LOS TROPOS DEL RPG

Análisis de 'Lost Sphear' para PS4, luchando contra el olvido

El segundo juego del equipo desarrollador Tokyo RPG Factory pretende ser un título que haga uso de los tropos clásicos de su género a la par que intenta hacerse sitio en nuestros recuerdos.

Por Daniel G. Astarloa 7 de Febrero 2018 | 12:30

Hablar de un juego como 'Lost Sphear' debería ser fácil: un RPG a la vieja usanza, una historia con numerosos personajes que buscan alcanzar objetivos similares a los tuyos, un sistema de niveles y de combate sencillo e intuitivo... Es en muchos sentidos un RPG de manual con todo lo que ello conlleva, la diversión garantizada incluida. Si a esto le sumamos las muchas semejanzas que el juego tiene con respecto a 'I am Setsuna', obra anterior de los desarrolladores de Tokyo RPG Factory, todos sabríamos qué esperar.

Pero hay más en este título que la suma de sus partes. Tras su estética infantil y los tropos clásicos del género puede que encontréis algo especial que muchos no esperarían por restarle la importancia de ser un título de bajo presupuesto. ¿Logra la espectacularidad de un AAA o la ingente creatividad de un indie? Desde luego que no. ¿Consigue abrirse un hueco en nuestros corazones? Quizás pueda obtener semejante logro.

El poder de los recuerdos

Esta es la historia de Kanata. No es especialmente listo, tampoco espectacularmente fuerte ni se le da nada bien o mal. Podría protagonizar esta y otras miles de historias por, sencillamente, ser el elegido, un papel al que transportarnos sin mucho esfuerzo para sentirnos reflejados y depositar nuestras esperanzas y deseos en cada paso que da a lo largo de la aventura. Y junto a él cuenta con multitud de amigos: la cariñosa Lumina, la siempre enfadada Sherra, el infantil e insoportable Locke... Ninguno de estos personajes logra salirse del canon de los tópicos que protagonizan dentro de los JRPG. A lo largo del argumento se les intenta dar algo de profundidad, pero nunca alcanzan capaz destacables en su guión.

Si por ellos fuera sería fácil que olvide el título. Pasarían a desaparecer de mis recuerdos al cabo de un tiempo y entonces nada quedaría de ellos. ¿Puede existir para el mundo alguien que no siquiera es recordado por nadie? Nuestra huella en este mundo es pasajera y con el paso del tiempo se borrará: dejaremos de ser importantes y nadie volverá a sacar nuestro nombre, jamás. Es triste pensar lo que será de nosotros de aquí a cien o mil años. Casi parece que carezca de sentido.

Pero el papel de nuestro chico en todo esto es por lo que es difícil que pueda olvidarle pese a todos los problemas que tiene en su desarrollo. El joven pueblerino quiere recuperar los lugares y personas que han caído en el olvido, que han sido tragados por una neblina blanca conocida como lo perdido. Desaparecen frente a ti y no vuelves a saber nada de ellos: tu vecino, su abuela, el perro que te ladraba cada día. Nada es peor que ser tragado por esta nada.

Kanata puede recolectar recuerdos, materializarlos a partir de las conversaciones de otras personas o de los monstruos en los que se transforman tras el proceso de lo perdido. Es por ello por lo que combate con sus amigos: por luchar para que nada más caiga en el olvido, para recuperar todo aquello que se está perdiendo y para que nadie más sufra lo que parece ser una plaga que se origina cientos de años atrás. Y es la mecánica de los recuerdos la más interesante de las que nos ofrece el juego.

Sorpresas en un camino despejado

El argumento avanza lentamente, pero una vez coge carrerilla puede sorprender hasta al más experimentado de los jugadores dentro del género. Durante la primera mitad es cuando parece ir sobre seguro y en piloto automático: vamos recolectando los miembros de nuestro grupo uno por uno, ayudamos a un imperio con oscuras intenciones que pretende encontrar una solución para el problema que nosotros también queremos resolver, conseguimos un barco y viajamos en aeronave... Nada parece que vaya a ser rompedor durante el avance de este extracto de la historia.

