LA ENTREGA MÁS PROGRESISTA

'Dragon Quest VIII: El periplo del rey maldito': análisis para 3DS

Regresa 'Dragon Quest VIII: El periplo del rey maldito', ahora en versión portátil para 3DS y con mejoras que merecen un análisis. Aquí el nuestro.

Por Juan José Cintas 'chibisake' 30 de Enero 2017 | 22:51

Tras la llegada a Occidente del magnífico 'Dragon Quest VII: Fragmentos de un mundo olvidado', un remake que conserva la esencia de los JRPGs clásicos, le toca el turno a la octava entrega principal de la franquicia. 'Dragon Quest VIII: El periplo del rey maldito' es un juego muy especial para los europeos. No solo fue el primer Dragon Quest para PlayStation 2, sino también el primero totalmente tridimensional, y además el primer Dragon Quest que pudimos disfrutar en Europa. En su versión original logró ser todo un éxito debido en parte a que fue promocionado como "el videojuego con diseños de Akira Toriyama, padre de Dragon Ball". Y si bien es cierto y es algo que se aplica a toda la franquicia, sería injusto atarnos a tan solo este detalle para alabarla, puesto que son muchas sus bondades y vasta su historia, la historia de una serie que acuñó y popularizó todo un género.

El mismo Dragon Quest, con más contenido

Estamos ante una versión un tanto extraña, puesto que al estar dirigida a una plataforma como Nintendo 3DS ha sido imposible mostrar al detalle todo el contenido visual de la versión original para PS2. No podemos hablar pues de un remake, pero sí de una versión extendida que aporta bastantes novedades, varias mejoras, y también algún que otro downgrade. Por suerte, la versión portátil de esta octava entrega sabe cargar a sus espaldas el pesado equipaje que el legado de esta octava entrega ha dejado tras de sí.

'Dragon Quest VIII: El periplo del rey maldito' es el juego ideal para todo aquel que desee adentrarse o dar una oportunidad a la franquicia, ya que se trata del primer título de la franquicia que se ajusta a un estilo de juego actual y moderno, ofreciendo una curva de dificultad moderada y accesible para recién iniciados en la franquicia, aunque manteniendo cierto reto de cara a los veteranos. Servirá pues para ir calentando motores de cara a 'Dragon Quest XI', que en plataformas de Nintendo no solo podrá ser disfrutado en 3DS, sino también en la venidera Nintendo Switch.

Como comentaba, fue el primer Dragon Quest en presentarnos un mundo completamente tridimensional cuya cámara era de libre movimiento. Gracias a su estilo colorido, pop y diseños cel-shading, el juego ha logrado mantenerse realmente joven y fresco a lo largo de estos años hasta el punto de dar la impresión de que estamos ante una aventura completamente nueva y original. Todo esto encaja a la perfección en la pantalla superior de Nintendo 3DS, aunque a costa de no poder ofrecer el característico y exclusivo efecto 3D estereoscópico que brinda la consola. No es un sacrificio que digamos realmente importante, puesto que a cambio los que jugamos al clásico veremos una representación muy similar a aquel mundo de fantasía que visitamos hace más de una década. No obstante nos veremos en varias ocasiones ante inesperados efectos de popping, mientras que las texturas y efectos de iluminación son algo básicos. Aún así, se sigue respirando la vida y la personalidad que Level-5 plasmó sobre la versión original, logrando que estos inconvenientes solo importen durante los dos primeros minutos de partida.

Un carisma sin igual

Además de lograr acomodar y hacerse llamativo y fresco para los nuevos jugadores, 'Dragon Quest VIII: El periplo del rey maldito' guarda la esencia de los clásicos JRPG de 8 y 16 bits. Esto incluye tener que viajar de un pueblo a otro, hablar con los habitantes del lugar -algo que recomiendo, y mucho, ya que hay diálogos muy divertidos- y realizar misiones secundarias. En campo abierto y mazmorras deberemos hacer frente a todo tipo de enemigos mediante un clásico y ameno sistema de combate por turnos.

Además de todo esto, que ya estaba presente en el juego original, la versión para 3DS incluye nuevas misiones secundarias y nuevo contenido argumental que refrescará y enriquecerá la experiencia de juego. No solo esto, también se suman dos nuevos personajes al bando aliado, así como un sistema de selfies donde poder realizar capturas de pantalla para adornarlas con todo tipo de motivos.

