LA MUERTE SE PAGA DOS VECES

Análisis de 'Dark Devotion' para PS4; tu fe será puesta a prueba

Análisis de Dark Devotion, un juego capaz de mezclar lo mejor de los dungeons craw, roguelike y soulslike.

Por Fco Javier Castro 5 de Noviembre 2019 | 21:00

Un mundo en decadencia donde lo último que debería perderse es la fe. La batalla concluye en la tercera cruzada tras iniciarse la última de las batallas entre templarios y dioses. Los humanos, codiciosos por naturaleza, se ven arrastrados a la desolación de una época oscura y pecaminosa. En última instancia, una templaria aterriza sobre las ruinas de un templo tras partir con sus compañeros. Solo ella sobrevive al peregrinaje, y ahora debe cruzar los restos de esas ruinas para reunirse con los dioses, seguir sus designios, y enfrentarse a su destino.

De ese modo se nos presenta la historia de 'Dark Devotion', un título de Hibernian Workshop y The Arcade Crew, juego que ya debutó en PC hace unos meses y ahora aterriza en PS4 y Switch, que pretende llevar los roguelike un paso más allá. Podríamos definir a 'Dark Devotion' como un roguelike que recoge el testimonio de los soulslike y no erraríamos mucho con su definición, pero sí que nos quedaríamos bastante lejos de su naturaleza. Lo cierto es que sería más acertado decir que estamos ante un dungeons craw de scroll lateral 2D que añade a su fórmula mecánicas roguelike sumando elementos soulslike, algo que se siente fresco y añade una nueva perspectiva al género. Ciertamente las influencias están a la vista, pero lo que lo hace realmente interesante es la forma de mezclar todos esos elementos en un único juego y hacer que funcione.

Elige tu destino

Nada más tomar el control de nuestra joven templaria nos damos cuenta que esto no es un juego en el que podamos avanzar a la ligera. Como buen dungeons craw que es, nos toca enfrentar una mazmorra tras otra donde los peligros acechan en cada esquina y donde es vital ser observadores para esquivar la muerte; hay trampas por doquier que nos restarán vida, caídas mortales que nos arrastrarán de vuelta al templo, enemigos acechando preparados para saltarnos encima en cuanto tengan ocasión. Para ello, el personaje tiene la opción de agacharse y observar la zona posterior, desplazar la cámara unos metros y otear el camino en busca de peligros. En cierto modo nos obliga a ser precavidos todo el tiempo, porque la muerte tiene un alto precio en 'Dark Devotion'.

Los roguelike son conocidos por obligar al jugador a empezar prácticamente de cero cuando mueren y por un gran componente de aleatoriedad. 'Dark Devotion' se salta el segundo componente y opta por añadir un diseño de escenarios algo más convencional donde debemos avanzar por salas hechas a conciencia que se comunican a su vez con otras salas hasta alcanzar el final de la mazmorra, donde nos espera un jefe. El diseño además está pensado para que seamos precavidos y observadores, obligándonos a buscar mecanismos, altares, paredes ocultas, pasarelas o cualquier otro componente para alcanzar ciertas zonas del escenario si queremos ir hacia alguna dirección en especial, porque el escenario se abre al más puro estilo metroidvania ofreciéndonos diferentes rutas para llegar a un mismo lugar. Eso sí, aquí es un viaje de no retorno y si nos equivocamos tendremos que volver a intentarlo otra vez, ya sea rehaciendo nuestros pasos al morir, regresando al santuario (gracias a un ítem) y volviendo a alguna de las estatuas de transporte desde el santuario. La idea puede funcionar muy bien en los roguelike, pero en lo personal creemos que al título que nos acontece le habría venido mejor algo más contemporáneo al estilo metroidvania con elementos de backtracking.

La muerte tiene doble precio

La muerte tiene un alto precio, diríamos que incluso mayor que en los soulslike, pero no hasta el punto de tener que empezar de cero como suele pasar en los roguelike. El juego tiene una progresión que va en escala de forma ingame, es decir, podemos encontrar multitud de armas y armaduras, amuletos y pendientes, ítems de diferente índole etc. Al morir lo perdemos todo, pero tranquilos, porque en nuestro santuario nos espera un herrero capaz de replicar ciertas armas gracias a que vamos encontrando anagramas de todo lo mencionado y estos se quedan guardados para el resto de la partida. Así pues cada vez que muramos podemos regresar junto a nuestro herrero y forjar de nuevo esas armas. Cabe destacar que cada vez que derrotamos a un jefe se nos premia con uno de estos anagramas, lo que le da un aliciente extra al encontrarnos con la pared psicológica que suponen estos retos.

