GOT

Crítica 'Juego de Tronos' 7x05: El secreto a voces de Jon Nieve

La tensión se palpa en el ambiente de Los Siete Reinos. A falta de un par de episodios para concluir la temporada, las cosas cada vez están más interesantes en la serie de HBO.

Por Xose Llosa 14 de Agosto 2017 | 13:40

Este artículo contiene spoilers de 'Juego de Tronos' hasta el capítulo 7x05 inclusive.

Quedan dos episodios de la séptima temporada de 'Juego de Tronos'. Sólo dos. Acabamos de cerrar el episodio 7x05, titulado Guardaoriente, en el que sin blandir ni una sóla espada, si acaso un par de golpes contundentes de mazo, acudimos a uno de los capítulos más tensos de la tanda de episodios de este verano.

La idea de que se trata de una temporada de reencuentros se reafirma en el hecho de que tras cinco episodios no se ha introducido ni a un sólo nuevo personaje. Por otra parte, secundarios con gran protagonismo en temporadas previas, como Melisandre o el no-maestre Qyburn, aquí han pasado a un plano totalmente secundario -o ningún plano- en pos de un enorme elenco de personajes de mucho peso que guían las tramas abiertas. Con tres núcleos calientes, Invernalia, Desembarco y Rocadragón, la tensión se respira en cada uno de los focos.

Posiblemente el punto más interesante ahora mismo se encuentra al norte. Invernalia sin Jon Nieve ha tomado un tono enrarecido, en la que los recién llegados hermanos Stark se han convertido en elementos desagradables para los planes de Meñique, y quién sabe si también para los de Sansa. Satisfecha en el trono del norte, Arya le espeta a Sansa lo que todos estamos pensado: parece que no lloraría si Jon no retornase al castillo. Si Sansa encuentra en Meñique un aliado, la potencial traición debe ser tomada como hecho. Arya conoce a su hermana, le recuerda que tras el sufrimiento que la ha endurecido sigue escondida una pijita, mientras la pequeña Stark no le quita el paso a Petyr que, como siempre, algo trama.

También reencuentro de Lannister en Desembarco. Los tres decendientes de Roca Casterly hacía mucho que no se encontraban tan próximos, pero del careo entre Tyrion y Jaime se ha podido sacar muy poco en claro. Sí había alguna posibilidad de que Jaime Lannister se rebelarse ante la inquisidora mano de Cersei, con la noticia de que van a tener un cuarto hijo la probable crisis de pareja queda apagada. Ante la posibilidad de que Cersei y Daenerys se encuentren en episodios futuros, que es el encuentro más esperado de Poniente, si alguien piensa que Cersei está acabada es que no recuerda cómo el Septo de Baelor voló por los aires cuando la Lannister sí estaba verdaderamente contra las cuerdas.

La bomba Targaryen

Sin embargo, la que sigue contoneándose en la cuerda floja es Daenerys Targaryen. La hija del rey loco sufre a cada paso la sombra de su padre. Sin haber escatimado nunca en crueldad, parece que cuando mataba esclavistas en el extranjero a nadie le molestaba la mirada fría de la Targaryen. Ahora que da la orden de ejecución contra los Tarly la reevaluación de sus acciones se convierte en constante. Bravo por la muerte de Randyll. La reputación de repulsivo se la ganó tras sólo un par de apariciones, y ahora nos podemos ahorrar para siempre verle la cara. Sin embargo, la conciencia de Tyrion ronronea, mientras que las agudas palabras de Varys, el orador más cauto de Poniente, sirven de Pepito Grillo a la Mano de la Targaryen. Quién sabe qué límites sobrepasará Daenerys, pero tal y cómo evoluciona el personaje parece que antes o después caerá en la imprudencia de la rabia.

La pregunta incómoda que queda es la de Jon Nieve. Cuando Sam Tarly abandona Antigua siendo ya el señor de Colina Cuerno sin todavía saberlo, lanzan un dato sutil pero muy relevante. El diario del Septón Supremo Maynard revela que Rhaegar Targaryen se "divorció" de su esposa, para volver a contraer matrimonio. No se desvela la identidad de su segunda compañera, pero casi con total seguridad se trata de Lyanna Stark, madre de Jon Nieve. Esta unión haría de Jon un heredero legítimo de la casa Targaryen y no un bastardo, con lo que se cerrarían las opciones de sangre de Daenerys. Otro detalle, ¿os habéis fijado en el dragón de Daenerys se comporta con Jon como un perrillo en el parque? La sangre Targaryen es lo que tiene.

El hecho de que Jon Nieve sea el Rey en el Norte nos dice que la sangre no es insalvable en las dinastías de los Siete Reinos. Cersei Lannister tampoco tiene legitimidad de sangre para postrarse en el Trono de Hierro. Sin embargo, todo el camino emprendido por Daenerys se sujeta a la convicción de ser la última de su nombre. Lo repite en cada episodio, como una rémora. ¿Qué será de su discurso cuando se convierta en la penúltima? No parece Daenerys de las que dan un paso a un lado. Sansa lo ha dado, y se arrepiente con cada exhalación. La madre de dragones no es tan fría como los norteños.

Mientras el origen de Jon Nieve sigue desvelándose -esto será cosa de la próxima temporada, diría yo-, el Rey en el Norte lejos de retornar a su trono se adentra más allá del Muro buscando caminantes que convenzan incrédulos. Sansa no le echa de menos.