El 20 de Diciembre 2015 | 10:07
Hace unas semanas, en este mismo espacio, os hablaba sobre la importancia de los "momentos" dentro del mundo de los videojuegos. Os exponía, entre otras cosas, mi relación con la franquicia 'Call of Duty' y cómo haber estado unos cuantos años alejado de ella me sirvió para que cogiera con muchas ganas la última entrega de la saga. Ese momento concreto me permitió disfrutar más de un juego que en otras circunstancias, quizás, no lo hubiera conseguido.
Hoy no os vengo a hablar de lo mismo, ni mucho menos, pero sí que quiero volver a comenzar hablando de esa importancia del tiempo dentro de la industria de los videojuegos, más que de los "momentos" en esta ocasión. Por fortuna o por desgracia, este medio todavía es joven, por lo que estamos viendo cómo crece delante de nuestros ojos. Puede que no nos demos cuenta día a día, como suele ocurrir con las personas o con vuestras mascotas (para que me entendáis mejor), pero su crecimiento es evidente. Todos los años suelen sorprendernos diversas obras que consiguen dar con una tecla novedosa, que no sabíamos ni siquiera que existía.
Por eso también es importante el tiempo en los videojuegos, porque no es lo mismo lo que nos produce una obra en estos mismos instantes que las que nos producirá en el futuro. Es algo lógico y natural, pero debe tenerse en cuenta llegado cierto punto, como el que hoy os quiero exponer. En este caso, voy a hablaros sobre 'Yakuza 5', un título de mundo abierto que ha llegado tres años más tarde a nuestros territorios de lo que lo hizo en Japón.
Es una espera larga, a la que además se suma que el título está disponible para PS3, una consola que ya muchos daban por olvidada a pesar de la buena guerra que ha dado durante años. Pero aún así, 'Yakuza 5' era un juego muy esperado ya que forma parte de una franquicia muy importante que en Japón, además, suele tener unas críticas tremendamente buenas.
Pero el juego que nosotros hemos recibido hoy, este 'Yakuza 5' que ha llegado tres años después, no es el mismo que el que pudieron disfrutar en Japón. El efecto que produce ya no puede ser parecido, porque hemos crecido nosotros y ha crecido el medio durante esta eterna espera.
Por eso el juego ya no es tan especial.