La búsqueda del poder

Hay un sistema de bendiciones y maldiciones que se van acumulando según avancemos en la partida. Algunas bendiciones las podemos conseguir a través de las armas, gastando puntos de fe rezando en un altar o comprándolas en el santuario gracias a la experiencia conseguida tras derrotar a los diferentes enemigos que nos vamos encontrando. Estas últimas no las perdemos al morir, por cierto, a diferencia de las otras. La contra parte son las maldiciones, que las padecemos al recibir ciertas heridas, caer en una trampa o al avanzar sin descanso a través de la mazmorra, las cuales desaparecen tras caer derrotados.

Aquí no disponemos de un inventario como tal, en su lugar tenemos a nuestra disposición cuatro ranuras para equipar diferentes ítems, lo que nos obliga a ser meticulosos y selectivos. Hay que tener en cuenta que las diferentes salas ofrecen secretos a expuertas y que muchos de ellos solo están accesibles si llevamos con nosotros los ítems adecuados, así que muchas veces nos vemos en la tesitura de elegir entre tener una ventaja estratégica contra los diferentes enemigos o llevar uno de estos utensilios para abrir una nueva sección en el escenario. También disponemos de fe, que podemos gastar en altares, ya sea para conseguir ítems, curar nuestras heridas y maldiciones o abrir alguna sección secreta, la cual recuperamos al derrotar enemigos, o al morir.

Tenemos a nuestra disposición todo un arsenal de armas que va desde dagas, espadas rectas, espadones a dos manos, lanzas y alabardas, arcos, tomos de hechizos etc. Y hablando de ellas, tenemos dos espacios en el inventario para llevar las que más nos convengan. Como ocurre con los objetos, la elección es clave para la supervivencia porque hay enemigos y jefes que son más asequibles dependiendo del arma que llevemos.

Es de vital importancia explorar a fondo las ruinas porque necesitaremos para avanzar no solo las armas, también encontrar losas que nos añaden mejoras de forma permanente, ya sea daño, capacidad para llevar fe o posibilidad de crítico. Gracias al mapa, podremos ver dónde se ubican estas losas y con ello realizar una búsqueda y sumergirnos por los escenarios. Al tiempo, la exploración nos premia con secretos ocultos en forma de quest's, salas secretas, personajes ocultos y un sin fin de cosas que la hacen muy satisfactoria.

Un auténtico reto

El control sobre nuestra templaria se siente 'contundente'. Estamos ante un título que requiere habilidad, premiando nuestra pericia en los controles y nuestra capacidad de controlar el timing y la constante atención sobre la estamina. Hay que aclarar que nuestro personaje no es rápido en ninguno de los sentidos, pero eso es algo que se ve que está hecho adrede, ya que responde a la perfección en los mandos en cuanto ejecutamos una orden. Así pues la capacidad de esquive la podemos efectuar en medio de un ataque, por ejemplo. Hay que memorizar los patrones enemigos y saber adaptarnos a cualquier situación, porque los enemigos, sobre todo los jefes, nos ofrecerán un reto bastante elevado. El plato fuerte viene cuando nos enfrentamos a los jefes finales, y hablando de estos, nosotros hemos contabilizado un total de 18. Es de sobra conocido que este tipo de juegos ocultan muchos secretos, así que no descartamos que haya alguno más que se nos haya pasado por alto. Los jefes finales son todo un reto, y los encontramos de todos los tipos y tamaños. Y no solo es que sean desafiantes, también está muy lograda la sensación que consiguen transmitir al derrotarlos. La duración del juego oscila entre 25/30 horas, dependiendo de la habilidad de cada uno y de cuántos secretos hayamos conseguido desentrañar.

Apartado visual y sonoro

'Dark Devotion' se decanta por el pixel art como reclamo visual, algo que encandilará a los amantes del retro. No obstante, es su ambientación lo que lo hace especial. Estamos ante un título que apuesta por el arte conceptual oscuro y tenebroso, algo que se ve reflejado en los escenarios. La sensación de soledad está muy presente y logra transmitir pesadumbre y desolación. La historia es más oscura de lo que cabría imaginar y mientras desentrañamos sus oscuros secretos nos hace sentir que estamos desamparados ante un mundo en completa decadencia. La BSO es buena y se adapta perfectamente a la temática de la trama, siendo una comparsa perfecta para introducirnos de forma ambiental.

Conclusión

'Dark Devotion' es un dungeons craw que acoge en su seno mecánicas roguelike con elementos soulslike. El título tiene muy presente lo que quiere ofrecer desde el principio, y lo mejor es que lo consigue. Estamos ante una propuesta potente que satisfará a los amantes del género, la cual se siente bien realizada y nos ofrece una buena exploración y un buen reto. Gráficamente destila carisma ofreciendo un apartado visual de estilo pixel art acompasado por una buena banda sonora, con una ambientación muy lograda que nos consigue transmitir soledad. La dificultad, no obstante, es un arma de doble filo y donde unos pueden ver un buen desafío otros podrían sentirse frustrados. En todo caso, dentro del género se siente fresco y un soplo de aire fresco.