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Xbox One Vs Xbox One S: las diferencias entre modelos para decidir cuál comprar

COMPARATIVA

Xbox One Vs Xbox One S: las diferencias entre modelos para decidir cuál comprar

Por Sergio Mediavilla

El 25 de Noviembre 2016 | 17:42

La renovación de la tantas veces vapuleada Xbox One lleva ya varias semanas situándose en diversos mercados como el hardware más vendido pero, ¿que ofrece respecto a su hermana mayor?

Desde el pasado mes de agosto podemos encontrar en las tiendas Xbox One S, anunciada durante el E3 2016 por parte de Microsoft como la sustituta natural del modelo original de la que es su tercera plataforma de sobremesa pero, a diferencia de ésta, el inicio de la revisión, que esconde más de lo que puede verse a simple vista, ha sido del agrado del público, que no ha dudado en auparla como la plataforma más vendida en diversos mercados, como el australiano, durante sus primeras semanas de vida, algo que ha vuelto a repetirse en este tramo final de año.

Si nos remontamos al lanzamiento de Xbox One todos recordamos que uno de los elementos más comentados, sin hacer mención a la incorporación de Kinect como algo obligatorio en su concepto, era el gran tamaño de la plataforma, a pesar de que veníamos de consolas como PlayStation 3 y Xbox 360, que distaban mucho de lo compacta que resultaba Nintendo Wii o la más reciente Wii U.

Xbox One Vs Xbox One S

Otro de los comentarios más recurrentes era el diseño en sí mismo de la nueva plataforma, algo que sirvió como broma recurrente durante meses, comparándola con reproductores VHS de los 90 y diversos hardwares más habituales del pasado siglo que de este pero, como suele ser habitual, con la llegada del ecuador de generación los modelos se estilizan, algo a lo que Microsoft se sumó sin dudarlo desde su segunda generación, aunque en el caso de Xbox One todo ha ido un poco más allá del simple rediseño exterior, llegando a producirse cierta indecisión entre las características del primer modelo o la llegada de la versión más reducida, conviviendo ambas a día de hoy hasta la desaparición de todo el stock de la original.

Dimensiones y peso

Como hemos comentado una de las características más criticadas del modelo original era su tamaño, y parece que estos comentarios llegaron a oídos de Microsoft, que ha conseguido introducir todo el hardware de la plataforma reduciendo en un 40% el espacio físico para el mismo, incluyendo su fuente de alimentación, lo que en principio podría suponer un incremento en la temperatura de funcionamiento de la plataforma pero que, gracias al rediseño, mantiene su funcionamiento dentro de los niveles habituales. A continuación hacemos una pequeña comparación entre las dimensiones de uno y otro modelo.

Xbox One: 333 x 274 x 79 mm

Xbox One S: 295 x 230 x 63 mm

Esta reducción de tamaño trae consigo también una reducción de peso, pese a llevar incluida la fuente de alimentación, algo que no era posible en el modelo original. Con la fuente incluida la plataforma pasa de sus 3,2kg iniciales a los 2,9Kg con los que luce el modelo actual, una disminución del peso en términos generales no muy excesiva, pero debemos tener en cuenta lo ya mencionado respeccto a la fuente de alimentación, que en el primer diseño de la plataforma también contaba con un peso a tener en cuenta.

Xbox One Vs Xbox One S

Y, hablando de alimentación, un detalle que suele pasar desapercibido y que, sin embargo, nuestros bolsillos agradecerán a la hora de pagar la factura eléctrica. Este nuevo modelo cambia los 28nm de su procesador original por los 16nm del actual, lo que se traduce en un menor consumo y mejor rendimiento, concretamente el consumo desciende de los 100W aproximados a los 80W en su versión S, aunque no todo puede ser perfecto y deberemos pagar un mayor ruido si deseamos consumir menos.

Ninguna de las dos versiones se caracteriza por ser excesivamente silenciosa, pero el aumento es considerable. De los 42db que encontrábamos en la Xbox One como mínimo pasamos a los 47db mínimos de su versión reducida, llegando incluso a los 50db si empleamos algunas de sus características más llamativas, que pasaremos a comparar una vez que abandonemos la inspección con detalle de todo lo que esconde bajo la carcasa.

Mayor potencia

Y cuando decimos esto no nos referimos a que vayamos a tener juegos con mayor carga gráfica que en el modelo actual, de hecho, si nos centramos sólo en este aspecto quizás nos llevemos una pequeña decepción con este modelo.

