UNA GAMBERRADA ABURRIDA

Análisis 'Boo! Greedy Kid' para PC, una microexperiencia a olvidar

¡Boo! Greedy Kid' llega a PC para ponernos en la piel de una especie de Daniel el travieso adicto a los refrescos. No te pierdas nuestro análisis.

Por Juan José Cintas Márquez 23 de Febrero 2018 | 12:42

Durante los 80 y parte de los 90 la cultura popular se vio bañada por el auge de un contenido por aquel entonces fresco y rompedor que perseguía ser gamberro y rebelde. Era la época donde lo urbano, lo punk, el rock y ser antisistema estaba relacionado con la libertad e independencia juvenil, y esto se veía claramente reflejado en obras dirigidas a este público. Las 'Tortugas Ninja' nos llevaba cuales ocupas y punks hasta el suburbio de los suburbios, las alcantarillas, para combatir desde la oscuridad contra organizaciones criminales, mientras que los más pequeños podían disfrutar de productos hoy en día impensables como 'La pandilla basura' o una incontable cantidad de juguetes que giraban en torno a la viscosa sustancia de nuestra nariz, los mocos. Los productos familiares que resaltaban valores positivos se vieron eclipsados por la sombra de propuestas como 'La familia Addams', que ponía en el papel protagonista a monstruos del imaginario popular con peculiares gustos; 'Daniel el travieso', que recogía en un solo personaje todo lo que los padres temían de la infancia; 'Solo en Casa', una versión blanqueada y para las familias burguesas de este último; e incluso 'Los Cazafantasmas', que nos invitaba a alucinar con aquellos seres paranormales que llegábamos a temer en 'Pesadillas'.

Videojuegos políticamente incorrectos

Este fenómeno, que impregnó todas las aristas de la cultura popular, también llegó a los videojuegos, que si bien contaban por aquel entonces con numerosos detractores, calaron muy hondo en una generación que comenzaba a abrazar el ocio digital. En una nueva búsqueda mucho más libre de romper con lo políticamente correcto nos ofrecieron juegos tan brutales y polémicos como 'Carmageddon', un título que nos invitó a destrozar el coche de nuestros rivales a la vez que recibíamos bonificaciones de puntuación por atropellar a NPCs especiales, como personas con sobrepeso, ancianas y embarazadas. Los más pequeños contaron también con su ración de mocos, pedorretas y eructos con 'Boogerman', un zarrapastroso superhéroe que sustituía las tuberías de 'Super Mario Bros.' por retretes y fosas nasales a la vez que acababa con enemigos formados por mocos.

Hoy en día gracias al mercado indie se ha recuperado esa libertad a la hora de ofrecer nuevas o atípicas ideas, huyendo muchas de ellas de esta tendencia por la ofensa fácil para abrazar otros conceptos más creativos o intelectuales. 'Boo! Greedy Kid', sin embargo, prefiere llevarnos de vuelta al pasado a los usuarios de PC con una especie de Daniel el Travieso de 16 bits que no duda un instante en recurrir a sus irritantes habilidades para robarle el dinero a sus vecinos y así tener con qué pagar su dependencia a los refrescos azucarados.

Infartos por un refresco

Bajo esta simple premisa el equipo de Flying Oak Games nos lleva de la mano a través de un total de 99 microniveles -100 si descargamos de la Workshop el nivel "más difícil"- que siguen la fórmula de diseño de los juegos para móviles: partidas de muy breve duración y retos a contrarreloj que invitan a rejugar y pulir aquellos niveles en los que no se haya adquirido el máximo de 3 estrellas. Estos niveles recogen fórmulas presentes en videojuegos de plataformas clásicos como 'Flicky' o 'Elevator Action', llevándonos hasta edificios con numerosas habitaciones y puertas donde se hallan tanto nuestras víctimas como aquellos personajes que deberemos evitar o esquivar: guardas de seguridad que no dudan en atizarte con una porra o pistola, terroristas que se sirven de cuerdas para desplazarse rápidamente entre plantas o incluso una especie de Robocop capaz de fulminar con la mirada. En el bando de aquellos pobres incautos, objetos de nuestras tropelías, se encuentran ancianos, abuelitas, enfermos, minusválidos y amas de casa.

Para robar a estas pobres almas tendremos que provocarles un ataque al corazón, y para ello deberemos asustarles gritándoles desde la espalda. Unos caerán a la primera, mientras a otros habrá que darles varios sustos mientras corren cabreados con la intención de restarnos puntos de salud. Una vez están con la pata estirada, bastará con recoger el dinero del sueño e ir a por la siguiente víctima hasta que no quede una en pie y así poder escapar en ascensor.

Además de gritar, el protagonista puede recurrir al noble arte de hacer un calvo -mostrar su trasero al aire en dirección a un personaje- para alterar a los adultos y provocar que corran llenos de ira o huyan rabiosos hasta otra habitación. También se puede esconder o realizar una voltereta para permanecer oculto de aquellos personajes que buscan ponernos en vereda. El problema es que salvo el grito y la voltereta, siendo esta última realmente útil para esquivar cualquier agresión por parte de los adultos, el resto de acciones son totalmente prescindibles en el juego. De hecho, las pruebas contrarreloj están diseñadas de tal modo que el hecho de esconderse o de hacer enfadar a los personajes mostrándoles el trasero solo provoca pérdidas de segundos vitales para acabar el nivel con una valoración perfecta. Por tanto, ¿para qué se implementa algo que acaba siendo inútil?

Y es que este es un juego con pocas virtudes, que ofrece poco a la experiencia del jugador, y que aburre. No dudo de que es un reclamo jugoso para niños y adolescentes, siempre y cuando el juego logre viralizarse, cosa que dudo seriamente visto que no hay nada especialmente destacable.

Quizás 'Boo! Greedy Kid' pueda llegar a ser interesante para aquellas mentes creativas que gustan de emplear su tiempo de ocio en crear nuevos niveles, ya que el juego incorpora un editor que da completa libertad y permite compartir estas creaciones con otros jugadores. Puede ser la salvación del juego si se logra crear una comunidad fiel, pero es una tarea realmente difícil debido a que sus propias características son, a la vez, su principal hándicap. Si comparamos este editor con otros de la talla de 'Mario Maker' o 'RPG Maker' vemos que se queda muy atrás debido a que el producto aquí reseñado ofrece poca variedad de acciones e interacción con el entorno, sumado al hecho de que los niveles exigen ser completados en un espacio de tiempo extremadamente breve. Incluso 'WarioWare: Do It Yourself', una entrega de la serie WarioWare que permitía crear microjuegos, ofrece un abanico más amplio y premia mucho más la creatividad y originalidad de los jugadores. No obstante, es un añadido que se agradece ya que es mucho más interesante que la experiencia original.

Una pérdida de tiempo

Si bien el precio de 'Boo! Greedy Kid' es reducido, apenas unos 3,99 euros de lanzamiento, eso no justifica las limitaciones de una experiencia que morirá tal y como fue diseñada: en muy poco tiempo. Peca vertiginosamente de buscar torpemente la viralidad a través de la manida fórmula del caca-culo-pedo-pis para poder llegar a los YouTubers, pero se olvida de lo más importante: divertir. El juego cae pronto en la más absoluta y tediosa repetición, no entretiene y no existe sensación alguna de progreso, dando la impresión de que ha sido únicamente diseñado para hacer caja con la lana de los miles de seguidores de creadores de contenido virales. Aunque de la intención al hecho hay un importante trecho, y no creo que este proyecto logre destacar lo más mínimo ante otras propuestas más elaboradas e inteligentes.