REGRESO A LA NOSTALGIA

Análisis de 'Return to Monkey Island' para Nintendo Switch, donde los extremos se encuentran

Guybrush y compañía vuelven para una última aventura que reúne a los más nostálgicos y los posibles nuevos jugadores en un mismo sofá.

Por Daniel G. Astarloa 29 de Octubre 2022 | 19:00

Hay dos experiencias posibles con 'Monkey Island'.

Una es la del experimentado fan que ya se conoce los viejos trucos que Ron Gilbert y los suyos se guardan en la manga. Esta es la forma de vivir esta ansiada sexta entrega de la saga que yo, como redactor, he tenido. Allá vamos de nuevo con Guybrush, LeChuck y montones de piratas que existen en un universo tan alocado como ilógico. ¿Pollos con polea? Es martes para mí. Es fácil complacer a este fan con tal de que cumpla con unos estándares que no revolucionen la franquicia que ya amó y marcó su infancia.

La otra forma de experiencia es, sin embargo, la curiosa. Son los ojos inexperimentados que en un principio el primero no le ha vendido la premisa del juego. Es el joven con el que nos sentamos, al que contamos mil batallitas y afirma la cabeza con educación mientras le cuentas por cuarta vez el chiste del mono de tres cabezas. No hay manera de que conecte con el viejo género de los juegos de aventuras y la llamada lógica lunar. Hay una barrera que no podrás romper entre ambos.

Antes de jugar a 'Return to Monkey Island' pensé que estas dos experiencias eran irreconciliables. Las aventuras gráficas han evolucionado demasiado para atrapar a jóvenes, pero se ha ganado fans acérrimos como para seguir subsistiendo. Pero, de alguna manera, los dos tipos de jugadores nos hemos cruzado con un mando de Nintendo Switch, un sofá y una promesa: revelar el secreto que nos lleva a reunirnos a ambos y encontrar nuestro camino conjunto.

E incluso con nuestras diferencias sobre cómo interpretar el juego ambas partes están de acuerdo: 'Return to Monkey Island' es irremplazable.

Las historias del abuelo

Antes de empezar una nueva partida esta entrega sabe su lugar en la saga. Te anima que no saltes directo al juego y que en su lugar te pares un momento a refrescar el largo camino que ha habido hasta este punto con un diario de recuerdos. Cinco entregas, decenas de horas perdidas en pensar puzles abobados. Incluso en sus puntos más bajos algo ha habido para rememorar esta franquicia.

Cierras el diario y te lanzas a la nueva partida. La semilla de la nostalgia ya está plantada en tu cerebro, y golpea diez veces más fuerte cuando oyes las primeras líneas de diálogo. Estás listo para una tanda de chistes de juegos de palabras y guiños visuales, pero antes viene la sonrisa que se te queda clavada por los primeros veinte minutos. Reflexionas de una manera distinta al diario sobre cómo has vivido los juegos hasta ahora. Su significado para ti, quién eres hoy y adónde te han traído.

Tras una primera sección encantadora comienza la secuela que esperaste durante años. Es exactamente como la imaginabas: la misma clase de humor, los dobladores de personajes de siempre. En un principio es una entrega muy continuista con lo que vimos en las cuatro primeras entregas de la saga. Tenemos nuestro inventario al que sacar el máximo provecho y llenar de toda la basura que encontramos por el camino. Usarlos de forma inteligente depende de nosotros, pues las opciones de qué hacer con estos artefactos es más bien limitado.

La imaginación de más joven

Uno de los mayores cambios que se le aplican es la accesibilidad con el uso de estos objetos. Colocarlos sobre el entorno te dirá si tendrás algún resultado de esa interacción, y complicaciones imposibles como diferentes tipos de uso del inventario se han resumido para que sea más difícil atascarse. Eso no quita que vayas a encontrar más de una piedra en el camino. El juego no quiere colocarte las situaciones más fáciles del mundo y busca que tu cerebro se active lo suficiente como para que llegues a esos momentos brillantes en los que te das cuenta de lo que había que hacer y lo obvio que era. Y por acostumbrado que estés, a veces cuesta encontrar esa perspectiva adecuada para resolver un puzle.