Con el salto a una plataforma más reducida, junto al procesador, también se han llevado a cabo ciertos cambios en el corazón de la consola, pasando de una velocidad de reloj de 850Mhz en el modelo original a los 900Mhz del modelo S, así como un incremento de ESRAM de 204Gb/s a 219Gb/s. Todos estos cambios están pensados principalmente para que la plataforma sea capaz de gestionar con soltura la reproducción de títulos con HDR, una de las cifras que más estamos escuchando en los últimos meses, y contenido en 4K.

Sobre las referencias a contenido 4K no habrá que hacer mucha explicación, aunque entraremos en ello con algo más de detalle justo en un momento, pero sobre las siglas HDR y lo que se esconde tras ella sí es probable que debamos hacer un pequeño parón para explicar que es y donde podemos sacarle el máximo partido.

Estas siglas provienen del inglés y hacen referencia a High Dinamic Range, o lo que es lo mismo, alto rango dinámico. Esto quiere decir que la consola, como pasa con esta tecnología en la fotografía o el cine, es capaz de gestionar una mayor variación de grises entre el blanco puro y el negro puro, lo que permite obtener ciertos detalles y gamas que antes no podían llegar a apreciarse.

Esta es la gran novedad de Xbox One S frente a la Xbox One original en cuanto a videojuegos se refiere y de nada nos servirá si reproducimos el contenido en una televisión que no acepte contenido HDR. Aquí tenemos la primera gran diferencia que nos podría hacer comprar un modelo u otro. ¿Tenemos o vamos a adquirir próximamente una televisión compatible con HDR?

Xbox One Vs Xbox One S

La otra gran novedad nos llega con la mencionada reproducción de contenido 4K. Por el momento nos debemos olvidar de disfrutar de juegos a dicha resolución, eso parece quedar reservado para la próxima Project Scorpio. Aquí lo que sí podremos hacer es reproducir contenido audiovisual en dicha resolución, como los Bluray preparados para la misma o los streamings de Netflix.

Y volvemos al mismo punto de partida que tenemos con el HDR. De nada nos servirá tener un dispositivo que reproduzca 4K si no tenemos una plataforma donde visionarlo, bien sea una televisión, un monitor o un proyector que acepte esta resolución, así como un cable HDMI que soporte la transmisión de este contenido, es decir, mínimo, deberemos contar con un HDMI 1.4 o superior, y hablando siempre de contenido audiovisual, que es lo que nos podemos encontrar en Xbox One S.

A modo de esquema podemos detallar las diferencias entre versiones de la siguiente forma:

Xbox One S: HDR, contenido audiovisual 4K. Mayor velocidad de reloj e incremento de ESRAM para gestionar con soltura estas tecnologías. Menor consumo eléctrico. Ruido mayor. Necesidad de plataforma compatible con HDR o 4K.

Xbox One: Sin HDR. Sin contenidos 4K. Menor ruido. Mayor tamaño.

Cambios internos con reflejos externos

Todos estos cambios internos también se han visto reflejados en el diseño externo de la plataforma más allá de su reducción de tamaño. Lo primero que encontramos como elemento diferenciador una vez acostumbrados al nuevo tamaño es su color de base, que pasa del negro al blanco con tonos grises, así como una mayor presencia de superficies de ventilación y la posibilidad de situar a Xbox One S en formato vertical.

En cuanto a conexionado ambas mantienen las mismas características, incluyendo el puerto para el casi desaparecido Kinect y el HDMI IN para conectar dispositivos de reproducción y gestionarlo a través del interfaz de la consola, un mando a distancia o el propio controlador, que también sufre un pequeño rediseño que hace las delicias de aquellos que sean poco hábiles con las manos.

Xbox One S VS Xbox One

Concretamente el nuevo controlador incorpora funciones Bluetooth, lo que permite una compatibilidad mucho más eficaz con los PC, un mayor rango de alcance en sus emisores y el añadido de textura en la parte trase de los dos salientes para facilitar un mejor agarre a las manos. A ello debemos sumar la presencia de botones físicos en la consola, dejando atrás la opción táctil que tanto se había impuesto en los últimos años y, aunque lo dejamos para lo último, no es menos importante, su capacidad de almacenamiento y precio.

En la actualidad podemos encontrar modelos Xbox One S con discos duros que varián desde los 500Gb hasta los 2Tb, teniendo el de menor capacidad un precio que oscila entre los 299€ mientras que el de mayor capacidad ronda los 400€.

Si nos vamos al modelo original podemos encontrar diversos packs con títulos, incluyendo 1Tb como capacidad de su disco duro, sobre los 270€ hasta finalizar las existencias ya que, como decíamos al comienzo, Xbox One S se irá quedando con el mercado de la plataforma a medida que se acaben las unidades que aún se mantengan en stock.

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