CAMPEONES, ¡REUNIÓS!

Análisis de 'Hyrule Warriors: La Era del Cataclismo' para Nintendo Switch

Hyrule tiene una segunda oportunidad para salvarse de la terrible calamidad que Ganon pretende extender por todo el reino. La salvación queda en manos de unos pocos guerreros.

Por Daniel G. Astarloa 30 de Noviembre 2020 | 16:00

El primer 'Hyrule Warriors' era una carta de amor como pocas que se ven. No era un juego perfecto, pero el cariño que desprendía hacia la franquicia de 'The Legend of Zelda' y su legado a través de los años era algo sencillamente mágico. Fue uno de los títulos estrella de la ya difunta Wii U, y como Nintendo no podía dejar que cayera en las arenas del olvido se aseguraron de llevar su éxito fuera la consola dos veces. La versión de Nintendo Switch, la más reciente de todas, está considerada como la definitiva y un must have de la híbrida si tienes cariño a Link y compañía.

Tras un éxito semejante y con la cercanía de 'The Legend of Zelda: Breath of the Wild' muchos jugadores esperábamos un tercer pase de temporada que se centrara en esa entrega en exclusiva. Había decenas de ideas para hacerlo realidad, empezando por hacer jugables a los cuatro Campeones. No sucedió. Koei Tecmo tenía un plan mejor para nosotros y muchos no lo vimos venir pese a lo lógico que podía ser: una precuela oficial que nos permitiera conocer de primera mano a esos personajes que idolatrábamos. La premisa suena bien, pero debemos andarnos con ojo: 'Hyrule Warriors: La Era del Cataclismo' no es lo que otorga, aunque recibamos mucho más a cambio.

Viaje al pasado

La trama en otras obras del subgénero musou desarrolladas por Omega Force no suelen tener gran importancia, pero es casi el elemento central para comprender y disfrutar 'Hyrule Warriors: La Era del Cataclismo'. Como dice su premisa, la aventura da comienzo cien años antes de 'The Legend of Zelda: Breath of the Wild', antes de la caída del héroe a manos del terrible Ganon y la caída en desgracia de Hyrule frente a la fuerza imparable de la maldición que lleva milenios castigando el reino.

Link es el personaje que más controlamos, sí, pero no es el protagonista para esta historia. Ese papel recae o bien en todos los guerreros de Hyrule o bien en una nueva entidad creada para este título: un pequeño robot Guardián al servicio de Zelda de orígenes misteriosos. Este simpático autómata sirve como el guía principal a lo largo de la trama, muchas veces siendo objeto de estudio y ligero alivio cómico. Toma mucho de otros androides blancos con azul del pasado, y eso le da un especial toque de nostalgia aunque sea un elemento nuevo en juego.

Con nuevo protagonista también vienen antagonistas, como debe ser, aunque sean pocos. Además del maestro Cogg del título original, líder del clan Yiga, tenemos a su mano derecha, un comandante con movimientos ninja que son un auténtico peligro en el campo de batalla, y un misterioso nuevo villano que lidera las tropas del mal para asegurar que Ganon gobierna en la tierra, algo de lo que él espera salir muy beneficiado. No son personajes con gran profundidad, pero hacen ameno el viaje, especialmente al enfrentarse a ellos en combate, aunque no en el aspecto jugable. En el momento de publicación de este artículo muchos de los antagonistas no son manejables al contrario que en otros musou, pero es posible que sean agregados posteriormente al título como sucedió en el lanzamiento original del primer 'Hyrule Warriors'.

Robo en el tiempo

Si jugaste la primera entrega puedes creer saber a qué te enfrentas, pero la verdad es que 'Hyrule Warriors: La Era del Cataclismo' es mucho más que otro musou en la gran lista de desarrollos de Omega Force. Además de aprovechar el entorno de la historia de 'The Legend of Zelda: Breath of the Wild' también lo hace para no dejar ningún elemento pendiente y sacar el máximo provecho de su entorno. Todos los assets originales son reutilizados aquí, y al entrar en otro género refuerza su contenido.

