los treinta es duro. Yo los estoy viendo en el horizonte inmediato, y comienzas a reevaluar de una forma enfermiza qué demonios has hecho con tu vida, cuántos árboles has plantado, libros has escrito, y de los vástagos mejor ni hablamos. La barriga comienza superponerse a la dieta, y cada vez siento más vergüenza ajena de la penosa pandilla que formaba Friends, quizá sólo es por temor al posible reflejo. ¿Quién quiere acabar como esos cinco imbéciles, a fin de cuentas? Los treinta son duros para todos, peores que los cuarenta, supongo, porque el tatuaje de fracasado es demasiado amenazante en este caso. Pero si pensáis, después de leer este par de líneas deprimentes, que yo voy a llevar mal los treinta, es porque no habéis pensado en cómo los está llevando la saga 'Metal Gear'. Hace un par de días Raúl Manero felicitaba el cumpleaños a Snake, y yo hoy vengo a terminar con la fiesta. No hay nada que celebrar. Ya no.

La franquicia de Hideo Kojima -sigue siendo suya-, nacía hace una treintena entre no pocos aprietos en MSX. Ese es su lugar de origen, porque la versión MSX es la real, muy diferente a la de NES. Si hoy el aspecto técnico sigue teniendo puesto de prevalencia en esto de los "jueguicos", en los años 80 los técnicos eran el principio y fin de los videojuegos. Figuras como las de Kojima o Miyamoto, que podríamos definir como los primeros diseñadores de videojuegos más artistas que informáticos, y quizá pasan a la historia por imponerse en un mundo que en absoluto les pertenecía.

Kojima relata cómo decidió hacer aventuras gráficas tras los primeros Metal Gear porque estaba harto de que programadores hiciesen lo que les daba la gana. El pedía rarezas, como crear un juego en el que el objetivo no era el disparo, sino el sigilo. Los programadores se resistían una y otra vez, y el desarrollo de los primeros juegos de la saga era una pugna contra corriente entre las ideas de un jovencísimo y anónimo Kojima y el status quo que los programadores de Konami en el momento querían mantener. Sin meter el dedo en la llaga más de la cuenta, yo les comprendo: siempre parece mejor idea asegurar el pan que hacer caso a un excéntrico.

Sin embargo, de esa pugna se hizo historia de los videojuegos. La saga Metal Gear ha sabido ser influyente a lo largo de varias épocas diferentes. Una y otra vez. Primero rompiendo con la idea de los disparos como mecánica exclusiva; luego imponiendo los juegos cinematográficos, para bien o para mal, y 'Metal Gear Solid V' está siendo mucho más influyente de lo que quizá nos atrevemos a reconocer, ¿verdad 'Assassin's Creed: Origins'?

Todo eso ha terminado. La saga 'Metal Gear' ya no existe, y no hay mucho que celebrar. En el momento en el que Kojima se desvincula de la franquicia, todo lo que quedan son las cenizas calientes del cadáver de Big Boss. Cualquier paso próximo resulta, en primer término, irrelevante. Porque esto va de autores y no de estudios.

Kojima, Konami y la autoría

Kojima es la viva imagen de la autoría. Con cierta soberbia ha reivindicado su nombre una y otra vez, labrándose el insulto de narcisista, pero cambiando así la manera de comprender lo que se hace en videojuegos. Los directores deben ser nuestro objeto de atención, y no los grandes o pequeños estudios. Reivindicar la autoría personal de un director o un diseñador implicar, en términos generales, darle alas para que plasme en su juego todo lo que tiene en la cabeza, sin que haya técnicos, directivos, o quién quiera que sea, diciendo lo que debe o no debe hacer. El principal problema que existe con los triple AAA es que son, en general, genéricos hasta el absurdo; mientras que aquellos que levantan cierto interés lo hacen porque, en un destello de genialidad, los nombres de los autores sobresalen por encima de la saga o el estudio dando lugar a elementos verdaderamente personales: Kojima, Neil Druckman, Suda 51, Shinji Mikami... ahí van unos cuantos de mis fetiches personales en la industria más comercial. Pueden hacer mejores juegos o peores juegos. ¿Qué importa? Lo relevante es que ninguno de sus títulos se pueden acusar de genérico. Ninguno de corriente. A sus 30, y sin Kojima, Metal Gear sí me parece, sin embargo, una franquicia de futuro absolutamente irrelevante.

PD: Por cierto, ¿Metal Gear salió el 7 o el 13 de julio? Nacho Requena, autor de El legado de Big Boss tienen la explicación: