MULÁN

Mulán, la primera princesa Disney feminista: una auténtica guerrera

Mulán fue una fuente de inspiración para muchas niñas de los noventa.

Por Maribel Baena 13 de Abril 2018 | 11:43

En 1998 estrenó Disney 'Mulán', una película que acabó pasando a la historia de la animación por ser la primera princesa Disney feminista. Se dice pronto, pero estamos hablando de finales de los noventa, y de una industria cinematográfica que únicamente mostraba a princesas desvalidas que poco podían hacer por sí mismas aparte de esperar a su príncipe azul. Comparando a Mulán con el resto de princesas Disney de su época, es fácil ver las mil y una diferencias que la separan de las demás. Ojo: esto no significa que haya que criticar al resto de princesas por representar un rol que ha sido marcado socialmente. Solo implica que hay que alabar todo lo positivo que Mulán trajo consigo.

La historia de Mulán está ambientada en la dinastía Han; la conocida como Fa Mulán es la hija única de un anciano que, por su edad, el ir a la guerra podría significar su muerte. Mas China se encuentra en una situación complicada en ese momento, y se le exige a Fa Zhou, padre de la joven, que preste servicio a su país. Mulán, temiendo por la salud de su progenitor, no duda ni un segundo en hacerse pasar por un hombre para luchar contra los hunos. Este gesto, que a día de hoy podría no sorprender tanto, en el contexto de Mulán podría significar que la castigasen a pagar con su vida. Estaba completamente prohibido que las mujeres luchasen, puesto que esto se consideraba algo exclusivo de los hombres.

Un ejemplo para las niñas de los noventa

Con ese acto revolucionario, Mulán supuso un ejemplo y una inspiración para todas aquellas que fuimos niñas en los noventa. Demostró que las mujeres pueden hacerlo todo igual o mejor que cualquier hombre; que esos marcados roles de género que la sociedad nos ha impuesto están basados en sandeces, y que deberíamos ser nosotros los que acabáramos con ellos. Ella misma no dudó en romper todos y cada uno de los estereotipos que se le achacaban por el hecho de ser mujer, y lo hizo con sus propias manos.

En un contexto en el que el honor lo era absolutamente todo, Mulán demostró con creces que las mujeres merecen exactamente el mismo que los hombres. Huyó de su reclusión, del espacio privado que la sociedad le imponía, y ocupó un lugar en el espacio público; y no en cualquier lugar, sino en el campo de batalla. Su valía, su fuerza, su coraje y su carácter no pudieron ponerse en entredicho tras salvar toda China.

Tras Mulán han venido otras tantas "princesas" feministas (muchas de ellas no tienen el papel de princesas en las películas, pero se las acaba considerando así por simplificar). Incluso hubo algunos tenues atisbos antes; por ejemplo, en 1996 se estrenó 'El Jorobado de Notre Dame', con una impresionante Esmeralda, también capaz de luchar por los suyos rompiendo absolutamente todos los roles de género. La diferencia fundamental entre Esmeralda y Mulán es que la segunda se puso en el lugar que hasta entonces solo habían ocupado los hombres, mientras que la primera reivindicó la lucha feminista desde su posición como mujer. Dos formas diferentes de luchar, ambas igual de válidas.

Pero tras Mulán sí que ha llegado una auténtica revolución feminista: no hay más que echar una ojeada a Moana, Elsa, Anna y, por supuesto, Mérida. Ejemplos vivientes para las niñas de hoy, como Mulán ya lo fue en su momento para las que crecimos en el siglo pasado.