Donde más se nota no es en sus numerosos y enormes mapas, sino en la buena variedad de enemigos que hay y su comportamiento. Moblins, lizalfos y toda clase de monstruos componen ejércitos de cientos de enemigos que se nos lanzan encima; las bestias más grandes son las que dan sabor como jefes de estos, desde los gigantescos hinox hasta los peligrosísimos lynel. Todos son oponentes que dan un jugo muy especial al título y otorgan mucho más dinamismo de lo que lo hizo 'Hyrule Warriors', y es que a todas estas clases de bestias hay que sumar sus elementos, su color en base a la dificultad y por supuesto los propios comandantes, como jefes finales u otros personajes jugables que nos dan por saco con mucha más fuerza que antes.

Enfrentarse a todos ellos es una tarea ardua y que rompe la repetitividad añadiendo a todos no un punto débil, sino muchos. Las posibilidades para romper las defensas del rival no se limitan a esperar que lo exponga tras un gran ataque, sino que podemos interrumpir algunas de sus habilidades de forma apropiada usando la tecnología sheikah a nuestro alcance. Tenemos todas disponibles desde el primer minuto de juego, así que se distinguen con efectividad de los objetos del primer 'Hyrule Warriors' y marcan un punto muy semejante al planteamiento de posibilidades abiertas de 'The Legend of Zelda: Breath of the Wild'. El fantástico diseño de esos combates y cómo aprovecharlos hacen una delicia cada desafío al que enfrentarnos, y en los modos de dificultad más altos son combates que ponen los pelos de punta a cualquiera.

Un mundo atemporal

Quizás el punto que menos esperaba de 'Hyrule Warriors: La Era del Cataclismo' es la falta de modos de juego. En otros títulos semejantes contamos con modos alternativos a la campaña principal que sacan todo el jugo posible al contenido en diferentes escenarios, mientras que aquí sólo hay una opción: continuar o nueva partida. Puede parecer poco, pero en realidad no necesita más para el juego base. Hay una centena de desafíos por el mapa, pequeñas tareas que completan la personalidad de los héroes y aumentan su poder si las cumplimos, cuatro opciones de dificultad y muchos guerreros que desbloquear fuera de la línea narrativa. Hay mucho por hacer en Hyrule, y decenas de horas que dedicarle antes de sentirnos abrumados.

Eso sí, no todo es perfecto: hay algunos personajes que es incomprensible que no sean jugables, y aunque todo se complementa a la perfección en este modo no sabemos cómo lo hará si al final se agrega un pase de temporada al juego o más contenido vía parches. En caso de no hacerlo habrá faltas inconsistentes en su repertorio de guerreros; si lo hacen, sobrecargarán el mapa de iconos a menos que añadan una región inexistente en la primera entrega. Es difícil saber por dónde irá el futuro con esta entrega. Debemos esperar para verla completa y juzgar entonces.

El otro gran problema es uno semejante a 'The Legend of Zelda: Breath of the Wild', aunque desde otra perspectiva: esos malditos kologs. Hay más de una centena de ellos, están ocultos por todos los mapas y no tenemos indicador para saber por dónde se encuentran. En aquel juego se caracterizaban por ser un coleccionable inútil a partir de cierto punto y se mofaba de los complecionistas con su premio final. Aquí no podemos darnos el gusto de descansar: las semillas Kolog son indispensables para desbloquear ciertos aspectos, y si no tenemos que hacernos con todos al menos necesitamos una importante mayoría de ellos. Acaban volviendo loco a cualquiera.

Conclusiones

Es impresionante cómo 'Hyrule Warriors: La Era del Cataclismo' supera al primer musou de la franquicia en su contenido base. Aprovechar todo lo que tiene 'The Legend of Zelda: Breath of the Wild' juega a su favor para crear un título sólido, emocionante y lleno de energía positiva. Eso sí, tiene que competir con la edición definitiva del primero en la misma plataforma, que supera con mucho la cantidad de contenido gracias a años de expansiones. El tiempo decidirá cuál es el superior y a cuál merece más dedicar cuatrocientas horas seguidas de locura musou.