Pero llegado a cierto punto las sorpresas se suceden. Nos damos cuenta de que no conocemos tan bien como creíamos a nuestros propios compañeros, comprendemos más de cerca la naturaleza del mundo y cómo está relacionada la luna en él, vemos la cultura de lo perdido de una manera diferente. Sigue siendo un argumento que se mueve casi por los tropos básicos, pero es agradable saber que si buscas una experiencia sorprendente puedes encontrarla aquí.

Al aspecto de las sorpresas hay que sumar la ya mencionada mecánica de los recuerdos, los cuales usamos para casi cualquier ocasión. Avanzar en la historia recuperando pueblos enteros, mejorar nuestras habilidades construyendo localizaciones que amplían nuestras habilidades generales de forma personalizada e incluso resolver ciertos puzles o recuperar cofres del tesoro con premios más jugosos de los que encontraríamos de forma habitual. Estos últimos son especialmente interesantes porque nos refuerzan de manera que pueden llegar a romper el juego y hacer que nos sintamos demasiado seguros de nosotros mismos, sensación que nos arrancarán a partir de cierto punto del juego. Entonces comienza lo no tan divertido de 'Lost Sphear'.

Dificultad por trabajar

Si 'Lost Sphear' no alcanza la excelencia no es por un falso conformismo que podría hacer que fuera sólo otro RPG más en la larga línea existente de títulos en el género. No: es por sus serios problemas de balance en la dificultad, en especial cuando se trata de sus jefes finales. Estos suelen esperarnos tras cada mazmorra tranquilos, son grandes enemigos a batir y otorgan habilidades extremadamente poderosas que nos obligarán a pensar estratégicamente, utilizar a nuestros personajes con cabeza y acercarnos a estas bestias debidamente prepararnos.

Sin embargo, para alargar el juego o sencillamente añadir una pizca de dificultad innecesaria, estos jefes finales pueden recurrir a estrategias que podríamos catalogar como poco morales. Pueden interrumpir un combate varias veces para regresar sin previo aviso y así obligarnos a volver a mejorar nuestras habilidades, se recuperarán toda la vida al llegar a cierto punto al coste de matar instantaneamente a alguno de los miembros de nuestro equipo o lo peor de todo y más habitual: liberarán sin previo aviso un ataque de área extremadamente poderoso cuando acabemos con sus barras de vida, masacrando a todo nuestro equipo en caso de haber sido dañados poco antes.

Nuestros personajes pueden estar potenciados con el poder de los recuerdos, las armaduras tecnológicas que les permiten hacer uso de ataques especiales de gran calibre y la opción de mejorar armas para cualquier combate, pero nada puede hacer frente a semejantes habilidades. Podría haberse aumentado la vitalidad y resistencia de los enemigos, o dar cualquier tipo de señal antes de provocar un ataque masivo que acabe con nuestro equipo. Además de ello no tenemos accesorios con los que evitar de manera directa sufrir ciertos estados alterados, lo cual puede provocar las pesadillas de algunos jugadores frente a jefes finales que abusarán de estos y nos convertirán en pollos, nos petrificarán y nos dejarán confusos. Todo a la vez.

Conclusiones

'Lost Sphear' es algo especial. Es un juego a la vieja usanza que no tiene miedo en aportar algunos elementos nuevos al género que sin ser rompedores sí que pueden ser frescos. Lo mismo sucede con su historia, que comienza mostrando todos los tropos clásicos de los juegos de hace varias generaciones para luego sorprendernos con algunos giros de guión maravillosos que podrán atraparte de una sola vez. Si su diseño hubiese sido mejor, podría ascender a algo mucho más recordado: esa es la maldición con la que debe vivir.