LAS COMPRAS IN APP

Harry Potter y el Misterio de las compras 'in app': Cómo fastidiar un juego

Las compras 'in app' pueden acabar siendo muy perjudiciales para el jugador.

Por Maribel Baena 26 de Abril 2018 | 11:35

Soy fan de Harry Potter hasta niveles exponenciales. No hay nada que me guste más que ponerme la banda sonora cuando quiero escribir (ahora mismo está sonando, por cierto), o ver las películas (por millonésima vez) una tarde de domingo. Incluso, admito, me apasiona coger los libros y leer algún que otro capítulo suelto de vez en cuando. No lo puedo evitar, crecí en Hogwarts, en cierto modo. Por eso esperaba con tantas ganas el juego que salió ayer para móviles, 'Harry Potter: Hogwarts Mistery'.

En el momento en el que lo abrí, y vi en qué consistía, tuve sentimientos encontrados. Por una parte me parece una idea genial, puesto que es como si, de repente, yo hubiera recibido mi carta de Hogwarts; poder elegir varita, comprar los libros, ver en qué casa iba... A la vez, me parecía bastante sencillo, algo que aprecio mucho en los juegos de móviles. Jugar a algo excesivamente complejo en una pantalla tan reducida no es de mi agrado. Mas en el momento en el que vi que todo requería un nivel de energía... Ay. Lo confieso: la decepción fue considerable.

Entendedme: he jugado, y me gusta. Ir a clase de pociones, de encantamientos, conocer a los profesores de Hogwarts, ver a Dumbledore (con una sonrisa un tanto siniestra, pero bueno), todo eso es genial. No voy a dejar de jugar, al menos a corto plazo, puesto que mi intención es pasármelo. Pero el que vaya por energía te obliga a esperar para que esta se vaya reponiendo... O gastarte dinero para poder seguir jugando. Y no hay nada que me parezca más tóxico que este tipo de prácticas en los juegos.

Teníais alternativas mucho más éticas

El insertar en las aplicaciones compras de este tipo es perjudicial, porque hace que muchos usuarios gasten más (mucho más) de lo que tenían pensado gastar en un primer momento. Hay que tener en cuenta que estos juegos pueden llegar a enganchar, y no me refiero en el buen sentido de la palabra, sino todo lo contrario; además, se dirige a un público joven, que muchas veces no es consciente de este tipo de cosas, y cae en la trampa sin apenas darse cuenta. Comienzan a gastar dinero sin ton ni son, porque lo único que quieren es continuar jugando, y cuando se dan cuenta... El coste total asciende a mucho más de lo que nos hubiera costado cualquier otro juego de consola, o incluso de pago en la tienda de aplicaciones.

Es lógico que los desarrolladores quieran algún tipo de retribución económica por su trabajo, todos queremos cobrar por lo que hacemos, y eso no lo criticaré jamás. Lo que sí que pongo en duda es la forma que tienen de conseguir esos ingresos, porque tenían alternativas mucho más éticas y más justas con el consumidor. Alternativas que hubieran propiciado que todo el mundo aportara su grano de arena a nivel económico sin llegar a provocar situaciones como las que he mencionado en el párrafo anterior. Y no tratemos de taparnos los ojos: que nosotros no gastemos dinero de forma compulsiva en juegos de este tipo no implica que la gente no lo haga. Es más, iré un paso más allá: el que lo haga, probablemente jamás confiese en público hablar de ello.

Así, a bote pronto, se me ocurren dos iniciativas que quizás hubieran sido más provechosas tanto para los usuarios como para los desarrolladores. La primera es poner la aplicación de pago, a unos diez euros (que es lo que suelen costar más o menos los juegos de este tipo; es lo que costaba el Mario Run), y eliminar el tener que realizar compras dentro de la aplicación. El que realmente valore un videojuego, y el desarrollo que este tenga detrás, pagará esos diez euros sin ningún tipo de problema. Otra alternativa sería, por ejemplo, poner la aplicación gratuita y permitir que dentro se hiciera una compra para tener siempre energía infinita; por diez euros, o quince, permitir que aquel que quiera sea usuario Premium (por llamarlo de alguna forma) y consentir, al mismo tiempo, que el que no quiera pagar no lo haga. Mas han optado por una opción que es tóxica, perjudicial, y que pondrá en riesgo la estabilidad de muchas personas; aunque lo neguemos, este tipo de compras pueden acabar siendo adictivas.

Seguiré jugando a 'Harry Potter: Hogwarts Mistery', porque es cierto que tiene cosas muy positivas, mas no tengo ningún inconveniente en ponerle pegas siempre y cuando lo merezca. Y, en esta ocasión, lo merece.