A la hora de ejecutar todos estos elementos, que resultarán familiares para el género, es cuando el juego logra brillar por sí mismo. Auque parezca que sus pasos son pequeños, Dragon Quest es una franquicia que poco a poco va marcando el camino a seguir en el género JRPG, sigue siendo desde su primer título un referente, pero su verdadero don es la capacidad de transmitir frescura a través de la humildad y la sencillez. El diseño de las criaturas con las que toca enfrentarse, sus pintorescos y simpáticos nombres, el gesto afable que Toriyama logra esbozar en el rostro de personajes y criaturas y el humor que desprenden los diálogos y NPCs hacen que una historia tan clásica y sencilla como la de estas franquicias se conviertan en una experiencia realmente encantadora. Incluso la historia goza de un colorido único y especial, con un villano de aspecto bufonesco pero de intenciones homicidas. Estos contrastes bruscos ya se daban en el primer 'Dragon Quest', cuando el retorcido Draconarius, de aspecto no muy desafiante pero sí malvado, revolucionaba la industria de los videojuegos al ser el primer villano que proponía al héroe, antes de la batalla final, unirse a él para dominar aquel mundo.

El humor que acompaña al juego de principio a fin se ve enfatizado gracias a las voces de sus protagonistas, quienes hablarán en las escenas de diálogo más importantes para la historia. Los personajes son definidos de una manera peculiar y única, algo que también es sello de la franquicia. Mientras otros JRPGs buscan la épica en la valentía, el coraje o los sentimientos encontrados, Dragon Quest se basta con el humor y el carisma de sus personajes, en ocasiones algo excéntricos. El arrogante ladrón Yangus, el melodramático rey maldito Trode y el mujeriego Angelo son algunos ejemplos de personajes que nos aportarán mucha diversión e incluso risas. Al fin y al cabo lo que Dragon Quest ofrece es el humor de aquellos anime clásicos que en los 90 conquistaron España y lograron forjar una afición. Humor como los de 'Ranma 1/2' o 'Dragon Ball', que estaban muy presentes sin dejar de lado sus momentos más serios o de acción. Todo esto se convierte en una pequeña joya cada vez menos frecuente en el género, y es de agradecer que Dragon Quest sepa evolucionar sin dejar de ser fiel a sus principios.

Moderno, sin olvidarse de todo lo importante de antaño

El mapa del mundo sigue asombrando, manteniendo sus dimensiones pese a que ahora se juega en portátil. Quizás el único inconveniente, que personalmente no lo considero como tal, es que el jugador, si bien puede evitar a los enemigos que aparecen en el mapa -en el original las batallas eran aleatorias-, va a estar forzado a combatir con ellos un rato, ya sea en busca de materiales o experiencia. Quienes hayan jugado la séptima entrada principal sabrán que, si los personaje se adentran en una mazmorra sin haber subido un poco de nivel previamente, acabarán aniquilados en un abrir y cerrar de ojos sin siquiera haber tenido oportunidad de acercarse al jefe. Hay que entrenar y combatir, pero esto no es sino un indicador de algo muy necesario que cada vez se nos olvida más con cualquier tipo de juego: ir al grano, a la misión, para pasarse el juego lo más rápido posible es un error. Es mejor explorar y perderse en los mundos que nos son presentados con cada nuevo juego. ¿Que cada vez tenemos menos tiempo para jugar conforme vamos creciendo? No pasa nada, más lentamente podremos saborear este tipo de juegos.

Hay una losa grande que pesa sobre esta versión para 3DS, y es que desaparece la música orquestada del juego original para introducirse versiones MIDI. Desconozco los motivos, y puede que esté justificado, pero esto poco importa a la hora de jugar puesto que afecta a la experiencia de juego. Siguen siendo piezas maravillosas,

Horas y horas de satisfacción

La franquicia siempre se ha caracterizado por ello, pero 'Dragon Quest VIII: El periplo del rey maldito' lleva más que nunca esa extraña pero agradable combinación entre lo clásico y lo moderno que en Japón sigue provocando furor. La versión para 3DS es una conversión acertada de una de las entradas más progresistas de la serie y, pese a los inconvenientes que pueda presentar, sigue brillando con luz propia.

Sus básicas mecánicas y la fórmula de JRPG clásico puede que se le atragante a alguno, pero lo considero más un acierto que un inconveniente, puesto que igual que Mario sigue aportando la misma fórmula a cada nueva entrega con pequeños cambios que refrescan por completo la experiencia, Dragon Quest al final acaba haciendo lo mismo. Pequeños cambios en un mundo nuevo e inmenso, con decenas de horas de exploración, que al final resultan ser de mayor peso que lo que en un principio parece. Y esta siempre ha sido una fortaleza para la franquicia, puesto que la permite brillar como ninguna otra.

'Dragon Quest VIII: El periplo del rey maldito' te invita a visitar un mundo mágico, encantador, repleto de mucho humor y con personajes tan entrañables como carismáticos pese a que su diseño no case con las tendencias habituales. Al final engancha de tal manera que deseas perderte, y cuando aparecen los créditos en pantalla echas de menos tener otro Dragon Quest más a mano que disfrutar. Porque logra hacer de lo clásico algo realmente único.