REVIEW

Análisis 'Amplitude' - A golpe de ritmo

El clásico juego musical de 2003 regresa a 2016 con una nueva versión que mantiene su esencia, pero con algunas diferencias destacables.

Por Álex Pareja 14 de Enero 2016 | 12:04

Cuando pensamos en un videojuego musical, solemos dar por hecho que tendremos que hacer espacio en el salón para poder utilizar los cachivaches que emularán los instrumentos reales que "tocaremos" en el título. Esa es la mayor finalidad de un juego de estas características, en definitiva: permitirnos emular los instrumentos reales o tocar nuestras canciones favoritas sin necesidad de estudiar solfeo.

Como muchos ya sabréis, sin embargo, en el mundo de la música no solo encontramos a los músicos "tradicionales" que utilizan sus instrumentos para tocar una de las pistas de una determinada canción, sino que también existe la figura del productor musical, que es capaz de crear en un estudio una composición al completo sin necesidad en muchos casos de contar con ningún instrumento real. También, como el caso que hoy nos ocupa, existen los videojuegos musicales que nos permiten sentir las mismas sensaciones que otras obras de características similares pero sin tener que recurrir a un aparato más allá del propio mando de la consola.

'Amplitude' llega (o regresa) más de diez años después de habernos regalado una entrega que muchos todavía recuerdan en la mítica PS2. Básicamente se trata del mismo que antaño, pero con diferencias palpables en la selección musical. Pero antes de eso centrémonos en lo que es el juego en sí, por si no estáis familiarizados con sus mecánicas o todavía os estáis preguntando cómo es posible que un juego musical que no recurre a cachivaches resulte mínimamente interesante.

Instrumentos, pistas y ritmo

La música que impera en 'Amplitude' es electrónica, lo que nos deja más que clara su intención de hacernos partícipes del juego como si fuésemos uno de los productores musicales antes mencionados. Lo que deberemos hacer, con nuestro mando de PS4, será utilizar simplemente tres dedos. Los tres dedos, uno para cada botón que elijamos (la selección predeterminada, que recomendamos, es L1, R1 y R2), se corresponderán a cada una de las tres posibles notas que vayan apareciendo en las diferentes pistas que se irán reproduciendo a lo largo de la canción.

Lo que deberemos hacer, básicamente, será pulsar el botón correcto en el momento preciso en el que la nota llega hasta la zona determinada. Si lo pulsamos correctamente conseguiremos puntos, pero deberemos conseguir superar ciertas notas seguidas para completar la pista en la que estemos en ese momento. Si completamos esa pista, que se corresponde con un instrumento, desaparecerá por un tiempo y podremos desplazarnos hasta otra pista, que también corresponderá con otro instrumento y en la que tendremos que volver a pulsar las notas correctamente.

Su sencillez es evidente, pero también es lo potencialmente adictivo que resulta por eso mismo. Pronto nos encontraremos realizando todas las canciones varias veces para mejorar nuestra puntuación o para encadenar rachas, que se conseguirán completando varias pistas de distintos instrumentos a la vez, sin fallar ni una nota y sin dejar ninguna atrás. Por supuesto, el ritmo será importante y los instrumentos serán fácilmente reconocibles por nuestro oído.

De esta manera, 'Amplitude' consigue hacer algo de forma magistral: que el jugador deba introducirse en el ritmo de la canción para que le sea más fácil completar cada pista. El título, a pesar de su sencillez, consigue hacer entender al jugador que no está, simplemente, pulsando los botones que aparecen en pantalla sin más. Hay varios niveles de dificultad y los más altos resultarán demenciales, así que los jugadores más hábiles encontrarán un reto a la altura.

En las distintas pistas también podremos encontrar diferentes potenciadores que pueden ayudarnos de forma puntual, pero para conseguir adquirirlos deberemos cumplir esa serie de notas seguidas sin fallar. Cuando lo hagamos y obtengamos el ítem, podremos utilizarlo en cualquier momento para que nos ayude de diferentes maneras, dependiendo de cuál sea. Por ejemplo, habrá algunos que nos permitan completar una pista de golpe, otros que ralentizarán los bpm de la canción (lo que ayuda a superar las zonas más frenéticas), otro que hará que consigamos más puntos por cada nota pulsada correctamente, otro que nos permitirá saltarnos una parte concreta de una canción...

Y de todo ello seremos conscientes a través del oído, ya que si conseguimos ir completando pistas éstas irán sonando, mientras que si fallamos se silenciarán. Aquí también hay un cierto proceso táctico en el que los jugadores pueden elegir qué instrumentos les vienen mejor en cada momento. Por ejemplo, puede que sea más fácil para ti completar la pista de un sintetizador si antes está sonando la percusión, ya que te ayudará a entrar en el ritmo concreto de la canción.

Este nuevo 'Amplitude' también incluye un nuevo modo historia, que únicamente contextualiza un poco cada canción mientras desbloqueamos otras nuevas que podremos utilizar cuando queramos en el modo rápido. En esta ocasión el juego nos situará en un cerebro en estado comatoso que deberemos despertar superando diferentes canciones. Se completa en un rato y no tiene mucho más misterio, la verdad.

¿Se queda corto?

Quizás ese sea el punto más discutible en general con 'Amplitude': su potencial duración. El número de canciones no es demasiado amplio en principio, solamente 30, que tampoco llevan tanto tiempo superar. Dependerá de cada jugador, más bien, si decide obsesionarse con el medidor de puntos y decide intentar superar sus propios récords intentando completar una misma canción varias veces o aumentando la dificultad de forma exponencial.

También son discutibles las propias canciones en sí. No entraremos en juicios de valor en este asunto, ya que a cada jugador le gustará un tipo de música diferente, pero sí que es cierto que las composiciones de este 'Amplitude', todas compuestas para la ocasión por parte casi siempre de la propia Harmonix, chocan con lo que veíamos en el juego de PS2, con varias composiciones de varios artistas y grupos más famosos. Lo bueno en este sentido es que las canciones, creadas expresamente para el título, funcionan muy bien adaptándose perfectamente al tipo de juego, pero quizás se pierda una cierta personalidad por el camino.

Para el que se lo esté preguntando, aunque 'Amplitude' se desmarca un poco de esos otros juegos musicales que utilizan aparatos y no los propios mandos, sigue siendo una buena herramienta de entretenimiento social y, además, más barata. Podemos conectar los propios mandos de la consola para jugar con otros amigos, lo que multiplica la diversión y le aporta, sin duda, un plus a tener en cuenta para posibles compradores.

El 'Amplitude' de 2016 puede no ser el mismo que el de 2003, con un repertorio de canciones más discutible pero con la misma esencia de antaño. Si sabes a lo que te enfrentas y sabes seguir el ritmo adecuado, el juego puede ser adictivo puede ofrecerte varias horas de diversión. A tener en cuenta para los amantes de los juegos musicales que, como hemos dicho antes, están hartos de tener aparatos de más de por medio o que quieran algo que cumpla sin tener que gastar tanto dinero.

Es simple y sencillo, dependiendo del propio jugador si sacarle el máximo provecho o no. Aunque de por sí el número de canciones podía haber sido más amplio y no le hubiese venido del todo mal algún que otro modo de juego adicional, ya que al final todo se basa en repetir lo mismo una y otra vez. Pero esa, al final, es la esencia de 'Amplitude', cual ritmo incesante de una de sus canciones electrónicas.