CASTILLOS

Analizamos 'Teslagrad' para PlayStation 4

Un juego que sigue la estela marcada por 'Braid', descubriendo ante nosotros un castillo lleno de trampas y mecanismos que desafían nuestra astucia y la vida del protagonista.

Por Alberto Duque 24 de Diciembre 2014 | 09:51

Sencillo, divertido y con una estética de lo más amistosa y entrañable. Así se presenta 'Teslagrad', el juego de plataformas desarrollado por el estudio Rain Games basado en el magnetismo y las corrientes eléctricas. Desarrollado en 2D, su diseño nos recuerda al de cualquier película clásica de animación, bañando sus entornos con colores vivos y ciertos elementos de estética steampunk. Columnas, pasadizos y grandes vidrieras dibujados con el toque propio de las acuarelas, conforman verdaderos cuadros dignos de admiración. Pasando al trasfondo argumental, el juego lejos de contarnos su historia mediante diálogos, va narrando los acontecimientos a través de las pintadas y carteles del entorno y, de una forma mucho más clara, mediante marionetas. Una propuesta arriesgada que transforma la experiencia de juego en un viaje de interpretación visual muy interesante. No obstante, también es cierto que estos medios transmisores del argumento son válidos porque la historia de por sí es bastante sencilla.

Las mecánicas

Al adentrarnos en este universo dibujado a mano, pronto descubrimos que nos encontramos en una ciudad sometida por un régimen tiránico. Nuestro protagonista es abandonado por un extraño hombre en una casa siendo tan sólo un bebé y allí una mujer se hace cargo de su cuidado. Siendo un adolescente, las fuerzas militares irrumpen en su calle obligándolo a escapar en mitad de la noche. En este punto entramos como jugadores y pronto descubrimos que la ciudad está dotada de una extraña tecnología basada en el magnetismo y las corrientes eléctricas. Estos elementos configuran en cada escenario diversos obstáculos y rompecabezas cuya resolución nos permitirá avanzar y descubrir más detalles sobre los enigmáticos sucesos que acontecen a nuestro alrededor. Sin embargo, en caso contrario los errores se pagarán con la vida del protagonista, así que no os dejéis engañar por la belleza y calidez del entorno.

Conforme avancemos en los primeros niveles iremos desbloqueando una serie de habilidades especiales que nos permitirán interactuar con la polaridad de los elementos magnéticos que nos rodean, e incluso dotar a otros con estas propiedades. Estas habilidades son completamente necesarias tanto para resolver rompecabezas como para enfrentarnos a los bosses finales. Por otra parte, existen una serie de elementos en cada fase, como corrientes magnéticas, sobre los que no será necesario que utilicemos nuestras habilidades pero que de forma indirecta serán claves en la resolución de ciertos puzles o la hora de alcanzar plataformas elevadas.

Los enemigos, entre los que incluimos los jefazos, son realmente duros pero tienen unas dinámicas de ataque fácilmente reconocibles que evitan que estas fases puedan llegar a frustrar al jugador. Dicho esto, la curva de dificultad general del título está bastante equilibrada aunque, como hemos dicho antes, un único error se paga con la muerte del protagonista lo que nos devuelve siempre al anterior punto de control. Esto nos obliga a repetir una vez más el rompecabezas desde el principio, un ejercicio realmente tedioso.

Los controles del protagonista son bastante cómodos e intuitivos en el mando de PlayStation 4, hecho bastante relevante teniendo en cuenta que al no haber ningún tipo de diálogo, incluidos los extradiegéticos, no abundan los tutoriales. No obstante, en algunas ocasiones las animaciones de salto o desplazamiento del personaje no responden con demasiada precisión, algo que en las situaciones más críticas del juego puede marcar la diferencia entre la vida o la muerte del protagonista y paralelamente agotar nuestra paciencia. Sin duda, el componente puzzle es la clave de los juegos independientes de plataformas de los últimos años, un atractivo que otorga un valor añadido de interactividad sobre el clásico saltar y esquivar. 'Teslagrad' no llega a ser tan adictivo como otros grandes éxitos con planteamientos similares. El ritmo de títulos como 'Teslagrad', 'Fez' o 'The Misadventures of P.B. Winterbottom' es mucho más rápido e intenso que el que nos ocupa, lo que hace que el jugador se "enganche" más fácilmente a la trama. No por ello 'Teslagrad' merece una crítica negativa ya que es un detalle bastante subjetivo que depende de las experiencias individuales.

Una atmósfera sublime

En lo referente al apartado sonoro, el juego cuenta con una gran variedad de piezas musicales que acompañan con bastante acierto a las diferentes escalas emocionales con las que juega cada escenario. La atmósfera resultante es muy envolvente y atractiva aunque se ve descompensada por la simplicidad antes mencionada del trasfondo narrativo. La propuesta de una aventura basada en los ingenios mecánicos del científico Nikola Tesla es muy original, nadie lo puede negar, pero dada esta premisa cabría esperar un argumento algo más profundo y absorbente.

En resumen, nos encontramos ante un título de plataformas con un diseño artístico excepcional capaz de enamorar a primera vista al jugador. Con un gran nivel de interactividad que precisa de un par de retoques en lo referente a la precisión de los controles y una historia que empalidece ligeramente ante el resto componentes.