Es en uno de estos puntos en los que te chivan la respuesta. Como experimentado jugador de 'Monkey Island' ya buscas las respuestas más complicadas posibles, pero la otra persona que estaba sentada contigo en el sofá a su rollo ve las cosas distintas. Las respuestas que a ti te cuestan se le hacen lógicas. Es sorprendente cómo el equipo de desarrollo ha sido capaz de jugar con ambas mentalidades para aproximarse a ambos públicos. Y puzle tras puzle esa nueva visión del juego se va estableciendo más, sorprendiendo al jugador más joven con respuestas que para ti ya son naturales y haciéndole sentir orgulloso cuando demuestra saber más que tú tras pensar unos segundos en un problema con el que os cruzáis.

Tras un par de horas el jugador nuevo se da cuenta de que hay un objeto en vuestro inventario que no habéis usado. Está a vuestra disposición un cuaderno que chiva las respuestas de los puzles para evitar que los jugadores se atasquen. En la era digital en la que vivimos no necesitamos una guía si hay un problema en nuestro camino: con una búsqueda en Google se soluciona rápidamente cualquier atasco que haya en una partida. Este objeto elimina el intermediario y te ofrece avanzar más rápido y perder menos el tiempo.

Aunque se aprecia su inclusión la verdad es que no recomendamos su uso en absoluto. Es algo confuso para el segundo jugador al principio, pero no tarda en darse cuenta de la experiencia que está resultando tener que resolver estos puzles por vuestros medios. Si os atascáis pasáis a otro rompecabezas del capítulo y le dais vueltas durante las próximas horas. Antes o después encontraréis la respuesta que buscáis.

Juntos hasta el final

'Return to Monkey Island' lo hace lo mejor que puede para entregar a ambas generaciones de jugadores una de las mejores experiencias posibles en el género de las aventuras gráficas. Tanto viejos jugadores como nuevos disfrutan del trabajo y esfuerzo puesto en la aventura durante las seis a ocho horas de duración que tiene. Es una de las mejores entregas que tiene para ofrecer desde el principio hasta el casi final.

Casi. Donde este análisis se rompe es con la conclusión del juego. No entraremos en spoilers, pero las dos partes involucradas para este artículo hemos considerado que es importante destacar que provoca muy fuertes sentimientos a todo quien lo juega. El jugador más veterano apreció mucho el mensaje y lo fuerte que golpean los últimos minutos de juego. El menos experimentado con la saga, por otra parte, lo detestó como no ha detestado ningún otro final en un videojuego.

La experiencia entera hubiese quedado arruinada de no ser por haber compartido 'Return to Monkey Island' con la otra parte, así que sed precavidos. Aun así hay mucho positivo con lo que quedarse. El apartado artístico es muy sencillo y memorable, pese a que a los más experimentados no lo encuentren de su aprecio. La música y el uso de nuevos instrumentos para sus composiciones clásicas es fantástica. Y los personajes, desde los más pequeños hasta del que resulta más fácil burlarse, son memorables como para quedarse con ellos el resto de nuestra vida. Las interacciones que tienen con Guybrush, el humor que comparten y sus filosofías de vida hacen de la aventura algo inolvidable.

Conclusiones

Quitando su excesivamente divisivo final, 'Return to Monkey Island' es una de las mejores aventuras gráficas de los últimos diez años. Acierta en cómo aproximarse a viejos y nuevos jugadores, ofrece lo mejor de la franquicia y lo hace con una gran sonrisa. Es una experiencia que todos los amantes de los piratas o el género deben disfrutar, abiertos a lo que pueden ofrecer los chicos de Terrible Toybox tras años de experiencia en el campo.